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Opinión

Chihuahua en la sucesión presidencial

Como queda claro para todos, los tiempos de la sucesión presidencial se han adelantado muchísimo pese a las restricciones de ley

Arturo García Portillo
Analista

viernes, 30 septiembre 2022 | 06:00

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Como queda claro para todos, los tiempos de la sucesión presidencial se han adelantado muchísimo pese a las restricciones de ley, detonado por el propio presidente de la República, y se reactiva un arte que parecía olvidado: la futurología política. 

Hace muchos años, cuando la mayoría de amables lectoras y lectores no habían nacido, en México este proceso era un complejo ritual, más elaborado que los funerales y sucesión de la reina de Inglaterra, y no por nada se decía que teníamos un régimen de “monarquía sexenal”. El presidente en turno ungía con su dedo sagrado a su sucesor, pero previamente mandaba señales, construía consensos, ponía a competir, aniquilaba a competidores, aventaba a uno para que se quemara y el verdadero llegaba fresco. Hasta que ocurría algo llamado “el destape”, que era una figura: quitarle la máscara al seleccionado para que todos supieran quien es. Esta palabra, “destape”, es lo que da lugar a la expresión actual, cada vez más usada, de “las corcholatas”, que son lo que se remueve en el destape. Figuras de comparación. 

Los que se adelantaron, por la prisa presidencial, son los potenciales abanderados en Morena. A ellos es a quienes se asigna originalmente el mote de “corchocholatas” y de ahí está migrando a los otros bloques o partidos (corcholatas azules o tricolores), por cierto, mal porque usamos sus códigos y lenguaje, nos movemos en su terreno. Ahora muchas casas encuestadoras están midiendo conocimiento, opinión, y aceptación. Y de ahí se generan muchas charlas de café, y eso abona a seguir alimentando todo este nuevo circo de la sucesión, que pensábamos se había ya superado y estábamos en los modos republicanos y democráticos. Pero López Obrador no hay duda, está reviviendo los modos del antiguo PRI. 

Paso a los casos concretos. Morena es muy sencillo de analizar. Es una telenovela con guion de Televisa, muy conocido y, por tanto, absolutamente previsible. No ejecutan cada uno, sino los parlamentos que les toca decir. Quien crea que ahí hay una auténtica competencia está totalmente equivocado, vive en “amloandia”. Está perfectamente claro cuál es el resultado. Ya anunciaron formalmente que el método es “por encuesta” lo que sirve para validar que lo que diga el presidente eso será. Y ya se sabe quien la va a ganar. Solo basta recordar el año pasado aquí mismo en Chihuahua exactamente así definieron candidatura a gobernador, y todos recordamos lo que dijo del proceso el actual alcalde de Juárez, a quien tuvieron que aplacar sus convicciones justicieras y democráticas, con una alcaldía. La única duda, para mi razonable, es qué va a pasar con Ricardo Monreal. Si se va a ir, haciendo un boquete de regular tamaño, o entiende que más vale conformarse con alternativas menos atractivas, pero aun jugosas. 

Más interesante es saber lo que ocurrirá en el amplio abanico de formaciones de oposición. La idea muy general en amplios sectores es que se requiere unificar a quienes se resisten a pensar que es fatal la continuidad de López Obrador, y quisieran que se maximizara la posibilidad de una alternancia reuniendo a toda la oposición. Como ocurrió con éxito en Venezuela sobre todo en el último tramo por el Congreso. Nada sencillo lograrlo. El modelo ya ha probado ser exitosos, pero se topa con intereses, conveniencias, apreciaciones. Nada sencillo encontrar un método para definir la candidatura unificadora, ni mucho menos encontrar el nombre. Algunos, extrañamente fuera de la realidad cuando tienen años en la vida política, creen que se puede con elecciones primarias. No tienen la menor idea de lo que dicen. A falta de ello, cada partido decidió iniciar sus propias pasarelas, deseosos de mostrar que tienen con que competir. Mucho más sencillo en este sentido tiene el PAN, muy complicada el PRI y MC con contrastes. 

Aquí es donde entra Chihuahua, que deberá tener de nuevo un papel destacado en estos dos años fundamentales para el país, en varios sentidos, en particular por la vía de aporte del PAN y poco menos del PRI en alianza. Primero, porque aquí se ha resistido el crecimiento de Morena, se le ha mantenido a raya lejos de los espacios de poder significativos. Nadie dirá con seriedad que alcaldía de Juárez es de Morena. Y, por tanto, puede ser uno de los muchos ejemplos de que se puede y hay mejores gobiernos que los morenistas. Segundo, porque se ha mostrado la capacidad de éxito electoral, que Morena no es invencible, y que hay con que detenerlos, operadores eficaces y técnica electoral. 

Pero lo más importante, Chihuahua puede colocar a un liderazgo de primer orden en el proceso, que es la gobernadora Maru Campos. Lo digo por los dos elementos ya citados, sus buenos resultados mejores en gobierno y su capacidad de ganar elecciones. Le podemos sumar su carisma, juventud y cercanía. Por ello es una alternativa, y en ese carácter va a participar en el primero foro que se organizará este fin de semana y será un escaparate nacional. Puede o no ser candidata, hay que resolver eso en el marco de la unificación de los partidos opositores, pero será protagonista de primer orden, y en una de esas… no hay duda.

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