Opinión

30 millones para El Salvador

La semana pasada, una de las noticias que mayor revuelo causó fue el encuentro de AMLO y el presidente de El Salvador

Sixto Duarte
Analista

martes, 25 junio 2019 | 06:00

La semana pasada, una de las noticias que mayor revuelo causó fue el encuentro del presidente Andrés Manuel López Obrador y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mismo que significó el apoyó económico de 30 millones de dólares a favor de la nación centroamericana para labores que desalienten la migación hacia el norte.

El presidente Bukele voló al encuentro con su homólogo mexicano en Chiapas. Es un tanto irónico que el “donante”, es decir, quien representa al Gobierno que aportará esta cantidad (en este caso López Obrador), haya volado a dicho encuentro en avión comercial, tratando de ser congruente con su “política” de austeridad, y que el “donatario”, en este caso, el presidente Bukele, haya volado en avión privado, éste último propiedad del Grupo Tomza, propiedad del empresario gasero juarense Tomás Zaragoza Fuentes. Es evidente que este grupo empresarial tiene intereses económicos muy sólidos en la nación centroamericana.

La acción gubernamental generó una serie de reacciones en contra por parte de un amplio espectro de la opinión pública. Es evidente que dicha acción tan impopular no es tomada por parte de López Obrador de “motu proprio”. Asumimos que dicha decisión forma parte de los acuerdos celebrados entre el Gobierno de Estados Unidos y el Gobierno de México, a raíz de las negociaciones emprendidas recientemente por parte del canciller Ebrard para evitar la imposición de aranceles a las importaciones de México por la administración de Donald Trump.

El apoyo de 30 millones de dólares al gobierno salvadoreño, es una cifra que pueda sonar como un mundo de dinero, pero en realidad no representa mayor ajuste o desajuste al presupuesto federal. Incluso existe partida para ello. El problema aquí surge por la postura de “austeridad” del Gobierno federal. La política de austeridad adoptada por el gobierno de López Obrador (que en mi criterio es una medida “cuenta-chiles”) ha sido encaminada a cuidar los centavos y descuidar los pesos. La cancelación del aeropuerto, la venta de vehículos oficiales, así como del avión presidencial, vienen a dar testimonio de ello.

Si López Obrador no hubiera usado ese tema de la austeridad recurrentemente, seguramente esta nota no hubiera causado tanto revuelo. En pocas palabras, López Obrador es ahora víctima de su propia trampa y de su propio juego.

Con el pretexto de la “austeridad”, el presidente López Obrador en su momento le echó la caballería encima a todos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, bajo el pretexto de que sus salarios eran excesivos. En realidad, la andanada iba dirigida a desequilibrar el ya de por sí frágil sistema de justicia, garante de la división de poderes, y pilar de la democracia.

Asumiendo que los ministros ganaran lo que el gobierno dice que ganan, y asumiendo que dejáramos de pagarles a todos los ministros su salario entero, el ahorro de esos salarios, por todo el sexenio de López Obrador, sería equivalente al monto que será transferido a El Salvador.

Igualmente, la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México ha tenido un costo mucho muy superior, y mucha gente parecería justificar este enorme despropósito. En este sentido, no estoy diciendo que estoy de acuerdo con la transferencia de fondos.

Hay quienes dicen que el pago de este apoyo a El Salvador es preferible a la imposición de aranceles. Desde una óptica enteramente económica, pudiera ser. Sin embargo, eso es perder de vista que, el principal “producto” que México exporta a Estados Unidos es precisamente la mano de obra, misma que se utiliza por empresas americanas en territorio mexicano. Creo que Trump ha asustado a México con el “petate del muerto” con el tema de los aranceles. Los intereses corporativos, esos que patrocinan campañas de legisladores y gobernantes en Estados Unidos, serían quienes más resentirían una medida como esa.

Ante la crisis hospitalaria que existe en el Sector Salud en el país, junto con los recortes emprendidos en diversas áreas, el apoyo mencionado, si bien solidario, puede no ser bien visto por la mayoría de los mexicanos.

Es evidente que, con los ejemplos de “ahorros” que ha dado el Gobierno, se demuestra que al Gobierno de la “Cuarta Transformación” no le interesa el tema de la austeridad, sino simplemente la apariencia de austeridad.

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