Opinión

2021: prueba de fuego a partidos políticos

Dirán lo que quieran sobre la supuesta premura con que algunos actores políticos se están adelantando...

Francisco Ortiz Bello
Analista

miércoles, 19 febrero 2020 | 06:00

Dirán lo que quieran sobre la supuesta premura con que algunos actores políticos se están adelantando -dicen- al proceso electoral del 2021 en nuestro estado, pero la verdad es que ya está literalmente encima, con apenas unos cuantos meses por delante para quienes deseen buscar algún cargo de elección popular, sorteando primero los escollos dentro de sus propios institutos políticos, puedan preparar todo lo necesario por lo que, incluso, algunos ya van tarde y mal preparados.

El próximo año se elige al gobernador del estado, a los 22 diputados de mayoría relativa del Congreso, a los 67 presidentes municipales, a los 67 síndicos municipales y a todo el cuerpo de regidores que conforma cada municipio o Ayuntamiento, todo esto además de la elección de los nueve diputados de cada distrito federal en que se divide el estado, para que vayan a renovar también la Cámara de Diputados allá en la CDMX, en el Palacio de San Lázaro. De ese tamaño será la elección del 2021.

La elección del gobernador del estado, cada seis años, siempre ha despertado fuertes pasiones y expectativas, tanto entre el electorado como entre las distintas fuerzas políticas que aspiran a que sus representantes obtengan ese codiciado cargo, pero en esta ocasión en particular las cosas parecen pintar un tanto distintas. Bastante distintas, corrijo.

El desencanto social hacia los partidos políticos ha sido una constante durante los últimos años. Condición que se agravó e hizo crisis el pasado 2018 cuando en forma masiva los electores le dieron el triunfo a Andrés Manuel López Obrador, otorgándole una votación abrumadora, histórica: 30 millones de votos.

Sin embargo, es muy conveniente no olvidar cómo se conformaron esos 30 millones de votos. Sin duda alguna, al menos la mitad corresponden a la base firme de votos lopezobradoristas, 15 millones que obtuvo en 2006 y otro tanto en 2012, pero que no le alcanzaron entonces para obtener el triunfo. Quizá en ese año haya logrado otros tres o cuatro millones de votos adicionales.

Sin embargo en 2018 también ocurrió que el PRI perdió más de 10 millones de votos en relación con la elección del 2012 al obtener 9.2 millones ese año contra 19.2 en la elección anterior, votos que evidentemente se fueron a Morena como castigo del electorado a gestiones tricolores por todo el país, plagadas de escándalos de corrupción, tráfico de influencias, abusos de poder y otras calamidades similares. Aunque el PAN prácticamente no perdió nada en cuanto a votos, mantuvo su línea de flotación del 22 por ciento en promedio.

Para cuadrar los resultados de la elección en 2018, la participación ciudadana fue del 63.4 por ciento, contra 63.1 en 2012 es decir, un crecimiento marginal de apenas tres décimas de punto porcentual, literalmente fueron los mismos votos en ambas elecciones, en porcentajes votó la misma cantidad de mexicanos pero los sufragios se dividieron de manera distinta favoreciendo a AMLO claramente.

Ahora bien, ese claro voto de castigo hacia los partidos políticos favoreció a Morena a causa de López Obrador, no perdamos de vista eso. Pero ya con poco más del año en el Poder Ejecutivo como partido, más de año y medio con mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión, y luego de cualquier cantidad de escándalos ocasionados por legisladores, dirigentes y líderes morenistas, la percepción social hacia ese instituto político ha dado un vuelco importante. No así hacia López Obrador, quien mantiene aún altos índices de aprobación popular.

Es por eso que afirmo que la elección del próximo año será la prueba de fuego para los partidos políticos en Chihuahua y en Ciudad Juárez, porque se podrá apreciar a través del voto en las urnas, si la sociedad chihuahuense y la juarense los “ha perdonado” y les devuelve la confianza o si, por el contrario, ratifica su desencanto hacia estos institutos políticos y, si así fuera, de qué manera estaría decantando la preferencia electoral mayoritaria.

Todo hace suponer, en las actuales circunstancias, que prevalecerá el segundo escenario -el rechazo a los partidos políticos- lo que dejaría en la contienda por la gubernatura solo a Morena y a las figuras independientes, así como para las diversas candidaturas incluida la de la Presidencia Municipal de Juárez, la pregunta sería ¿conservará aun Morena la fuerza que mostró en 2018?

En la siguiente entrega haremos un análisis extenso y a detalle de los aspirantes, sus partidos políticos y las posibilidades reales de cada quien. Habrá muchas sorpresas y decepciones.

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