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Opinión

¿Abrazos en lugar del ejercicio del monopolio de la fuerza?

'Respetuosamente, pido, pedimos, señor presidente, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es un clamor popular'

Luis Javier Valero Flores
Analista

domingo, 03 julio 2022 | 06:00

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“Respetuosamente, pido, pedimos, señor presidente, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es un clamor popular… Este evento (El asesinato de los sacerdotes “Gallo” y “Morita”), lamentablemente, no es aislado en nuestro país, un país invadido por la violencia y por la impunidad. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”: Javier “Pato” Ávila, sacerdote jesuita de Creel, Chihuahua.

“No son capaces de decirlo, los sacerdotes, y no generalizo, y esas expresiones de que ‘ya no nos alcanzan los abrazos’, ¿qué quieren entonces los sacerdotes? ¿Que resolvamos los problemas con violencia? ¿Vamos a desaparecer a todos? ¿Vamos a apostar a la guerra? ¿Por qué no actuaron cuando (Felipe) Calderón de esa manera? ¿Por qué callaron cuando se ordenaron las masacres, cuando se puso en práctica el ‘mátalos en caliente’, cuando se decía a los altos mandos del Ejército ‘ustedes hagan su trabajo y nosotros nos encargamos de los derechos humanos’? ¿Por qué esa hipocresía?”: AMLO.

Y les dijo más: “Incluso hasta los religiosos, con todo respeto, que no siguen el ejemplo del papa Francisco porque están muy apergollados por la oligarquía mexicana…”.

Han transcurrido casi dos semanas y las repercusiones de los asesinatos de Javier Campos, Joaquín Mora (los jesuitas) y Pedro Campos en Cerocahui no cesan.

Peor, a cada momento van develando la inmensa podredumbre del régimen, conducido, ahora, por López Obrador, pero que nos muestra sus extraordinarias similitudes con el que dirigieron en su tiempo priistas y panistas.

Pasamos de deplorar esos asesinatos al duro, ríspido intercambio de acusaciones, deslindes, señalamientos, descalificaciones que tienen como fondo el de evadir las responsabilidades que cada uno de los actores políticos tienen.

Los asesinatos de la Tarahumara tienen ingredientes extras a los acontecidos en casi todo el resto del país: Se cometen en un territorio en el que Estado no existe -son territorios pertenecientes a un Estado fallido-; se efectúan por las bandas criminales en el que campea la plena impunidad, con ausencia casi completa de las instituciones procuradoras de justicia y de la seguridad pública (y de todas) y sobre una población extremadamente vulnerable, la más pobre del país.

Con esas características es más que evidente que solamente con el concurso de todos los niveles de gobierno se podría enfrentar al crimen organizado, que los homicidios ahí cometidos no son sólo competencia “del fuero común”, como dice el presidente.

No, porque ahí los homicidios van acompañados de delitos contra la salud, crimen organizado, portación ilegal de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas, tráfico de personas, de drogas, extorsión y secuestro, que son delitos del fuero federal.

Si El Chueco sigue libre es por la inmensa incapacidad de los gobernantes para ejercer la primigenia tarea para la que fue inventado el Estado: Proporcionar seguridad a los habitantes del territorio en el que está asentado.

A los primeros intercambios verbales entre el presidente y el clero, siguieron las acusaciones de López Obrador al gobierno de Chihuahua, las del grupo gobernante de Maru Campos al ex gobernador Corral; las de éste a la gobernadora, primero, y luego el deslinde y encubierta acusación al presidente.

Por si hicieran falta. 

Siguieron las acusaciones del ex gobernador César Duarte a Corral, que escalaron hasta el grado de afirmar que las grabaciones de las conversaciones entre la asesinada reportera Miroslava Breach y los panistas Alfredo Piñera y José Luévano (para proporcionárselas a Hugo Schultz, alcalde de Chínipas en ese momento, a fin de que éste las entregara a los “Salazares”, grupo delictivo de la región), se hicieron en ¡con los teléfonos del despacho del gobernador Corral! ¡En el mismísimo Palacio de Gobierno de Chihuahua!

Y todos acusando a los demás de la complicidad existente que ha impedido la captura de El Chueco, por lo menos desde el 2018, porque, además, como ahora sabemos, merced a la información proporcionada por todos ellos y las dependencias encargadas de la seguridad pública, pertenece a la célula delictiva de “Los Salazares”, quienes son, por añadidura, parte del Cartel de Sinaloa.

Pero ¿Y el resto del estado, sometido a una ola homicida sin parar, ante la cual la actual administración parece inerme?

¡Claro, todos los mencionados han sostenido que en sus respectivos gobiernos se han dedicado a combatir a la delincuencia!

¡Ufff! ¡Apesta!

Y hay de responsables a responsables.

En nuestro régimen, el presidente de la república es el primero de ellos. Es un exceso enunciar sus facultades y recursos.

Es el principal responsable de que el Estado Mexicano garantice la seguridad pública, luego, hacia abajo, hay un decantamiento de responsabilidades.

Y lo mismo han sido responsables Felipe Calderón -como acertadamente señala frecuentemente López Obrador- como Enrique Peña Nieto -a quien inexplicablemente el tabasqueño excluye de sus críticas a la oleada homicida que nos asola- y el mismísimo presidente macuspaniense.

No puede haber peor cosa que escuchar a un mandatario mexicano desgañitarse para exculparse de lo que ocurre; repartir culpas y acusar a sus críticos de conservadores, fifís y demás lindezas a las que tan afecto es el presidente en repartir a diestra y siniestra.

Dijo el presidente que “… es muy extraño y al mismo tiempo inaceptable y además muy sospechoso, el que una persona así (El Chueco) llevara una vida tan normal… conocido en toda la región, con órdenes de aprehensión. Hay que ver si no había impunidad, protección, arreglos, acuerdos. (Y si los había) con quiénes. Vamos a ir a fondo, que se conozca toda la verdad”.

Más. “¿Qué esto no es un asunto del fuero común? ¿Qué no tiene que ver con una responsabilidad del gobierno local? Y no mencionan eso. ¿Y cuánto tiempo ha gobernado el mismo grupo en Chihuahua? Y si hacemos un poco de historia, ¿qué no fue ese partido conservador (PAN) el que hizo la alianza con Carlos Salinas? ¿Y qué no muchos candidatos a presidentes municipales, incluso gobernadores, se apoyaban en los grupos criminales? ¿Qué no se empezó recibiendo dinero para que cuando se ganara en el ayuntamiento se les entregara la Secretaría de Seguridad Pública y por eso muchas policías municipales están al servicio de estos grupos…”. (Nota de Emir Olivares/Alonso Urrutia, La Jornada, 24/VI/22).

Pero resulta que desde diciembre del 2018 el presidente celebra diariamente una reunión de “seguridad”, con todos los mandos civiles y militares, para recibir la información de seguridad pública, trazar estrategias, armar operativos y evaluar la situación en el país, que, además, se replica en Chihuahua y las ocasiones en que ha visitado la entidad se realizan bajo su presidencia.

Bueno, pues en alguna de esas reuniones debieron recibir la información de que allá, en las montañas de Chihuahua, a un delincuente serrano se le acusaba de ser el asesino de un ciudadano estadounidense -Patrick Braxton-, y de varios otros asesinatos.

En esos días el presidente debió recibir el reporte de que en los operativos para detenerlo participaban fuerzas federales bajo su mando, especialmente de la Secretaría de Marina ¿No le informaron de ello? Si no lo hicieron ¿Entonces para qué sirven esas reuniones?

Y si le informaron, po’s más pior!

Y encima, para exculparse (por lo menos de eso), Corral aduce que de tales operativos sí fue informado el presidente.

Más aún, el gobierno de Maru Campos informó que ¡En este año, concretamente en abril! Se efectuó un operativo para detener a El Chueco, con participación de elementos de la Secretaría de Marina ¿Y luego?

No sólo eso, “… archivos del Ayuntamiento de Urique, así como del Congreso del Estado, apuntan que el papá de los presuntos criminales, (del Chueco y su hermano mayor) Carlos P. M., era el director de Seguridad Pública (de Urique) hasta 2020”. (Nota de la redacción, El Heraldo de Chihuahua, 22 de junio de 2022).

Brotan de todas partes las evidencias de que todos sabían. 

A principios de mayo de este año se daba cuenta que en la conferencia mañanera “… un subsecretario de dicha institución (de la Secretaría de Seguridad Federal), de la que depende legalmente la Guardia Nacional, se alzó ayer durante la mañanera de AMLO … y dijo que elementos de esas instituciones llevaron a cabo el operativo en el poblado conocido como Bahuichivo, municipio de Urique, ubicado en la región turística de Creel… pero ni la Fiscalía ni ahora la Secretaría de Seguridad, con todo y bombo y platillo nacional, confesaron que el propósito era detener a “El Chueco”. (De la Columna, El Diario, 6 de mayo de 2022).

Y nos faltaba Duarte. 

Si bien a la mitad de su gobierno disminuyeron sensiblemente los índices delictivos, en la parte final, especialmente a partir de los últimos meses de 2015 y en todo el 2016 se presentó un repunte, por ello no tiene la razón completa cuando afirmó en su carta que “Javier Corral destruyó la estrategia exitosa contra la inseguridad con que disminuyeron los delitos de alto impacto en todo el territorio de Chihuahua y entregó el estado a la delincuencia” a quien acusó de brindarle protección a El Chueco.

También lo acusa de alterar las evidencias en el asesinato de Miroslava Breach y le pide al presidente que realice una investigación “a fondo (sobre) la protección brindada por Javier Corral Jurado a ese grupo delictivo (Los Salazares)” y le endilga un florido ramillete de adjetivos que a más de un chihuahuense le halagaron: Le dijo que era el “más corrupto, corruptor, mentiroso, holgazán y protector de asesinos que haya gobernado Chihuahua”.

En esas manos estamos.

¿Habrá alguna, así sea remota, posibilidad de que esto cambie en sus manos?

Las perspectivas son, por decir lo menos, absolutamente sombrías, por desgracia.

En tanto, paso a paso las bandas criminales siguen adueñándose de extensas porciones del territorio nacional y de crecientes actividades económicas.

Mientras, la clase política morenista se regodea gritándole ¡¡¡presidente, presidente!!! a su favorito 

¡No pasa nada!

A su vez, la oposición no atina a develar que sus crecientes derrotas obedecen a la inmensa corrupción que generaron y gozaron.

En tanto el país está sometido a un verdadero baño de sangre.

¡No importa, ya inauguramos Dos Bocas!

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Fuente de citas hemerográficas recientes: Información Procesada (INPRO)

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