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Opinión

De política y cosas peores | Cada día es más difícil encontrar marido

El cuento que sigue puede ser tildado con razón de absurdo y cruel, ambas cosas al mismo tiempo

Armando Fuentes / Escritor

domingo, 26 marzo 2023 | 06:00

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Ciudad de México– “¿Me amas?”, le preguntó don Cucurulo a su mujer. Respondió ella: “Sí”. Le preguntó de nuevo: “¿Me extrañas cuando voy de viaje?”. Contestó la esposa “Sí”. Quiso saber él: “¿Te preocupas si me enfermo?”. Y ella: “Sí”. Volvió a inquirir don Cucurulo: “¿Me eres fiel?”. “¡Ay, Cucú! –exclamó en este punto la señora–. ¡Cómo te has vuelto preguntón!”. El cuento que sigue puede ser tildado con razón de absurdo y cruel, ambas cosas al mismo tiempo. Los escoceses, ya se sabe, tienen fama de ser excesivamente ahorrativos. Un escocés cenaba con su esposa en restorán. De pronto el enorme y pesado candil se desprendió del techo y cayó sobre la señora. De inmediato el escocés llamó al mesero y le pidió: “Cuentas separadas, por favor”. El joven Picio era muy feo. Al decirlo quizá falto a la caridad cristiana, pero no a la verdad. Le propuso matrimonio a Loretela, que había visto pasar ya su abril y mayo. “Está bien –aceptó ella–. Al fin y al cabo te vas a pasar la mayor parte del tiempo en el trabajo, y en la noche lo hacemos con la luz apagada”. La linda Susiflor le comentó a su amiga Rosibel: “Cada día es más difícil encontrar marido”. “Es cierto –confirmó Rosibel–. Sus esposas los cuidan demasiado”. En el departamento de ropa para caballero el vendedor le mostró un traje a don Chinguetas. El tal traje era color morado con rayas verdes, cafés y anaranjadas. “¡Qué combinación! –exclamó al verlo don Chinguetas–. Si me pusiera este traje mi mujer se negaría a salir conmigo. ¡Me lo llevo!”. La señorita Himenia invitó a merendar en su casa a don Plasmodio, maestro de Ciencias Naturales en la secundaria de la localidad. Le sirvió una rebanada de pastel de chocolate –“Lo compré con mis propias manos”, le dijo orgullosa– y le ofreció un té de hojas de naranjo. El invitado llevó la conversación por el rumbo de su especialidad. Le dijo a su anfitriona: “Un elevado porcentaje del cuerpo humano es agua”. La señorita Himenia se inclinó hacia él y le preguntó con sonrisa sugestiva: “¿Y no tiene usted sed?”. Recientemente Putin visitó Pionyang, capital de Corea del Norte. El líder Kim Jong-il le mostró una extraña construcción en forma de enorme gusano de yeso color rojo, de 30 metros de alto, que salía del techo de una construcción oval y terminaba en una como boca de corneta. Le comentó: “En realidad no sirve para nada, pero tenemos muy intrigados a los americanos”. Doña Macalota, hecha una furia, le pidió al fotógrafo: “¡Retire usted inmediatamente mi foto de su aparador!”. “¿Por qué, señora? –se azaró el artista–. Salió usted muy bien en el retrato”. “Sí –admitió doña Macalota–. Pero el letrero junto a mi fotografía dice: ‘Cómo ésta, 150 pesos la docena’”. El jefe del burócrata le dijo: “El empleado que ingresó la semana pasada está haciendo el doble de trabajo que usted”. Explicó el tipo: “Es que es nuevo, jefe, pero en poco tiempo se va a componer”. Don Poseidón entró en la sala donde estaba Glafira, su hija, con el novio, y se indignó sobremanera al ver que el galancete la hacía objeto de caricias más que ardientes. “¿Qué hace usted, majadero, bribón, desvergonzado? –le gritó en paroxismo de ira–. ¡Retire inmediatamente las manos de donde las tiene puestas!”. “Pero, señor –adujo el galancete–. Usted me dijo que tratara a su hija con mucho tacto”. El doctor Ken Hosanna examinó a su paciente, que se veía agotado, abatido, feble, laso. En el curso del interrogatorio clínico se enteró de que el hombre hacía el amor los siete días de la semana. “Es demasiado –le indicó–. Por lo menos descanse el domingo”. “Imposible, doctor –opuso el tipo–. Es el día que lo hago con mi esposa”. FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

El Señor hizo los cielos y la tierra.

Hizo el Sol.

Hizo la Luna.

Hizo las estrellas.

Hizo los astros que giran en la infinitud del universo.

Hizo la tierra.

Hizo el mar.

Hizo todas las criaturas que colman la redondez del mundo.

Pasó el tiempo, y Noé hizo el vino.

–¡Caramba! –exclamó consternado el Señor–. ¡Cómo no se me ocurrió a mí!

    ¡Hasta mañana!... 

MANGANITAS

Por AFA.

“. Un gigoló se retiró del oficio.”.

En vez de gozar el ocio

sufre por sus desengaños,

pues le pesaron los años

y se le bajó el negocio.

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