PUBLICIDAD

Opinión

Derechos humanos más allá de las elecciones

Estamos a veinticinco días de la fecha que marcará el rumbo de nuestras vidas; decirlo así es muy diferente a decir que marcará el rumbo del país, sin embargo, esta es la realidad

Elvira Maycotte
Escritora

miércoles, 12 mayo 2021 | 06:00

PUBLICIDAD

Estamos a veinticinco días de la fecha que marcará el rumbo de nuestras vidas; decirlo así es muy diferente a decir que marcará el rumbo del país, sin embargo, esta es la realidad: cuando referimos que algo afectará al país se siente demasiado lejano e impersonal, pero cuando nos dicen que van a interferir en nuestras vidas ¡entonces sí que nos interesamos! Pues, ciertamente, en estos días la política nos está -y estará- trastocando más cerquita que nunca.

Poco estamos acostumbrados a relacionar a la política con la vida cotidiana y no hay nada más errado que asumirlo así. Es desde la política que se define nuestra cotidianidad. Algo similar pasa con los derechos humanos que, dicho sea de paso, son universales, e inherentes a toda persona; pensamos que solo se ven afectados aquellos que se encuentran en condiciones excepcionales en las cuales, pensamos, nunca estaremos, y tampoco es así. Un día, como cualquier otro, podemos estar involucrados en alguna situación que vulnere nuestros derechos.

Pero ¿qué sentido tiene hablar ahora de un proceso electoral y de derechos humanos? Pues, mucho, porque en ese proceso está en juego el respeto de mis y tus derechos humanos en los años venideros toda vez que es el gobierno, en todos sus niveles, quien garantiza su ejercicio en un marco de libertad.

En ese sentido ¿seguiremos permitiendo que eternos y lejanos desconocidos que dicen representarnos, continúen “trabajando para nosotros” y sigamos con tales carencias que, en la cotidianidad de los juarenses, las gestiones por parte de su figura y atribuciones políticas no tengan impacto evidente alguno? 

Porque más allá de la solución a los baches, del arreglo de la entrada a Ciudad Juárez, embellecimiento de las calles y hasta el cabal funcionamiento del alumbrado público, causas que justamente deben ser atendidos siempre y no ser rebajadas a eventuales banderas de candidaturas, existen problemáticas de mayor complejidad que por exigir mayor compromiso no siempre se enfatiza en ellas. Si acaso nos dicen el qué, difícilmente dicen el cómo.

¿Quién de los candidatos tiene la posibilidad de respetar y conoce cómo llevarnos a ejercer nuestros derechos humanos? ¿Quién puede garantizar que tendremos niveles siquiera aceptables de nivel de vida para las familias, respeto y defensa de la vida desde su inicio hasta su término, educación no solo en cobertura, sino también de calidad? ¿Y los servicios sociales necesarios? 

¿Quién no solo propone sino que es capaz de establecer las políticas y estructuras públicas pertinentes para la diversificación económica de forma tal que se procuren salarios justos, la equidad social y atención a grupos vulnerables? ¿Cómo se podrá atender a las personas con discapacidad? ¿Y los trabajos -que no dádivas- para mejorar niveles de alimentación y vestido de la población, especialmente a los niños? Guarderías y cuidados al adulto mayor, seguridad de la integridad física y patrimonial, acceso a la cultura y ciudad accesible, cuidado de las mujeres en condiciones de violencia y de la que trabaja, el derecho a un ambiente saludable libre de contaminación.

Para todos aquellos que aspiran a un puesto público estos son los problemas a atender y todos se relacionan con los derechos humanos: Los ciudadanos identificamos a la inseguridad como el principal problema a nivel vecinal, la insuficiencia de capacidad y cobertura de equipamiento urbano, acoso a mujeres y niños, falta de accesibilidad a bienes y servicios de la ciudad y centralidades urbanas no consolidadas. A nivel ciudad la inseguridad vuelve a ser un problema generalizado, principalmente en la zona periurbana, la dispersión urbana, la movilidad intraurbana y el sistema de transporte obsoleto e ineficiente así como la segregación socioespacial, exclusión y marginación de grupos vulnerables, entre ellos las etnias.

A nivel municipal la inseguridad vuelve a ser el principal problema para atender tanto en la cabecera como en los asentamientos rurales, la falta de continuidad en planes y programas por los cambios de administración municipal, el déficit en capacidad y cobertura de equipamientos y servicios públicos, el abasto de agua, la mitigación y adaptación al cambio climático y el control y en su caso regularización de asentamientos irregulares ilegales y en zonas de riesgo.

Busque a quien hable de estos problemas y cabe recordar a quienes aspiran a la alcaldía que el municipio no es sólo Ciudad Juárez; el municipio abarca toda una región con más de cien asentamientos que requieren, mucho, de su atención, más que pavimentación.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search