Opinión

Consumo de drogas, violencia y paz

En el mes de junio el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la Estrategia Nacional...

Sergio Pacheco González
Analista

martes, 10 septiembre 2019 | 06:00

En el mes de junio el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones, una serie de acciones previstas por el Gobierno federal que tiene entre sus objetivos la pretensión de alcanzar la pacificación del país. Enunciado de esta manera, se hace evidente la relación que se atribuye entre el consumo de drogas y la violencia presente, con sus diversos niveles de expresión, a lo largo y ancho del país.

Por una parte, se encuentra un planteamiento que especifica una perspectiva que, indica Gady Zabicky Sirot, de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), busca “recuperar el país, el espacio público, mejorar el tejido social para dar oportunidades a los jóvenes y disminuir la desigualdad a través de un Estado de Derecho que funcione en el territorio nacional”, además de que se busca privilegiar la prevención, la atención y la rehabilitación, antes que su abordaje desde la seguridad pública, con lo que se pretende contrarrestar la criminalización de las personas adictas.

Al identificar como sujetos prioritarios de la estrategia, difundida con el lema Juntos por la paz, a niños, niñas y jóvenes, señala Centros de Integración Juvenil, A.C. (CIJ), pareciera acentuarse una perspectiva centrada en desalentar el consumo, con la intención de revertir con un enfoque de género, entre otros aspectos, “el consumo de sustancias psicoactivas [que] ha crecido más rápidamente en las mujeres”. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, señaló el coordinador general de Comunicación Social y vocero de Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, de 2.2 millones de personas que recurren al consumo de sustancias psicoactivas, aproximadamente 10.5 por ciento (230 mil) son menores de edad.

CIJ es una de las organizaciones con mayor cobertura a nivel nacional en la prevención y tratamiento de adicciones (104 Centros de Prevención y Tratamiento, 11 Unidades de Hospitalización, 2 Unidades de Tratamiento para Usuarios de Heroína y una Unidad de Investigación Científica en Adicciones), y cuenta en nuestra ciudad con tres unidades de atención: Juárez Nte. B, con Unidad de Consulta Externa y Clínica para Dejar de Fumar, la Unidad de Internamiento de Ciudad Juárez (UMA) y la Clínica de Metadona que cumple las funciones de Unidad de Tratamiento a Personas con Problemas de Consumo de Heroína.

De hecho a nivel nacional, señala el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) en el texto Cuqueando la Chiva: Contextos del consumo de heroína en la frontera norte de México (2019, p. 28), Chihuahua y Baja California presentan mayor prevalencia de consumo de heroína (0.2 y 0.3 por ciento respectivamente), mientras que “la población masculina de adultos jóvenes (18 a 34 y 26 a 34 años), es la que presenta una mayor prevalencia de consumo de heroína tanto alguna vez en la vida, como en el último año”, ámbito en el que las mujeres muestran “un consumo tan infrecuente, que no es posible estimar su prevalencia”.

De acuerdo con datos de CIJ, la heroína es considerada en 17 estados una droga de impacto, con una media nacional de 1.4 por ciento de los casos atendidos, destacando Chihuahua (18 por ciento) y Baja California (6.2 por ciento). Al respecto, en el ámbito local, el Informe Anual de Actividades 2018 de CIJ, indica que la Clínica de Metadona realizó mil 988 acciones y atendió a 397 usuarios.

En Cuqueando la Chiva, se encuentran referencias específicas de la relación entre violencia y consumo de drogas. Así, por ejemplo, señala que “la zona norte de Tijuana, donde el consumo de heroína tiene más presencia, se encuentra en un ambiente constante de tensión por la violencia cotidiana que se ejerce en la zona; riñas, detenciones y asesinatos son prácticamente hechos de todos los días. La venta de drogas, el consumo y los actos delictivos son recurrentes” (p. 45) Con relación a Ciudad Juárez, la perspectiva no es muy diferente: “El consumo en Ciudad Juárez se concentra en la zona Centro y colonias aledañas, de acuerdo con los relatos de los usuarios, el mercado de drogas está controlado por pandillas que se disputan la venta de ciertas sustancias por territorio, incluso al punto de prohibir la venta de algunas de ellas, como es el caso del cristal. Según algunos usuarios, la venta o el consumo de esta sustancia significaría prácticamente una sentencia de muerte” (p. 49).

Así, pareciera ser que al desalentar el consumo se podría disminuir la violencia. No obstante, todo indica que para alcanzar la paz se requiere también disminuir la oferta.

Fleiz-Bautista, C., Domínguez-García, M., Villatoro-Velázquez, JA., Vázquez-Quiroz, F., Zafra-Mora, E., Sánchez-Ramos R., Resendiz-Escobar E., Bustos-Gamiño M., Medina-Mora ME. Cuqueando la Chiva: Contextos del consumo de heroína en la frontera norte de México… Ciudad de México, México: INPRFM; 2019.

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