Opinión

De política y cosas peores | Peor es chile y agua lejos

Pompafina fue al parque a pasear a su perrita poodle

Armando Fuentes
Escritor

sábado, 17 agosto 2019 | 06:00

Ciudad de México.- Pompafina fue al parque a pasear a su perrita poodle. Ahí encontró a Libidiano, que también andaba con su perro. En otro tiempo ella y él habían tenido amores pasionales, y decidieron recordarlos aprovechando la cómplice protección de unos arbustos. Los caniches no pudieron menos que contemplar la ardiente coición de sus amos. La perrita, confusa, no sabía qué hacer: "No te apenes -la tranquilizó el perrito-. Lo único que hacen es obedecer su instinto". Empédocles y Astatrasio, ebrios de profesión, se hallaban en la cantina, como siempre. Ese día les dio por hablar de sus respectivas vidas. Astatrasio le preguntó a Empédocles: "¿Por qué nunca te casaste?". El otro suspiró. "Tuve una novia -dijo-. Cuando yo estaba borracho ella no quería casarse conmigo, y cuando estaba sobrio yo no me quería casar con ella". Dulcibella despidió en la puerta de su casa al inexperto y tímido galán. Le dijo: "Gracias, Inepcio, por los dos besos que me diste". "¿Dos? -se sorprendió él-. Fue uno solamente". "No -reiteró ella-. Fueron dos: el primero y el último". La curvilínea chica presentó en la ventanilla de banco un cheque para cobro. Le preguntó el cajero: "¿Tiene usted alguna identificación?". "Sí, -respondió ella-. Un tatuaje en forma de corazón arriba de la pompa izquierda"... El asesor en eficiencia laboral y ahorro de tiempo mostró sus técnicas ante un público formado por jefes de producción de varias fábricas. Al terminar les dijo: "Una cosa les aconsejo: no traten de aplicar estas técnicas en su casa". "¿Por qué?" -preguntó uno. Explicó el experto: "Durante varios meses estuve observando la rutina que seguía mi esposa al preparar el desayuno. Me di cuenta de que hacía muchos viajes al refrigerador, a la despensa, a los gabinetes de la cocina, y traía siempre una sola cosa. Un día le dije: '¿Por qué no traes varias cosas a la vez?'. Desperdicias mucho tiempo; eres poco eficiente; no sabes hacer bien lo que haces". Preguntó otro del público: "Y eso ¿sirvió para ahorrar tiempo?". "Claro que sí -aseguró el conferencista-. Antes mi esposa tardaba 20 minutos en hacer el desayuno. Ahora yo me lo preparo en 10". La distribución de la "Cartilla moral" de Alfonso Reyes por el Gobierno de la República -y por los ministros evangélicos- es prueba de la indiscutible actitud ética del presidente López Obrador. Loable, en efecto, es su preocupación por mejorar la conducta de las generaciones nuevas. Sin embargo no faltarán escépticos que duden de la eficacia de esa medida. Aunque se les haga leer el dicho texto será difícil que los escolares sigan sus dictados. La educación moral se imparte básicamente en el hogar, y las exigencias del mundo moderno han hecho que en muchos hogares esa educación haya dejado de impartirse. En fin, como dicen en el rancho: peor es chile y agua lejos.Un hombre llegó al bar del hotel y hablando dificultosamente le pidió al cantinero: "Da-da-dame u-un te-te-tequila, por fa-favor". El cantinero, compasivo como casi todos los de su oficio, le dijo: "Veo que sufre usted de tartamudez, señor". "S-s-sí -respondió el otro-. De-de-desde ni-niño. Y na-nada me ha po-podido cu-curar". "Yo también fui tartamudo -le contó el cantinero-. Pero un día puse mi cabeza entre los muslos de mi esposa y eso me curó". El hombre prometió seguir el consejo. Una semana después regresó. "Da-da-me u-un te-te-tequila, por fa-vor" -tartajeó como la vez pasada. Le dijo el cantinero: "Veo que sigue usted tartamudeando, señor -comentó el cantinero-. ¿No siguió la receta que le di?". "La-la se-seguí -responde el tartamudo-, pe-pero no-no dio re-resultado. De cua-cualquier mo-modo da-dale las gra-gracias a tu es-esposa"... FIN.

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