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Opinión

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Buscan a escondidas camiones para troncal 1

De la pretroncal y la segunda troncal no hay posibilidades de que dejen algo más que el tiradero. Siempre quedó claro eso pero Corral se aferró como si Juárez fuera de su propiedad. No peló ni al ayuntamiento

LA COLUMNA
de El Diario

lunes, 02 agosto 2021 | 06:00

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• Buscan a escondidas camiones para troncal 1

• Militares en la Aduana... pero Migración sin control

• Vio “El Higadito” un pastel de cinco mil millones

• Fue la consulta una primera aproximación

Aunque lo más destacable que hizo Javier Corral en la primera ruta troncal del Bravobús fue algo de albañilería a sobreprecio, tanto el secretario de Desarrollo Urbano como el director de Transporte, Luis Felipe Siqueiros y David Holguín, presionan para tener antes del 20 de agosto nuevos camiones.

Después de “estrenar” la chatarra del ViveBús traída de Chihuahua, buscan meterle cuando menos ocho unidades nuevas a la BRT-1, de 30 que se habían prometido.

Guardan con recelo los funcionarios estatales el tipo de unidades que se pondrán en marcha, lo que hace suponer que ni ellos están seguros de que logren hacerlas rodar aunque sea en la primera ruta.

De la pretroncal y la segunda troncal no hay posibilidades de que dejen algo más que el tiradero. Siempre quedó claro eso pero Corral se aferró como si Juárez fuera de su propiedad. No peló ni al Ayuntamiento.

Los camiones que están pedidos podrían ser tipo oruga o articulados, que son por los que presionan los encargados del transporte, al menos para entregar algo novedoso; o bien, podrían ser de los tipo mega, más largos de lo común y obvio con mayor capacidad de pasajeros.

Al final ni la inversión anunciada ni las obras comprometidas se realizaron. Quedaron cuando mucho a medias de lo ofrecido en la renovación de la ruta que heredó César Duarte con todo y los camiones viejos que se importaron de la capital. Así dejó en la misma materia su proyecto respectivo el exalcalde priista José Reyes Ferriz. También inauguró tiradero.

El pasado 12 de julio Corral arrancó tramposamente la primera troncal a la que le hizo unas cuantas adecuaciones. Desde entonces y hasta la fecha Siqueiros y Holguín sudan frío para que se vea cuando menos algo de avance, como podrían ser las nuevas unidades.

Desde luego quiere el gobernador pasearse en otros camiones que no sean los que le dejó Duarte. Lucirse unos días antes de irse. De ahí la urgencia de que lleguen esas unidades sin duda mejores a los yonkes traídos de Chihuahua.

A ver si llegan. En el aparato estatal dicen que si quieren que algo no pase, nomás es cuestión de encargarlo al gabinete corralista. Así que están en riesgo.

También quiere dejar ciertas imposiciones en materia de transporte en Juárez para la siguiente administración de Maru Campos, cuyo equipo todavía ni idea tiene de qué va a hacer en la frontera con el desastre en movilidad que va a recibir.

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La llegada de militares al nuevo órgano que maneja la Aduana de Ciudad Juárez todavía no rinde resultados, dado que es pronto para una evaluación.

Sin embargo, el personal federal que labora en la frontera ve con buenos ojos la intervención de la Defensa Nacional y que la Secretaría de Hacienda se haya puesto las pilas en el combate a la corrupción.

La expectativa es que se recuperen algunos cientos de millones de pesos, al cerrar el año fiscal, de los que no entraban a la caja federal por irse en mordidas y arreglos bajo la mesa con los funcionarios desplazados de la dependencia; algunos, supuestamente, están bajo procesos administrativos.

Pero mientras en la Aduana parece avanzar el combate a la corrupción, donde el tiempo se ha detenido es en el Instituto Nacional de Migración (Inami), al que ni de chiste le presta atención su titular en el país, Francisco Garduño Yáñez.

La estructura del organismo federal sigue siendo, básicamente, herencia de uno de los anteriores titulares locales, Wilfrido Campbell.

La mayoría de los funcionarios y empleados provienen de gobiernos pasados que no hacen otra cosa que recurrir a las viejas prácticas de los negocios con las formas migratorias, la extorsión a migrantes, los permisos de trabajo y estancia en el país.

En suma, nada ha cambiado y, por el contrario, los señalamientos de corrupción en el Inami van en aumento. La gestión del actual titular local, el general retirado Pedro Alberto Alcalá López, ha ido de peor en peor en cuanto al descontrol y los actos irregulares desbordados.

Desde diciembre del año pasado hay denuncias. El Diario lo ha mostrado con todas sus letras (puede verse una imagen en versión digital de las publicaciones), pero ni la exhibición pública ha movido un ápice en la forma que se maneja el organismo.

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Lo mejor que puede hacer el encargado de la transición en materia de salud, Luis Carlos Tarín Villamar, es no caer en el error del actual secretario del ramo, Eduardo “El Higadito” Fernández Herrera.

El funcionario corralista, frustrado porque no pudo ser secretario de Hacienda en el quinquenio que por fortuna ya se acaba, vio en la Secretaría de Salud un pastel enorme de cinco mil millones de pesos que estaría a su disposición.

Más aún, vio en la pandemia la posibilidad incluso de sacar recursos extra, pero no para inversión en obras urgentes o una real atención de la contingencia sanitaria, sino para hacer negocios con los amigos enlistados como proveedores.

El descaro fue tal que hasta en las compras urgentes de ventiladores para atender el Covid se hicieron transas. Actos tan inhumanos y crueles como corruptos habrán de salir de su gestión una vez que deje el poder.

El caso es que el no médico Herrera aprovechó el nombramiento en Salud para reponerse de su paso como subsecretario de Hacienda y el bajón que le dieron cuando fue administrador de la Fiscalía General del Estado.

En eso, pues, es en lo que no debe caer Tarín Villamar ni cualquiera que eventualmente sea designado en el cargo.

Tal es la advertencia de quienes conocen a fondo la administración del sector que, aunque es de los grandes rubros que se llevan el presupuesto estatal, en realidad no vale esos cinco mil millones, sino que le hacen falta mil millones o más.

Es decir, quien vea un suculento pastel en Salud se equivoca; antes bien, debe verlo como un sector ya desfondado y en crisis, al que hay que meterle más que sacarle. Esa deberá ser la misión del que sea secretario del ramo en la siguiente administración.

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Seguramente hoy en la mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador se dirá complacido por la “alta participación” en la consulta ciudadana, con los datos más actuales que tenga de los estados donde haya favorecido la votación.

La realidad es que fue poca, poquísima, la cantidad de gente que acudió al llamado. Su diseño, desde el planteamiento presidencial inicial, fue totalmente confuso; luego la Suprema Corte profundizó la problemática con la pregunta ambigua y el INE puso más pretextos que soluciones para respaldarla.

En el caso estatal, con incidencias menores y una fuerte anticampaña para desincentivar la participación, fue poco lo destacable que se deba reseñar.

Ayer en la sede de Morena, único partido que siguió la consulta de forma permanente, se analizaba el cambio de discurso ante un muy probable fracaso del ejercicio.

Se habrá de manejar de hoy en delante como una consulta histórica que no debe verse como un fracaso, sino como una primera aproximación a los mecanismos de democracia directa, ya sea como ésta o como los plebiscitos y referéndum.

Sigue de aquí, precisamente, otro ejercicio más amplio, el de la revocación de mandato que el propio López Obrador ha puesto sobre la mesa.

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