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Opinión

Comunidades abandonadas

El estado de Chihuahua se queja constantemente con la Federación de prácticas centralistas. Y no de ahora, los reclamos datan de muchas décadas atrás

José Ignacio Gallardo
Analista

miércoles, 12 mayo 2021 | 06:00

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El estado de Chihuahua se queja constantemente con la Federación de prácticas centralistas. Y no de ahora, los reclamos datan de muchas décadas atrás. A su vez el Municipio de Juárez también se queja de lo mismo ante el Gobierno del Estado. Por muchos años el reclamo de los juarenses era que los recursos no llegaban en el tiempo y en la cantidad requeridos. Nunca hay el suficiente apoyo y se impone en muchos sentidos una total incomprensión. Estas quejas no son nuevas y llevan mucho tiempo siendo parte de una realidad conocida, mas no atendida. Sin embargo, paradójicamente, en la misma práctica incurre el Municipio de Juárez respecto a las zonas aledañas a la mancha urbana. 

En demasiadas ocasiones a las autoridades locales y federales se les olvida que Zaragoza, Waterfill, Samalayuca y poblaciones del Valle de Juárez como El Sauzal, San Agustín y San Isidro, también pertenecen a este municipio. A pesar de esto, es notorio en muchos sentidos el contraste que existe entre aquellas olvidadas poblaciones y la zona metropolitana de Juárez. En aquellas partes los servicios básicos son un lujo.

La mayor parte de las calles no se encuentran pavimentadas, siendo también poco el equipamiento urbano que reciben estas abandonadas comunidades. Alumbrado público, drenaje, infraestructura hospitalaria y educativa siguen siendo asignaturas pendientes. Los presupuestos públicos asignados a estas poblaciones, o la carencia de los mismos resultan ser un insulto a sus ciudadanos. Esto de igual forma se refleja en lo político. Ya ha transcurrido buena parte de las campañas políticas y ha sido escasa la presencia de candidatos en aquellas zonas.

Salvo en el caso del candidato al Gobierno municipal Javier González Mocken y del candidato a diputado local Héctor Hernández, ambos de la alianza PAN-PRD y que han mostrado interés por visitarlos, son pocos los que han volteado hacia aquellos rumbos. Pero se les olvida a las autoridades y candidatos que los habitantes de estas zonas también merecen ser tratados con respeto y dignidad. Así como los juarenses merecen y exigen un trato más digno de autoridades estatales y federales, también deben brindarloatendiendo las demandas de estos ciudadanos. La lista de carencias es extensa, pero lo primero es dotarlos de presupuesto, eso es lo principal y más elemental. Samalayuca, por ejemplo, ha padecido desde hace mucho tiempo un trato indigno e injusto por partes de autoridades municipales. Lo que se ha construido o conseguido en meses recientes bajo la gestión de Javier Meléndez han sido en base a aportaciones de ciudadanos y donativos de empresas.

Se ha dejado al poblado de Samalayuca a la deriva en plena pandemia. Y esa es una de las muchas razones por las que en fechas recientes ha surgido un airado reclamo de sus habitantes y se ha transformado en un movimiento que pretende convertir a Samalayuca en el municipio número 68. Es tanto el hartazgo por el trato recibido que exploran esa posibilidad a pesar de estar conscientes de que consolidarla lleve más tiempo del deseado. Debido a la crisis sanitaria y económica hoy más que nunca se requieren apoyos públicos y privados para detonar proyectos agrícolas, agroindustriales y ecoturísticos en esa parte del Municipio de Juárez.

Son muchos los rezagos que presenta esta zona. Y si los actuales candidatos no van al Valle de Juárez o a Samalayuca, difícilmente sabrán de sus necesidades y de sus reclamos. Lo peor es que al pasar estas poblaciones inadvertidas para los políticos, también serán ignoradas a la hora de repartir los presupuestos. Seguirán siendo, aunque no lo merezcan, pueblos olvidados.

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