Opinión

Del mas allá al más acá

Creo firmemente en que los problemas bien encaminados y conceptualizados deben de encontrar una alternativa para ser...

Carlos Irigoyen/
Analista

viernes, 24 mayo 2019 | 06:00

Creo firmemente en que los problemas bien encaminados y conceptualizados deben de encontrar una alternativa para ser solucionados la simplicidad más allá de los garigoleados egos que se debaten por ser el padre de las soluciones, al final se puede encontrar un camino.

Esta ocasión, la ciudad se está convirtiendo en un galimatías con muchos rastros de problemas no resueltos y condiciones muy precarias de vida. El movimiento migratorio que se ha dejado sentir en nuestra ciudad ha ahogado literalmente el flujo natural de la zona fronteriza, el comercio de ambos lados está supeditado al humor con el que amanece el presidente norteamericano que unas veces amenaza con cerrar los puentes o disminuir el número de personal, lanza estruendosos vituperios contra el gobierno mexicano que poco o nada hace por contestar los recados cargados de resentimiento del lado norteamericanos mientras tanto de Centroamérica se siguen moviendo muchas personas en búsqueda de llegar a las ciudades fronterizas para ver que se puede hacer. Esto incluye lo que ha sido reportado como tráfico de menores al “turnarse” a menores de edad como hijos y aspirar de forma humanitaria una pelea de plaza de asilo en suelo norteamericano.

Esto ha dado algunos apuntes sumamente trágicos al ya de por sí complejo tejido social de nuestra frontera. Es de esperar que algún ciudadano que no tenga un buen historial en su propio país vea con muy pocas y buenas intenciones mejorar su conducta en nuestra frontera.

Foros van, foros vienen. Comitivas van a la CDMX en busca de soluciones al reto que representa el aumento poblacional, la lentitud en los tramites comerciales, la dilación a cualquier hora para ir a El Paso a pie o en carro, lograr hacer que vengan a divertirse o a comer a los vecinos del norte es cosa seria, ni que el dólar está a casi 20 pesos por uno y por ende pueden comprar más, los convence de venir a desperdiciar hasta 4 horas al momento de intentar regresar a la vecina ciudad.

Y lo peor, no se ve en el horizonte una solución a tan compleja trama; mientras las posturas del Gobierno americano sean de “auténtico berrinche novicio” y el gobierno mexicano se limite a una tibia respuesta de “respeto”, no habrá cambios en la dinámica trasfronteriza. Lo grotesco son las comunidades de otros lugares que se están quedando a radicaren la frontera; no son personas consideradas “non gratas”, son una población cuyo apoyo está siendo nulificado por la cantidad de personas que se están desplazando, el trasfondo ha sido una crisis humanitaria que hace poco eco en la capital de la república, el Estado hace lo que puede y el Municipio trabaja este asunto como si quisiera arar la hectárea utilizando un tenedor.

Pensemos que en algún momento nuestra población se incremente en un 2.5 por ciento, es decir; que le demos la oportunidad a aproximadamente 30 mil personas de quedarse en la ciudad. ¿De dónde sacaremos los recursos para expandir o reordenar la ciudad? ¿Dónde estarán las inversiones que quieran venir a establecerse y poder darle trabajo bien remunerado al incremento poblacional? No hay una política federal de asistencialismo, hay una política de clientelismo y simpatías electoral, con promesas de recursos acorde a lo que puede aportar en términos de conveniencia de satisfacción grupal con una forma de gobierno.

Y mientras tanto, los que ya estamos desde hace mucho en la frontera, ¿qué esperanza tenemos de que esta situación se pueda normalizar y esperar que haya una correcta salida a tan complejo reto?

O quizá como buenos juarenses, resilientes y echados para adelante habrá que acostumbrarse a la nueva realidad de la gran cantidad de migrantes de todos los continentes que están llegando, y sí; sin un incremento en los recursos para atender la emergencia.

Las nuevas generaciones tienen un gran reto cultural que atender, los gobiernos tendrán también nuevas prioridades en lo social; el tema de la violencia mientras sigan los esquemas de un tejido social roto seguirá siendo la principal nota. Los modelos educativos enfrentarán una necesidad de darles oportunidad a nuevas formas de pensar y de hacer. Y para rematar, nuestra ciudad tendrá que ver de nueva cuenta como reinventarse y madurar como un centro migratorio, las políticas públicas tendrán que modificarse para poder darles cabida a todas aquellas personas que en su lugar de origen desafortunadamente no tuvieron la oportunidad de desarrollarse en lo personal y profesional.

La duda entonces asalta, ¿es Ciudad Juárez una región que puede tolerar por su infraestructura social, económica, política, sanitaria, educativa, comercial una nueva oleada de migrantes que quizá se queden a vivir en nuestra región?

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