Opinión

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Calienta la plaza (más) aquél del Mini Cooper

Ayer recibimos un dato que pudo ser fundamental en la supuesta confrontación del viernes entre presumibles miembros de una pandilla y agentes de la Comisión Estatal de Seguridad

LA COLUMNA
de El Diario

martes, 25 febrero 2020 | 06:00

• Calienta la plaza (más) aquél del Mini Cooper

• Usan helicóptero de la CES para turistear

• Víctor revisa su estatus en Morena 

• El pastor estira la mano a ver qué le dan

Ayer recibimos un dato que pudo ser fundamental en la supuesta confrontación del viernes entre presumibles miembros de una pandilla y agentes de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), reforzados después del detonante con policías federales y municipales.

Lo ocurrido obedece a una gestión que ha ido de mal en peor de los jefes de la tropa estatal en Juárez. En la información aparece el arribo a la frontera de Hugo Zavaleta Aparicio, quien fuera el mando del destacamento de la CES en el municipio serrano Gómez Farías hasta hace unos meses.

Es fácil sacar los antecedentes del comisario, quien comparte apellido con su jefe comisionado de Seguridad, Óscar Alberto Aparicio, aunque ambos nieguen ser parientes. 

Es el mismo que el 23 de octubre del año pasado fue objeto de un intento de ejecución en la ciudad Chihuahua a bordo de su Mini Cooper, vehículo del que por cierto nunca se aclaró la procedencia. 

El Diario exhibió aquella vez que entre las andanzas de ese vehículo estuvo su registro con una dirección de Culiacán, Sinaloa. Cero investigaciones de las áreas de asuntos internos, menos la intervención del gobernador Javier Corral.

También fue señalado Zavaleta por proteger a uno de sus escoltas en Gómez Farías –hacían y deshacían a su antojo los estatales– acusado de abuso sexual contra una menor de edad.

Es él, Zavaleta Aparicio, quien reapareció en Juárez hace unas cuantas semanas como jefe del destacamento estatal. Su llegada alborotó el avispero. Calentó la plaza, como dicen en el argot policial-delincuencial, porque ejecutó a rajatabla instrucciones de deshacer acuerdos... para armar nuevos ahora con el nuevo secretario de Seguridad, Emilio García Ruiz.

En el incidente del viernes no sabía dónde meterse el jefe Zavaleta. Dejó sola a su tropa y dirigió –es un decir– agazapado la operación de reacción, ante hechos de los que ahora lo responsabilizan.

Obviamente son movimientos que tienen de fondo justamente el cambio de titular del área de Seguridad con García al frente y relegado Aparicio como comisionado.

Seguramente lo ocurrido habrá de abrirle un poco los ojos al gobernador Corral, cuyos escoltas fueron agredidos el sábado. 

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Un día antes de la balacera en Juárez, y mientras la violencia sigue en todo el estado, incluyendo la ejecución de un emprendedor comerciante de paletas de hielo en Parral, el helicóptero de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) aterrizó en el extraordinario parque Divisadero Barrancas, cuyo teleférico fue inaugurado por César Duarte en septiembre del 2010.

Ese día, el jueves 20 de febrero, estuvieron en aquella montaña muy cercana a Creel el gobernador Javier Corral Jurado y el secretario de Turismo federal, Miguel Ángel Torruco.

Inauguraron un mercadito de artesanías. Corral se divirtió cual niño en día de campo. Paseó en el teleférico y hasta se trepó divertido a la tirolesa. ¡Bendito Dios con las almas “inocentes”!

Igual que siempre, Corral llegó al lugar en helicóptero. Esta vez en el blanquiverde estilo priista Bell 407 (dejó guardado el de superlujo 429).

Pero inmediatamente después arribó frente a la azorada mirada de indígenas, pobladores de la zona e inclusive periodistas que fueron llevados al lugar desde la ciudad de Chihuahua, el helicóptero de Seguridad Pública.

Supuso todo mundo que se trataba de policías y/o escoltas que participarían en la protección de funcionarios estatales y federales. ¡Nada de eso!

Ojos abiertos tamaño plato cuando observaron que descendió de la aeronave nada menos que la directora de Turismo del Gobierno estatal, Nathalie Desplas; algún funcionario federal desconocido y hasta personal de la secretaría particular de Palacio de Gobierno, con “Pancho” Muñoz al frente. Rechazaron las tres horas de carretera de la ciudad de Chihuahua al Divisadero.

Increíble pero así fue. Con el mismo desparpajo que ha gastado decenas de miles de pesos en viaticada internacional, la funcionaria y sus acompañantes usaron la aeronave sin problema alguno; repetimos, mientras la violencia golpea todo el territorio estatal.

Por cierto, desde junio del 2019 Aparicio anunció que sería adquirido un Bell 206 “artillado” por la Secretaría de la Defensa Nacional para atacar al crimen. Si es para turistear, mejor que usen el dinero para surtir algo de medicamento a los hospitales.

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El secretario de Desarrollo Social, Víctor Quintana Silveyra, desayunó ayer con el dirigente estatal de Morena, Martín Chaparro Payán. Se vieron en el concurrido Sanborns del Ortiz Mena de la capital del estado. Cafetearon buen rato por la mañana antes de pedir los especiales de la carta.

El secretario tiene los días contados en el gabinete corralista, para nadie es un secreto. Irá a buscar nuevos horizontes dentro del morenismo que dejó en manos, precisamente, de Chaparro Payán. 

El dirigente fue quien acusó de todo a Quintana y llevó su caso ante la Comisión Nacional de Honor y Justicia, donde se tramitó su expulsión. 

Después de eso hubo ruido, insultos y reclamos durante el tránsito del exdirigente de Morena por la administración estatal. Todo indica que las diferencias quedaron atrás.

Parece que ayer analizaron eso el secretario y el dirigente. Para empezar quedaron de revisar el estatus de la militancia de Quintana en las filas del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador. Hasta donde se sabe está expulsado, pero todo puede cambiar de la noche a la mañana si desde la dirigencia nacional morenista se hacen los acuerdos adecuados.

Quintana tiene su base activa de seguidores dentro de la estructura de Morena. A ellos responde con su casi segura salida del equipo del gobernador Javier Corral. Le avientan ojos de odio desde el PAN porque de los créditos correspondientes no rozó nada, partidistamente hablando.

Chaparro por otro lado tiene un corazoncito que últimamente también le empezó a latir por la candidatura del 2021. Pero sabe que tiene que cumplir el interés superior de entregar buenas cuentas del partido que dirige. Uno de sus objetivos es dejar candidatos ganadores para las elecciones que ya están desatadas.

Se abre así un panorama interesante porque el nombre de Quintana no deja de sonar en las menciones de posibles candidatos morenistas para el año que entra, y éste parece un paso concreto, formal, en las aspiraciones de quien pronto será exsecretario estatal.

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Tonto no es el diputado pastor Misael Máynez Cano, pues tiene la mano estirada a ver quién le da más en el caso del desafuero contra el magistrado Jorge Ramírez.

El coordinador de la fantasmal bancada de Encuentro Social –que subsiste por la mayoría panista protectora– ha ofrecido desde el viernes y hasta la fecha los votos de sus compañeros Obed Lara de Cuauhtémoc y Martha Lemus de Juárez.

Como el voto en contra del desafuero en el dictamen de la Comisión Jurisdiccional que no logró sacar la panista Georgina Bujanda, sería demasiado que también ofreciera su sufragio para apoyar a la mayoría albiazul que está dispuesta a desaforar al duartista. 

Pero en un descuido hasta cambia la orientación de su voto a hora de que el Pleno decida, pues la vergüenza no es algo a lo que le tema.

El caso es que si le llegan al precio al PES Máynez Cano, ya puso sobre la mesa el apoyo de sus dos compañeros de bancada.

Unas cuantas ausencias morenistas, otros tantos arreglos con las minorías que a veces hacen valer su peso en el Congreso del Estado y con eso tiene el grupo parlamentario que coordina Fernando Álvarez Monje. En el último supuesto es donde se ubican el persignado pastor y sus leales.

Por lo pronto dejó abierta la posibilidad de que voten a conciencia los dos diputados que junto con él conforman el rebaño. Eso quiere decir que están puestos y dispuestos para ser convencidos de votar en uno u otro sentido.

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