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Opinión

De política y cosas peores | Rompecabezas

'Mi mujer es muy fría en el acto del amor'. Eso le contó don Carmelino a su compadre Pitorreal

Armando Fuentes
Escritor

jueves, 28 mayo 2020 | 06:00

Ciudad de México .-"Mi mujer es muy fría en el acto del amor". Eso le contó don Carmelino a su compadre Pitorreal. Dijo éste: "Igual era mi esposa, pero descubrí que cantándole al oído la romanza italiana 'Mattinata' entraba de inmediato en ardimiento, tanto que me brindaba inéditos placeres y deliquios nunca antes conocidos". Esa misma noche don Carmelino puso en práctica la idea. Apagó la luz y empezó a musitarle en la oreja a su mujer: "L'aurora di bianco vestita.". Lo interrumpió la señora: "El compadre la canta mejor". El paciente del doctor Duerf le dijo al célebre analista: "Gracias por haberme curado mi problema de doble personalidad,  doctor. Ahora nos sentimos mucho mejor". En el departamento de Babalucas la hermosa chica le pidió con acento arrebatado: "¡Quiero que me hagas sentir mujer!". "Cómo no -respondió el pavitonto-. ¿Me planchas esta camisa?". Uno de los hobbies preferidos de mi familia han sido siempre los rompecabezas, entretenimiento para el cual hay que tener vista de águila y paciencia de benedictino. Los armaron mis padres, los armé yo con mi esposa y mis hijos y los arman ahora nuestros nietos. Mi querido tío Refugio se levantaba de la mesa apenas terminada la comida. "Me perdonan -se disculpaba-. Tengo mucho trabajo". Y se iba a seguir haciendo el rompecabezas que había comenzado. En las paredes de nuestra cabaña cuelgan algunos de esos rompecabezas. Hay unos que representan las cuatro estaciones del año; otro muestra a una niñita de 3 ó 4 años en un granero, rodeada de pollitos y viendo con mirada de interrogación un huevo de gallina. El único que no he podido colgar es uno de mil 500 piezas que armé yo solo, sin ayuda de nadie, una reproducción de la Maja Desnuda de Goya. Muchos de nuestros rompecabezas los compramos en Walmart, de Port Isabel, cuando todavía iba yo a la Isla del Padre antes de que jurara no pisar suelo americano mientras esté en la Casa Blanca ese patán llamado Trump, presidente de los Estados Unidos y a veces también de México. Todo esto viene a cuento por el pago que hizo esa cadena de excelentes tiendas del adeudo que tenía con el fisco mexicano. Desde luego la cantidad pagada por ese coloso comercial equivale a quitarle un pelo a un buey, como dice la expresión popular, pero eso no amengua el reconocimiento a Walmart por mostrar respeto a las leyes mexicanas. Igual aplauso merece el presidente López Obrador, pues hasta donde se advierte ha suprimido las condonaciones o reducciones de impuestos, antiguo uso que daba lugar a toda suerte de transas y corrupciones. En medio del rompecabezas que es la vida pública del país en este régimen, he ahí una buena noticia que no debe pasar inadvertida. Don Hamponio, el narco de la esquina, llevó a su esposa a cenar en "El Taco T", restorán de ambiente mexicano. Un mariachi se acercó a la mesa y le dijo a la señora: "¿Nos permite tocarle 'La rondalla'?". Don Hamponio se puso en pie, violento, y le dijo al del tololoche: "¡Ustedes que le tocan eso y yo que los mando al otro mundo!". (Nota: Quién sabe qué pensaría ese señor al oír lo de la rondalla. El mariachi se refería a la bella canción llamada así: "La rondalla", obra del inspirado compositor aguascalentense Alfonso Esparza Oteo, autor también de "Albur de amor", "Te he de querer", "Estrellita marinera", "Dime que sí", "Pajarillo barranqueño", "No vuelvo a amar" y otras bellas composiciones de nuestra música popular). Don Jorrino le comentó, desolado, a su mujer: "El doctor me dijo que soy estéril de nacimiento". "Bueno -replicó ella-. Al menos alcanzaste a tener ocho hijos antes de que te diagnosticaran el problema". FIN.

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