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Opinión

Cuba libre

Discursos inusuales y un invitado inusual aparecieron en el Desfile Militar de este 2021 por el Aniversario del Inicio de Independencia de México

Yuriria Sierra
Analista

sábado, 18 septiembre 2021 | 06:00

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Ciudad de México.- Discursos inusuales y un invitado inusual aparecieron en el Desfile Militar de este 2021 por el Aniversario del Inicio de Independencia de México. Y no sólo estas adhesiones lo convirtieron en uno de los más largos que hayamos presenciado, también lo alejaron de la fiesta tradicional, pues se convirtieron en un vehículo para enviar un mensaje al exterior.

Primero habló Miguel Díaz-Canel: “Rindo tributo aquí a la solidaridad sostenida invariable, apasionada y firme que siempre encontramos en esta tierra que todos los cubanos debemos amar como la nuestra (...) La decisión de invitarnos tiene un valor inconmensurablemente mayor en momentos en que sufrimos los embates de una guerra multidimensional con un bloqueo criminal recrudecido oportunistamente con más de 240 medidas en medio de la pandemia de la Covid-19, que tan dramáticos costos tiene para todos, pero en particular para los países de menor desarrollo. Estamos enfrentando paralelamente una agresiva campaña de odio, desinformación, manipulación y mentiras montadas sobre las más diversas e influyentes plataformas digitales que desconocen todos los límites éticos…”.

Después fue el turno del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Podemos estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento es una indiscutible hazaña histórica (...), el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia, y pienso que por esa misma razón debería ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Ahora sólo agrego que el gobierno que represento llama respetuosamente al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país…”.

Hace un par de meses, Cuba fue escenario de protestas: la crisis sanitaria que se sumó a la política y social que enfrenta la isla desde hace varias décadas. La exigencia de alimentos y medicamentos, así como los señalamientos de violación a la libertad de expresión y de reunión, que no son tema nuevo, provocaron que miles de personas salieran a las calles en varios puntos del país.

El resultado lo vimos a cuentagotas, pero con evidentes muestras de injusticia y abuso de poder. Cientos de detenciones arbitrarias y documentadas a través de redes sociales que, como pudieron, publicaron imágenes en cuanto hubo oportunidad, pues incluso también en esos días se limitó a los cubanos el uso del internet.

Y la historia del embargo económico que ha padecido la isla desde hace décadas por parte de Estados Unidos también desfiló, sin embargo, lució más como mero acto propagandístico, pues no hubo equilibrio ni un asomo de equilibrio.

Nadie puede negar que, sin el embargo, las condiciones de desarrollo de la isla serían mucho mayores, pero tampoco nadie puede omitir que la llegada de un sistema democrático a Cuba también le permitiría descentralizar las decisiones y abrir el espectro de las posibilidades y, sobre todo, de la libertad hacia sus ciudadanos.

Y eso también urge: Cuba libre, no sólo del embargo, también de su dictadura.

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