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Opinión

De adulto a niño

'El pasado es inamovible, el futuro es incierto, pero el presente es un regalo'

Erasto L. López
Académico

viernes, 18 junio 2021 | 06:00

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Paseando por el icónico parque de nuestra Ciudad Juárez, “El Chamizal”, mi hijo se acerca y me pregunta “¿por qué los adultos siempre están pensando?”. En un estruendoso regreso al momento lo miré y le dije “¿a qué te refieres?”. Él, con una expresión sigilosa apuró en contestar “cuando salimos a pasear, veo que la gente grande siempre está corriendo, o que tienen la mirada perdida, o en el celular”. En ese momento comprendí lo que trataba de decirme. Se me vinieron a la mente una cantidad innumerable de respuestas para justificar dichas actitudes, sin embargo, aunque las respuestas serían lógicas, ninguna de ellas sería completamente sincera. 

Durante el resto del paseo la pregunta no dejó de retumbar en mi cabeza, y cuando decidí ser honesto conmigo la respuesta que mi hijo estaba esperando apareció. Compré unas nieves de garrafa, nos sentamos en una banca y le dije, “los adultos siempre estamos pensando en el futuro, o cómo es que el pasado afectaría nuestro futuro. Y eso, hace que muy pocas veces, vivamos el presente”. Traté de dar mi respuesta lo más sencillo posible, para que él comprendiera, pero sin duda, la respuesta es mucho más profunda. 

Desde muy pequeños se nos ha educado para pensar en el futuro, a nadie se le ha enseñado a vivir el momento. Pareciera que esta habilidad para vivir el presente la tenemos innata cuando somos niños, y conforme vamos creciendo esta tiende a desaparecer. Recuerdo que cuando era un niño los adultos siempre me decían “¿qué vas a hacer cuando seas grande?”; “échale ganas a la escuela para que seas alguien en la vida”; “cuando seas adulto entenderás”; “cuando crezcas debes buscar un buen trabajo para poder darle una buena vida a tu familia”, etcétera, etcétera. Todos aquellos dichos de los adultos eran futuristas, por ello, con antelación mencioné que se nos ha educado para vivir en el futuro. 

Por si fuera poco, a los adultos no solo nos abruma el futuro, sino también el pasado. En ocasiones nuestra mente se atormenta pensado en los “si hubiera”; “si hubiera hecho esto”, “si hubiera hecho el otro”. Esos pensamientos, que para muchos son habituales, arrastran nuestras vidas a otros tiempos que ya fueron, y que no podrán regresar o cambiar, privándonos de vivir el momento presente. Hay una frase muy mencionada, pero también muy cierta “la depresión es exceso de pasado y la ansiedad es exceso de futuro”, y pareciera que el único remedio para ambos males es vivir el presente. 

Con lo anterior no estoy diciendo que el pasado y el futuro no son importantes, claro que lo son. Más bien es una invitación a la reflexión, para pensar y meditar cuanto tiempo de nuestro presente nos está costando vivir en el pasado o en el futuro. Sin duda alguna, la respuesta correcta solo la tendrá uno en lo individual. 

A manera de reflexión, puedo decir que las palabras de un niño, con la inocencia que significa descubrir el mundo, me han hecho pensar, no solo en el camino que he recorrido o en el camino hacia donde quiero ir, sino a ubicarme en donde estoy parado ahora, en este momento; sentir, disfrutar y sobre todo valorar lo que en el presente tengo a mi alcance, porque como muchos dicen “el pasado es inamovible, el futuro es incierto, pero el presente es un regalo”, es por eso que se le llama presente. 

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