Opinión

¡Ay, Morena, cómo me dueles!

¡Son una vergüenza! De esa manera calificó el presidente Andrés Manuel López Obrador la conducta del grupo parlamentario

Luis Javier Valero Flores
Analista

domingo, 08 septiembre 2019 | 06:00

¡Son una vergüenza! De esa manera calificó el presidente Andrés Manuel López Obrador la conducta del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, que quiso cambiar la ley para que permaneciera como presidente de ella, Porfirio Muñoz Ledo.

A pesar del regaño presidencial –como no se había visto de esa manera, públicamente, de un presidente a los diputados o senadores de su partido; por lo menos el escribiente no recuerda episodio semejante a lo largo de todo el prolongado régimen priista– sus compañeros legisladores se comportaron de manera semejante a sus antecesores, cuando el PRI tenía mayoría absoluta.

Semanas atrás, la vicepresidenta de la Cámara, Dolores Padierna, lo había dicho con todas sus palabras: “No nos vamos a arriesgar a que se obstaculice a la 4T con un presidente en la Cámara que provenga del PAN”.

¿Qué debían hacer los diputados de Morena, honrando su palabra de respetar la ley y el acuerdo alcanzado hace poco más de un año? Votar por la propuesta que hiciera el PAN, y ya.

No, po’s el regaño de AMLO alcanzó poquito, nomás para que renunciara Muñoz Ledo, pero los morenistas rechazaron en tres ocasiones las propuestas del PAN, hasta que, finalmente, lograron que la primera vicepresidenta sea, precisamente, Padierna.

Le fue bien al grupo de la diputada y René Bejarano, verdadero líder de tal  agrupamiento, están en la vicepresidencia de la Cámara por segundo año.

Este episodio es altamente ilustrativo de lo que ahora padece el Gobierno de la 4T. Le ha dejado una buena parte de la operación a los dirigentes del viejo régimen que eufóricos, orgullosos, presumen en las redes sociales su llegada al poder, después de haberlo perdido a manos de López Obrador y ahora se acomodan en las distintas posiciones de poder que el morenaje, cándidamente, les entrega.

Por desgracia, no son las únicas ambiciones desatadas en el grupo gobernante.

Abarcan hasta algunos de los emblemáticos del morenaje, como al propio Martí Batres, expresidente de la mesa directiva del Senado. También pretendió reelegirse, pero Ricardo Monreal, líder de los senadores de Morena, se lo impidió mediante una trampa, permitiéndole votar a quienes no tenían derecho a hacerlo, los senadores del PES, en una flagrante violación a la convocatoria emitida por él.

Bueno.

¿Es todo?

¡No’mbre!

A nivel local, aún resuenan las críticas a los funcionarios de la 4T que colocaron, por sí, o por sus correligionarios, a diversos parientes en la estructura gubernamental federal que motivaron la presentaron de algunas, por nepotismo, denuncias y demandas aún no resueltas, pero que, independientemente de si se encuadra o no el nepotismo, porque tendría que demostrarse que se efectuaron las gestiones necesarias para colocar a sus familiares en una dependencia en la que el acusado no tiene mando, pero que en la otra dependencia se encuentra su amigo o compañero, al cual se le pidió el favor de colocar ahí a su pariente, cosa difícil de demostrar.

Ahora bien, el episodio de la intentona de reelección de Muñoz Ledo en la Cámara de Diputados tuvo su espejo en el Congreso del Estado, y si allá bastaba conque los diputados de Morena votaran por la propuesta del PAN, cumpliendo así la ley y los acuerdos parlamentarios, aquí se necesitaba que los diputados del PAN votaran por la propuesta de Morena.

No lo hicieron así, el panismo local resolvió colocar ahí a un diputado aliado del grupo gobernante, sin grupo parlamentario y a pesar de lo establecido por la ley.

Así, en tanto en la Cámara de Diputados el panismo se desgañitaba gritándole espurio a Porfirio Muñoz Ledo, en Chihuahua ungía a René Frías, con el indebido acompañamiento de la diputada morenista, Ana Estrada, en una ¡prosecretaría!, que asumió a pesar de la petición de sus compañeros de no convalidar con su participación la ilegal conducta del PAN y sus aliados.

Todo por una posición, la que sea…

Pero a tan conflictiva situación del morenaje se sumó la postura del dirigente estatal, Martín Chaparro, quien ha pedido la salida del coordinador de su bancada, Miguel Colunga, a quien acusa de incapaz, pues “lo que ha estado sucediendo en ese cuerpo legislativo y específicamente en nuestra fracción es producto de una nula coordinación al interior de nuestro grupo parlamentario y (deben) dejar de señalar culpables fuera de ese ámbito”. (El Diario, 5/IX/19).

A lo que Colunga le respondió que “Martín desconoce o no está cerca del procedimiento que se lleva en el Congreso… No está informado o no le informan bien. El hecho de no haber perdido la presidencia no fue falta de coordinación”. 

Por doquier asoma la disputa por las posiciones de poder, en este caso, las del partido (que habrán de elegir el 12 de octubre a los consejeros estatales, que son, a su vez, congresistas nacionales), pues el coordinador parlamentario, comprensivo, se explica que Chaparro no esté al tanto, dice, de las cosas en el Congreso, pues “Yo lo entiendo porque como está en medio del proceso de asambleas distritales se ve en el proceso de cambio”.

Pero días atrás, otro militante de Morena, Ernesto Visconti, quien aspira a la presidencia del Comité Estatal, denunció haber recibido informaciones en el sentido que hay un manejo tendencioso “del padrón, al cual no tenemos acceso”, además de que “en distintas dependencias y municipios, desde el estatal, se ha enviado el padrón actualizado en mención y que estos, están utilizando su recurso humano y financiero y están convocando a sus respectivos ciudadanos a reuniones bajo pretexto de hablar de algún servicio público” a los que les piden “su credencial de elector y les ‘sugieren’ participar y votar a favor de cierto candidato”.

El mensaje es lapidario. Existen prácticas antidemocráticas en Morena ante las cuales, sostuvo, no se prestaría “a la simulación ni al chantaje”.

Semanas atrás, el excandidato a la Presidencia Municipal de Chihuahua, Óscar Castrejón (en 2016), exigió a la dirigencia estatal que llamara a los aspirantes a no realizar actividad proselitista alguna, en respeto, dijo, de los estatutos. Luego señaló a Fernando Tiscareño como uno de quienes estaban actuando de esa manera.

El también candidato de Morena a la alcaldía (en 2018) respondió aduciendo que las críticas a su actuación, en favor de la sociedad, provenían de quienes no hacían actividad alguna en ese sentido y que en “Morena la ropa sucia se lava en casa”.

Sostuvo que “de manera constante realiza reuniones con militantes porque participa en procesos internos relacionados con un censo a la militancia, por encargo del mismo presidente López Obrador, reuniones en las cuales se toman refrigerios sencillos de cortesía y no por eso significa que tenga reuniones proselitistas con militantes” (La Opción, 19/VIII/19).

Pero a la documentada disputa entre el senador de Morena, Cruz Pérez Cuéllar, y el delegado de los programas del gobierno federal en Chihuahua, Juan Carlos Loera de la Rosa, vino a sumarse la aportada por el mismísimo dirigente estatal, Martín Chaparro, quien afirmó, en una abierta crítica a Loera de la Rosa, que “Ya tienen el gobierno y quieren ahora tener el partido… Hay compañeros que no les cae el 20 de que no deberían andar metidos en otras dinámicas, la responsabilidad de los compañeros que están en el Gobierno federal, única y exclusivamente es hacer que la 4T realmente llegue hasta la ciudadanía” (nota de Mayra Selene González, El Diario de Juárez, 21/VIII/19).

Lo dijo claramente, “Yo tengo el informe de muchísima gente que anda metida, de los que trabajan en el gobierno, que andan metidos en impulsar consejeros al interior del partido” (Ibídem).

Fue más allá, afirmó que al gobernador Corral le interesa tener candidatos en “los dos partidos a las que él pueda controlar, de tal forma que es muy obvio lo que están haciendo”, dijo, sin nombrar a alguien de manera concreta, pero que al acudir a la descripción deja más que clara la referencia al delegado Juan Carlos Loera de la Rosa, pues dijo que “Corral se lleva muy bien con los funcionarios de Gobierno federal nuestros. Está implícito que le urge tener candidaturas en los dos partidos”.

¡Órale!

De veras ¡Cómo me duele Morena!

Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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