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Opinion El Paso

Trump nos lleva al límite

En esencia, ha afirmado y encubierto la hostilidad racial

Paul Krugman / The New York Times

miércoles, 03 junio 2020 | 06:00

Nueva York— A fines del año pasado, Bob Kroll, director del sindicato de policías de Minneapolis, estuvo presente en un mitin de Trump, en el cual le agradeció por terminar con la “opresión de la policía” que había instaurado Barack Obama y dejar que los policías “les pusieran las esposas a los criminales en lugar de a nosotros”. Los acontecimientos de la semana pasada, en los cuales la muerte de George Floyd bajo custodia de la policía de Minneapolis dio lugar a manifestaciones contra la brutalidad policial, que, en respuesta, recibieron más brutalidad policial, incluida una violencia sin precedentes contra los medios noticiosos, dejan claro a lo que se refería Kroll con eso de que les quitaron las esposas. Además, Donald Trump, lejos de tratar de calmar a la nación, le está echando leña al fuego y parece estar a punto de tratar de incitar una guerra civil. No creo que sea una exageración decir que Estados Unidos como lo conocemos está en el límite. ¿Cómo llegamos hasta aquí? La historia de fondo de la política estadounidense de los últimos cuarenta años es que las élites acomodadas usaron como arma el racismo blanco para obtener poder político, del cual se sirvieron para instaurar políticas que enriquecieron más a los que ya eran ricos a expensas de los trabajadores. Hasta antes del ascenso de Trump se podía, aunque a duras penas, negar esta realidad con el rosto impasible. Sin embargo, a estas alturas, se necesita una ceguera deliberada para no ver lo que está sucediendo. Todavía veo uno que otro reportaje en el que se describe a Trump como “populista”, pero las políticas económicas de Trump han sido lo opuesto al populismo: han sido despiadadamente plutocráticas, centradas principalmente en un esfuerzo exitoso para hacer que se promulgaran enormes recortes de impuestos para las corporaciones y los ricos y en un intento hasta ahora fallido de dejar sin cobertura médica a los pobres y a las familias de la clase trabajadora. Las guerras comerciales de Trump tampoco han hecho resurgir los trabajos de antaño. Incluso antes de que el coronavirus nos sumergiera en una depresión, Trump ya había fracasado en su propósito de aumentar de manera considerable los empleos en los sectores minero y manufacturero. Así mismo, los productores agrícolas y ganaderos, quienes apoyaron de manera mayoritaria a Trump en 2016, han sufrido graves pérdidas debido a sus guerras comerciales. Entonces, ¿qué es lo que Trump le ha ofrecido en realidad a la clase trabajadora blanca de la que está compuesta la gran mayoría de su base electoral? En esencia, ha afirmado y encubierto la hostilidad racial. En ningún otro aspecto es esto más claro que en su relación con la policía. Si el egoísmo económico fuera lo único que motivara la orientación política, uno esperaría que los policías estuvieran a favor de los demócratas. Después de todo, son empleados sindicalizados del sector público y los republicanos están en contra de los sindicatos y el gobierno. No ganan lo suficiente como para obtener grandes beneficios del recorte de impuestos de Trump. Sus empleos estarán en grave riesgo si se obliga a los gobiernos estatales y locales, cuyos ingresos son escasos, a hacer drásticos recortes al gasto, y los aliados de Trump en el Senado están bloqueando la asistencia que evitaría muchos de esos recortes. De hecho, las contribuciones políticas de los sindicatos del sector público favorecen de manera abrumadora a los demócratas. Y aunque muchos bomberos votaron por Trump en 2016, el principal sindicato de bomberos respalda a Joe Biden. No obstante, muchos policías y sus sindicatos siguen siendo seguidores acérrimos de Trump y han dejado muy claro por qué: sienten que Trump los respaldará incluso, o tal vez particularmente, si incurren en comportamientos abusivos en contra de las minorías raciales. Solo para dejarlo claro, muchos y quizá la mayoría de los agentes de policía se comportaron bien la semana pasada. De hecho, en algunas ciudades la policía ha mostrado solidaridad con los manifestantes uniéndose a las marchas o arrodillándose. Sin embargo, no hay duda de que Trump está del lado de los que rechazan cualquier noción de que los oficiales de policía, o cualquier otra figura de autoridad, deberían asumir la responsabilidad de su comportamiento abusivo. Recuerden que usó su autoridad para perdonar a miembros del Ejército estadounidense acusados o sentenciados por las mismas fuerzas armadas por haber cometido delitos de guerra. El 1 de junio, en una llamada con los gobernadores, no mostró ningún indicio de reconocer que las protestas generalizadas pudieran tener alguna justificación o que debería intervenir de alguna manera para unificar al país. En cambio, les dijo a los gobernadores que toda la violencia venía de la “izquierda radical” e insistió en que deben actuar con mayor dureza: “Tienen que dominar la situación o se verán como un puñado de tontos; tienen que arrestar y enjuiciar a la gente”. Trump, quien se retiró a un búnker subterráneo cuando los manifestantes estuvieron frente a la Casa Blanca, también les dijo a los gobernadores: “A la mayoría de ustedes les tiembla la mano”. Fue una actuación aterradora. Como dije, desde hace décadas los republicanos han venido explotando la hostilidad racial para ganar elecciones a pesar de tener una agenda política que daña a los trabajadores, pero Trump ahora está llevando esa estrategia cínica hacia una especie de apoteosis. Por una parte, en la práctica incita a sus seguidores a la violencia. Por la otra, está muy cerca de invocar una respuesta militar en contra de la protesta social. Y a estas alturas nadie espera ninguna oposición significativa por parte de otros republicanos. Ahora bien, no creo que Trump logre provocar una guerra racial en el futuro cercano, aun cuando es evidente que se muere por encontrar una excusa para usar la fuerza. No obstante, es probable que en los próximos meses la situación se ponga muy pero muy fea. Después de todo, si Trump está alentando la violencia y hablando de soluciones militares contra protestas en su mayoría pacíficas, ¿qué harán él y sus seguidores si consideran probable que pierda las elecciones de noviembre?

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