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Opinión

Beatriz, la Emperatriz

AMLO debe entender que, entre más exponga a Beatriz, más la van a golpear. Desafortunadamente así es el juego de la política

Sixto Duarte
Analista

martes, 07 julio 2020 | 06:00

Luis XVI, abúlico e indolente, distaba mucho de ser un hombre con visión de Estado como lo había sido de quien éste fue chozno, Luis XIV, el Rey Sol. Luis XVI prefería pasar el tiempo de cacería, o arreglando cerraduras y candados, pues este era su pasatiempo. Mientras tanto, María Antonieta, vivía el frenesí del poder monárquico, organizando fiestas y banquetes, apelando a la opulencia y frivolidad, mientras el pueblo francés moría de hambre. 

Fue cuestión que estallara la Revolución Francesa, el evento político más importante de la historia, para que el depuesto rey, ahora llamado Luis Capeto por los revolucionarios, fuera decapitado. Un año después, María Antonieta, a quien el pueblo francés siempre había visto como una espía de los intereses austriacos, fue también decapitada. El pueblo estaba harto de las frivolidades de los reyes. La rabia del pueblo se cristalizaba en quienes por años habían vivido en exceso a costillas del pueblo. En el caso de María Antonieta, por el sistema monárquico francés, era la reina, con las facultades que ello conllevara. 

Ya en regímenes republicanos y democráticos, cuando el pueblo sufraga, vota por quien será depositario del poder popular. En esa decisión, no se elige una pareja. A pesar de ello, es natural que la pareja del gobernante, tendrá enorme influencia en las decisiones que adopte el gobernante. 

Figuras como Paloma Cordero de De la Madrid, Cecilia Occelli de Salinas, Nilda Patricia de Zedillo, y Angélica Rivera de Peña, a quienes refiero con los apellidos de sus esposos por haber ejercido el cargo de primeras damas, transitaron durante los gobiernos de sus respectivos maridos con discreción. Marta Sahagún fue severamente señalada en el gobierno de su esposo, Vicente Fox, por los aparentes conflictos de intereses en los negocios de sus hijos, pero no se le recuerda peleando con la prensa. En el caso de Margarita Zavala, a pesar de ser una militante activa de Acción Nacional, haber sido ya legisladora, y una apasionada de la política, se reconoce la prudencia en su conducción durante el mandato de Felipe Calderón. Y es que es natural que quien resultó electo, sea quien deba tomar decisiones de carácter constitucional, y nadie más. 

En el actual gobierno, Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, sostuvo desde un inicio que no ejercería el cargo de Primera Dama, y que ella continuaría desarrollando sus actividades cotidianas. Sin embargo, conforme van pasando los meses, nos damos cuenta de diversas actuaciones, berrinches, y ofensas que Gutiérrez lanza a los ciudadanos críticos del gobierno de López Obrador, vía Twitter.

Creo que nadie estaría hablando de Beatriz, de no ser la esposa de López Obrador. No sé si en la academia o en las letras haya brillado, u obtenido alguna clase de reconocimiento. De ella se habla únicamente por el estilo pendenciero de conducirse en redes sociales, e incluso por la forma pesada y poco receptiva de atender a un ciudadano que la abordó en un avión comercial, donde ella viajaba en primera clase.

Los desplantes de Beatriz, narrados por varios periodistas, ya han costado que el presidente exija disculpas de la Corona Española por los excesos cometidos durante la Conquista, hace 500 años. Igualmente, ya costaron que la titular del Conapred renunciara, ante la clara injerencia del gobierno, precisamente por un berrinche de Beatriz. 

La noticia más reciente se dio precisamente cuando un ciudadano le preguntó cuándo atendería a los padres de los niños con cáncer. A su estilo, y al estilo de María Antonieta (Qu'ils mangent de la brioche), Beatriz respondió que no erá médico. Una profunda frivolidad, y falta de empatía a quienes ya de por sí tienen un problema enorme. Si no quiere que le pidan intervención en temas inherentes a la res publica, quizá deba dejar de opinar de la res publica. 

No recuerdo durante los seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto, un solo desplante de este tipo por parte de Angélica Rivera, a pesar de las reiteradas ofensas vertidas en su contra, en contra de sus hijas, y en contra de sus hijastros. Ahí sí, la chairiza no defendía el derecho a la intimidad de la familia del presidente. 

AMLO debe entender que, entre más exponga a Beatriz, más la van a golpear. Desafortunadamente así es el juego de la política. Beatriz también debe entender que si entra al cuadrilátero, no será nada más a golpear, sino que corre el riesgo de ser golpeada. De ahí la importancia que entienda que, si no quiere señalamientos, debe mantenerse al margen de esto.

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