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Opinión

Ciudad Juárez a la vanguardia en el tratamiento de hombres agresores

En Ciudad Juárez, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano del Fideicomiso para la Seguridad y Competitividad Ciudadana (Ficosec), en el año 2022 se registraron un total de siete mil 436 casos de violencia familiar

Antonio Salas Martínez
Analista

martes, 21 marzo 2023 | 06:00

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En Ciudad Juárez, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano del Fideicomiso para la Seguridad y Competitividad Ciudadana (Ficosec), en el año 2022 se registraron un total de siete mil 436 casos de violencia familiar, reflejando un incremento de 169 casos respecto al año 2021, destacando aquí que la violencia familiar se considera en el Código Penal de Chihuahua como acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, controlar o agredir de manera física, psicológica, patrimonial, económica o sexual, dentro o fuera del domicilio familiar, sobre alguna persona a la que esté o haya estado unida por un vínculo matrimonial, de parentesco por consanguinidad, afinidad o civil; tutela o curatela; concubinato; o bien, que haya tenido o tenga alguna relación afectiva o sentimental de hecho. 

Esta situación es alarmante debido a que generalmente la violencia familiar escala a niveles de agresión cada vez más altos y puede culminar en un feminicidio, por lo que se deben crear estrategias puntuales para abatir los índices de actos abusivos que se cometen al interior de los hogares. 

Por esta razón, las autoridades municipales crean el Centro Municipal para la Atención y Trabajo con  Hombres y Masculinidades CEMATH, con la intención de llevar a cabo una estrategia contundente para abatir los índices de violencia que se presentan en los hogares de la comunidad y se refleja además en el diario convivir de los juarenses, ya sea en las escuelas, en los centros laborales o en los espacios de convivencia común. 

Dentro de la estrategia municipal FLORECE, integrada por el Desarrollo Integral de la Familia Municipal, la Secretaría de Seguridad Pública Municipal y el Instituto Municipal de las Mujeres, de manera puntual se establece el eje Incorporación del trabajo con hombres en estrategias de prevención de la violencia contra las mujeres y niñas, niños y adolescentes que se desarrolla sobre tres objetivos específicos, los cuales consisten en primer lugar en implicar activamente a hombres adultos, jóvenes y adolescentes en su responsabilidad para el logro de la igualdad entre mujeres y hombres. Como segundo objetivo se busca implementar programas de prevención social/comunitaria con perspectiva de género para hombres adultos, jóvenes, adolescentes y niños en sectores focalizados de alta incidencia en violencia familiar y violencia sexual.

Un tercer objetivo consiste en crear redes de hombres que se opongan al modelo tradicional de masculinidad, rechacen el ejercicio de la violencia y sostengan una participación activa en la construcción de una cultura de la paz y del cuidado, a través de un esquema de formación de formadores.

El CEMATH trabaja en procesos individuales y grupales de reeducación de agresores con la finalidad de cambiar su perspectiva en las relaciones familiares y de pareja, además de entender y generar un autoanálisis sobre  cuáles son las causas que han provocado que ejerzan violencia en el seno familiar y en algunos casos también en su entorno cotidiano. 

En el año 2004, Enrique Echeburúa Odriozola escribió el capítulo Tratamiento Psicológico del Agresor Doméstico, contenido en el libro El Laberinto de la Violencia. Causas, Tipos y Efectos, donde menciona que muchos hombres violentos contra la pareja presentan limitaciones psicológicas importantes en el control de los impulsos, en el abuso de alcohol, en su sistema de creencias, en las habilidades de comunicación y de solución de problemas o en el control de los celos. En estos casos, un tratamiento psicológico puede ser de utilidad para hacer frente a los déficits de estas personas que, aun siendo responsables penalmente de sus actos, no cuentan, sin embargo, con las habilidades necesarias para controlar las conductas violentas y resolver los problemas de pareja en la vida cotidiana.

Por otra parte, Andrés Montero Gómez, quien preside la Sociedad Española de Psicología de la Violencia y es miembro de la Sociedad Española de Psicología Clínica, Legal y Forense, argumentó en el periódico feminista Mujeres en Red, que se puede hablar de reinserción y de resocialización, que el agresor, en principio, no es un enfermo pero sí es un delincuente, tal y como están establecidas las leyes, porque, afirma, que cuando que vamos  por la calle y nos agrede un desconocido entendemos directamente que se está cometiendo un acto ilegal y, en cambio, cuando nos agrede un conocido, nos parece que es algo más legítimo. Se trata entonces  de alguien que está transgrediendo el ordenamiento jurídico y las normas de convivencia. Por lo tanto, cualquier medida va destinada a reinsertarle en el orden normal de la convivencia. 

Ambas posturas son abordadas en el CEMATH, la de la necesidad del tratamiento psicológico y la del proceso de resocialización de los agresores, coincidiendo con Montero en el sentido de que se habla de una de que  parte del contenido ideológico que sustenta la violencia masculina hacia la mujer tiene que ver con códigos sociales que ese sujeto ha adquirido a partir del proceso de socialización y de educación, ya que son claves implícitas que se transmiten culturalmente según las cuales la mujer y el hombre tienen papeles distintos y los roles de la mujer son, en términos masculinos, inferiores o subordinados a los que ejerce el hombre. Y este sustrato ideológico social es el que facilita la posterior justificación que hace el hombre individualmente cuando agrede a la mujer. Además, el autor menciona algo muy importante: los hijos son receptores de esa violencia aunque no reciban ninguna bofetada. 

El CEMATH, que se encuentra integrado por profesionistas altamente competentes, ha puesto en marcha varias acciones concretas para trabajar ese cambio sustancial en las relaciones familiares para lograr esa reeducación y esa resocialización, y lo realiza desde el ámbito preventivo en escuelas y centros laborales,  y desde el ámbito correctivo en sesiones con quien ha sido identificado como agresor y con quien, gracias a las intervenciones en campo, se ha concebido como agresor. 

Estrategias y acciones puntuales como estas son muy necesarias para atender el problema de la violencia familiar y de género que nuestra ciudad padece, por lo que creemos que el trabajo del Centro Municipal para la Atención  y Trabajo con Hombres y Masculinidades es un gran acierto de las autoridades de nuestro municipio. 

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