PUBLICIDAD

Opinión

De políticas y cosas peores | El aire es bien común. Respirarlo no debe ser un riesgo

Sé bien que la refinería de Cadereyta es fuente de trabajo para muchos, pero no ignoro que sus nocivas emanaciones ponen en riesgo la salud de millones de habitantes de las comunidades vecinas, sobre todo de la Ciudad de Monterrey

Armando Fuentes Aguirre
Escritor

miércoles, 22 marzo 2023 | 06:00

PUBLICIDAD

Ciudad de México.- El viajero frecuente, de regreso en su casa, envió a su pequeño hijo a la cama, pues quería gozar la intimidad con su esposa. Le dijo al niño: "Duérmete, porque no tarda en venir Juan Pestaña". "¡Éjele! -se burló el chiquillo-. ¡Ése nomás viene cuando tú no estás!". Me pregunto si la palabra hablada está en vías de extinción, y si algún día la gente quedará muda, silenciosa, y se comunicará sólo por medio de vibraciones cerebrales o del éter. Lo digo porque muchas manifestaciones orales -abstracción hecha de las que al erotismo atañen- no existen ya, siendo que en otro tiempo estuvieron muy de moda y gozaron de prestigio y consideración. Los oradores, por ejemplo, desaparecieron para bien de la humanidad doliente. Cuando joven tuve la desgracia de ganar algunos concursos de oratoria, y es fecha que no me curo de ese mal. Lo mismo puedo decir de la declamación, que es tan declamatoria. Me apena, sí, que se haya perdido casi la conversación, galano arte en el cual descollaron insignes mexicanos como don Victoriano Salado Álvarez, don Alfonso Reyes o Salvador Novo, y que practica aún con señorío y elegancia mi admirado amigo don Genaro Leal. He visto en una mesa de café a los cuatro comensales con sus respectivos mentones clavados en el pecho y los ojos hundidos en uno de esos artefactos electrónicos que, se ha dicho, acercan a los que están lejos y alejan a los que están cerca. Los poetas usan las palabras para revelarnos la verdad; los malos políticos las emplean para esconderla o deformarla. Hay, claro, poetas que inficionan su poesía con política, a la manera de Neruda, que muchas veces perpetró panfletos en vez de escribir poemas. Tiene uno, sin embargo, donde convoca bellamente a la revolución social. Se llama "Oda al aire". Lo conocí dicho con fuerza de proclama por un extraordinario recitador argentino, Mauricio Sol, amigo mío que fue, cuya voz suena ahora en You Tube. En esos versos Neruda habla con el aire y le dice que no se deje encadenar; que no permita que lo vendan como la luz y el agua. Algo se le olvidó pedirle: que no admitiera que la ambición o la inconsciencia de los hombres lo ensuciaran hasta el punto de volverlo peligroso, y aun irrespirable. Sé bien que la refinería de Cadereyta es fuente de trabajo para muchos, pero no ignoro que sus nocivas emanaciones ponen en riesgo la salud de millones de habitantes de las comunidades vecinas, sobre todo de la Ciudad de Monterrey y municipios conurbados. La verdad es que refinerías como ésa son ya entes obsoletos y perjudiciales, igual que lo fueron en otro tiempo las ladrilleras que usaban llantas como combustible para sus hornos. El aire es bien común. Respirarlo no debe ser un riesgo. El hecho de que haya otras fuentes de contaminación -los vehículos de motor; algunas fábricas; las pedreras- no es en modo alguno justificación para que esas refinerías sigan haciendo que la gente enferme. Según la tradición el diablo huele a azufre. Una nube amarillenta lanzó recientemente al aire aquella refinería, la de Cadereyta, cuyo funcionamiento al parecer está por encima de toda autoridad encargada de cuidar el medio ambiente. Sea el aire para los poetas, y para que la gente lo respire sin peligro, y no vehículo de contaminación para empresas a cuyo anacronismo ha de sumarse su alto costo y su evidente ineficiencia. Al bailar el tango el hombre bajó la mano hasta ponerla en una de las turgentes pompas de la dama. Le pidió ella con enojo: "Quite la mano de ahí". El tipo pasó su mano a la otra pompa al tiempo que preguntó, solícito y cortés: "¿Qué ésta la traes inyectadita?". FIN.

    MIRADOR

        Por Armando FUENTES AGUIRRE.

    ¿Por qué se le ocurrió morirse a René Gil?

    Muchas ocurrencias le celebré. Ésta no se la celebro, porque con ella nos dejó vacíos de su ingenio, de su gracia, y sobre todo de su enorme calidad de actor.

    Saltillo lamentó su pérdida, pero René es patrimonio de Ramos Arizpe, lo mismo que la parroquia de San Nicolás Tolentino, el barrio de Guanajuato, las legendarias cantinas "El Casinito" y "La Roca" y los antiguos Laboratorios Pharmakón. 

    ¿Para qué se moría René Gil si siempre vivió como le dio la gana? Su vida fue el teatro, y de su vida hizo una obra teatral. A todos nos regalaba su alegría; las tristezas las guardó siempre para sí. Muchos personajes representó en escena, pero el mejor personaje que representó fue él mismo. Su mejor papel fue su biografía.

    Alguna vez lo encontraré -alguna vez todos nos encontraremos- y le haré la pregunta que pregunté al principio:

    -¿Por qué se te ocurrió morirte?

    Seguramente me responderá:

    -¿Y qué querías que hiciera, chito de mi vida? Oí la tercera llamada. Tenía que presentarme.

    ¡Hasta mañana!... 

MANGANITAS

Por AFA.

". Trump podría ir a la cárcel.".

      Hay un riesgo, a mi entender.

    Si lo ponen en prisión,

    con su presencia el bribón

    la puede echar a perder.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search