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Opinión

De política y cosas peores | Lo güevón nunca se quita

La buena señora tenía tres hijas: Lila, Lola y Lula. Un año de edad separaba a cada una de la otra, pues su madre las había tenido en rápida sucesión

Armando Fuentes
Escritor

domingo, 03 julio 2022 | 06:00

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Ciudad de México.- Hombre de cuentos soy, y no de cuentas. De éstas se encarga mi señora, y desde que nos casamos lo ha hecho con tal tino y sapiencia que no debemos nada a nadie y tenemos un decoroso pasar que nos permite vivir sin lujos pero sin estrecheces. Ni envidiados ni envidiosos, como dijo el clásico. A mí los cuentos me siguen igual que sombra al cuerpo. Los hallo en todas partes, o ellos me encuentran a mí. Puedo decir sin pena que toda mi vida he vivido del cuento, y que con cuentos he procurado dar alegría a mi prójimo. Quiero pensar que algo he logrado a ese respecto, pues numerosos mensajes me llegan de lectores que me agradecen la sonrisa con el café de la mañana. No sé si lo que voy a relatar ahora es cuento que parece historia o historia que parece cuento  Tiene visos lo mismo de fantasía que de realidad. La narración la hizo en mesa de grata convivencia un talentoso y apreciado amigo cuyo nombre no pongo por no tener su autorización para ello. Desde luego no contaré el suceso -imaginario o verdadero- con la gracia con que él lo relató, pero de cualquier modo he aquí la historia... Doña Savia era señora viuda. Estaba disfrutando los 10 años de viudedad -mínimamente- a que toda mujer casada tiene legítimo derecho. Los maridos, la verdad sea dicha, somos por lo regular muy neciecitos, sobre todo cuando los años se nos cargan, y por eso nuestras esposas deben gozar ese descanso sin el estorbo ya del viejo. Tendría que haber una ley que nos obligara a los señores a tomar el camión al otro mundo en tiempo tal que permitiera a nuestras sufridas consortes reponerse de las muchas fatigas e incontables molestias que  les causamos a lo largo de los años que duró nuestra unión, sobre todo si su duración fue larga. Doña Savia, a más de viuda, era mujer prudente. Casi siempre va una cosa con la otra. Su conocimiento de la vida era muy grande, y los consejos que daba -sólo si se los pedían- se basaban en la experiencia y la razón. La buena señora tenía tres hijas: Lila, Lola y Lula.  Un año de edad separaba a cada una de la otra, pues su madre las había tenido en rápida sucesión. Todas estaban casadas y vivían en la misma ciudad. Una noche Lila se presentó en la casa de su madre y le dijo que venía a vivir con ella. Se iba a divorciar, pues su marido le había salido muy borracho. "Nada de que mi hija se viene a vivir conmigo -la rechazó doña Savia-. Lo borracho se quita. Váyase usted a su casa; lleve a su esposo a Alcohólicos Anónimos y conserve su matrimonio". Reconoció Lila que su mamá tenía razón y regresó al domicilio conyugal. Pasaron unas semanas, y ahora fue Lola quien llegó a la casa de su madre. "Vengo a vivir con usted, mamá -le anunció-. Mi marido me salió muy mujeriego".  Otra vez doña Savia le negó asilo a la hija. "Nada de que se viene usté a vivir conmigo. Lo mujeriego se quita. Conquiste nuevamente a su marido; ejercite con él sus artes de mujer; sedúzcalo con habilidades y destrezas en la cama. Haga, en fin, que ninguna hembra le guste a su hombre más que usted. Pero conmigo no viene a vivir. Regrésese a su casa y conserve su matrimonio". Supo Lola que su madre estaba en lo cierto y volvió al lado de su esposo. Pasó un tiempo y he aquí que Lula acudió a la casa materna. Le dijo a su madre que venía a vivir con ella, pues iba a pedir el divorcio. Le preguntó doña Savia: "¿Por qué quiere divorciarse mi hija?". Respondió Lula: "Porque mi marido es muy güevón". "¡Bienvenida sea mi hija a la casa de su madre! -le dijo doña Savia a Lula al tiempo que la estrechaba amorosamente entre sus brazos-. ¡Divórciese y véngase a vivir conmigo! ¡Lo güevón nunca se quita!". FIN.  

    MIRADOR

        Por Armando FUENTES AGUIRRE.

        Historias de la creación del mundo

    Noé descubrió el vino.

    Es el mejor descubrimiento que en el mundo se ha hecho.

    Es el peor descubrimiento que en el mundo se ha hecho.

    Todo depende de quién se tome el vino, y cómo.

    El Señor siempre ha sentido curiosidad por ver las cosas que hace el hombre.

    Fue entonces y probó lo que Noé había hecho.

    Debo decir que le gustó. El buen vino tiene dentro de sí el espíritu de Dios. Se tomó una copa y dijo:

    -¡Caramba! ¡Si al principio de la creación me hubiera tomado un par de éstas, el mundo me habría salido mejor y más feliz!

    ¡Hasta mañana!...

MANGANITAS

Por AFA.

". AMLO inauguró la refinería Dos Bocas.".

     Ceremonia simulada,

    de plano lo digo yo.

    La refinería se abrió,

    y aún no refina nada.

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