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Opinion El Paso

¿Representa el Cabildo de El Paso nuestros intereses?

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Dra. Kathy Staudt, Carmen Rodríguez, Rosemary Neill, y Dr. Oscar Martínez / Autores del libro ‘Who Rules El Paso?’

lunes, 26 octubre 2020 | 06:00

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¿

Cree Ud. que el Cabildo de El Paso representa sus intereses?

¿Siente Ud. que los líderes electos hacen más por los intereses especiales que por nuestra comunidad? 

¡Si así lo siente, tiene razón! En el Cabildo del City Hall, intereses especiales reciben la mayor atención. Nuestra comunidad tiene menos prioridad. Usted y su familia tienen menos prioridad. 

¿Quiénes son los intereses especiales? Son principalmente empresarios locales que tienen negocios grandes y que buscan favores y subsidios de la ciudad a costo de los recursos públicos.

¿Pero por qué tienen estos empresarios tanta influencia en el gobierno local?

Porque son gente rica y donan mucho dinero a candidatos que buscan puestos públicos. Una vez que estos candidatos son elegidos al Cabildo, los donantes los presionan para que voten en su favor, para que les concedan los favores y los subsidies que ellos desean. 

Por ejemplo, el alcalde Dee Margo en el 2017 recaudó 378 mil dólares para su campaña política. Los 20 donantes que le aportaron las cantidades más grandes representan la clase dominante en nuestra ciudad. No es sorpresa que Margo ha favorecido los proyectos de esta élite empresarial. 

Hombres de negocio, en su gran mayoría anglos blancos, han controlado nuestra ciudad desde sus principios. Muchos de ellos han sido originarios de otras partes del país.

El sistema actual para controlar el Gobierno de El Paso e influenciar las elecciones empezó alrededor del 2003 cuando un grupo secreto llamado Paso Del Norte Group fue formado por los hombres ricos Bill Sanders, Woody Hunt y Paul Foster. Ellos querían renovar el Centro de la ciudad, actualizando una visión que había surgido en años anteriores.

El Grupo Paso del Norte planeaba crear zonas de alta escala con centros de espectáculos, grandes comercios, tiendas especializadas, galerías de arte, condominios y un estadio para deportes. Ellos querían reinventar la imagen de El Paso. Algunos pensaban que la ciudad manifestaba una visión demasiada mexicana y muy atrasada. El grupo quería proyectar juventud urbana, energía, y ultra modernismo.

Para realizar la renovación deseada, varios barrios y vecindarios históricos donde vivía gente de ascendencia mexicana tendrían que ser destruidos para dar lugar a nuevas estructuras. Todo lo que se necesitaba era que el Cabildo de la cuidad formalizara una asociación con el Grupo Paso del Norte. Cuando ocurrió eso, el Grupo anunció que el plan renovador traería desarrollo económico y prosperidad a la ciudad. El hecho de que las vidas de los residentes de los barrios serían seriamente afectadas no era de gran preocupación para ellos. 

En el 2007, un Comité de Acción Política, llamado “Ciudadanos Para la Prosperidad,” fue creado. El Comité incluía a muchos de los integrantes del Grupo Paso del Norte. El Comité empezó a contribuir dinero a candidatos políticos que apoyaban el plan de renovación. En el 2011, el Comité logró elegir a dos de sus candidatos favoritos. 

Esa elección le proporcionó la mayoría de los votos en el Cabildo al Grupo Paso del Norte para poder lograr sus proyectos.

En el 2012, el corporativo Mountain Star Sports, adueñado por Woody Hunt, Paul Foster y Alejandra de la Vega Foster, anunció que había comprado un equipo de beisbol y que urgentemente necesitaba que la ciudad construyera un estadio. El Cabildo aprobó el estadio apresuradamente sin consultar a la comunidad. 

Ese mismo año, el Grupo Paso del Norte colaboró con burócratas del ayuntamiento para desarrollar una iniciativa de Calidad de Vida para presentarla en las elecciones de noviembre. La iniciativa abarcaba planes para la renovación del Centro de la ciudad, incluyendo cómo pagar por el estadio de beisbol. Se proponía también un gran centro de espectáculos, centros de cultura y recreación, y la revitalización de la biblioteca central.

Los promotores de la iniciativa prometieron una mejor calidad de vida. Se les dijo a los votantes que el estadio de beisbol sería pagado con impuestos cobrados a turistas, los cuales se hospedarían en hoteles locales. También se dijo que el centro de espectáculos sería de gran beneficio para la ciudad. Todo parecía bien y se aprobó la iniciativa. 

Pero los votantes pronto se darían cuenta que fueron engañados. No se les dijo que, para hacer espacio para el estadio de beisbol, el edificio del ayuntamiento, o sea, el City Hall, tendría que ser derribado y los departamentos del municipio serían dispersados en múltiples direcciones. No se les dijo a los votantes que el centro de espectáculos en realidad sería una arena de deportes con capacidad para 15 mil personas. En el texto de la boleta de votación no se incluyeron las palabras “deporte” o “arena,” y no se dijo nada sobre la intención de construir tal obra en el barrio Duranguito.

A pesar de los engaños a los votantes, la ciudad derrumbó el edificio del City Hall, el estadio de beisbol se construyó y este empezó a funcionar en el 2014. 

El director de Finanzas de la ciudad, Robert Cortinas, le llamó al estadio un “acuerdo malo” para El Paso.

En realidad, fue mucho más que un “acuerdo malo”. Fue un gran desastre para los residentes de la ciudad. ¿Por qué? Porque nosotros hemos tenido que pagar los altos costos del estadio con nuestros impuestos. Desde su aprobación en el 2012 hasta el año 2020, el estadio ha costado 160 millones de dólares –más del triple de la propuesta original. El estadio jamás se pagará por sí mismo. Siempre será una carga muy pesada para la comunidad. Y aparte de esa injusticia, los precios de la entrada a los juegos son muy caros para la gente de escasos recursos.  

El estadio de béisbol es un ejemplo de cómo los donantes ricos reciben grandes beneficios cuando aportan dinero a candidatos políticos. Ellos ven esas transacciones como retornos a sus inversiones. Ellos esperan que el Cabildo les proporcione subsidios, reducciones y devoluciones de impuestos, y por supuesto votos favorables para cualquier proyecto que ellos propongan, ya sea un estadio de béisbol, una arena deportiva o un garaje de estacionamiento. 

Cuando estos intereses especiales logran sus objetivos, quiere decir que los impuestos que podrían ser utilizados para programas que benefician a la comunidad son desviados a obras costosas. Los ciudadanos son forzados a pagar aún más impuestos, y estos, que son altísimos en El Paso, suben aún más. 

¿Quién sale perdiendo? Los servicios de salud. El mantenimiento de las calles. La transportación pública. Las bibliotecas. Los parques. Los centros de recreación para jóvenes. Y los centros para adultos de la tercera edad.

Un gran problema para los votantes es que algunos candidatos dicen una cosa antes de ser elegidos, pero ya que logran el puesto frecuentemente cambian de opinión. Por ejemplo, Sam Morgan. Este señor les dijo a los historiadores que abogaban por preservar el barrio Duranguito que él estaba en contra de la construcción de la arena en ese lugar, pero luego cambió su postura al ingresar al Cabildo.

Dee Margo es otro ejemplo. Él dijo que sí fuera elegido alcalde, él “no subiría los impuestos.” Pero durante su alcaldía, la tasa de crecimiento por cada 100 dólares de valor de las propiedades subió un 17%.

Otra causa muy importante del alza de los impuestos en El Paso es que el Cabildo ha incrementado la deuda de la ciudad de una manera alarmante. 

La deuda en el 2020 suma más de 2.2 billones de dólares. Ese año se pagaron 114 millones de dólares en interés. Se estima que no pagaremos la deuda hasta el año 2045.

¿Por qué sigue el Cabildo aumentando nuestros impuestos y la deuda colectiva? Porque muy a menudo los regidores les dan prioridad a proyectos de los intereses especiales sobre las necesidades de la comunidad.

En el caso de la arena, es preocupante que va a subir notablemente la obligación financiera de la ciudad si se construye esa obra. Al mismo tiempo, es angustioso pensar que el lugar del nacimiento de El Paso sería destruido y que los residentes de ese barrio serían desalojados. Por eso, a partir de 2016, opositores a la arena han llevado a cabo muchas protestas, marchas y vigilias de oración.

Además, se ha llevado a cabo una lucha legal. En el 2017, fue sometida la primera de varias demandas contra la arena. Desde entonces, se han presentado audiencias y juicios, se han emitido ordenes de Corte, y se han sometido apelaciones. A finales de 2020 la batalla legal continuaba. 

¿Qué es lo debemos hacer para elegir mejores líderes y alcanzar mejor representación en nuestra ciudad? 

Hay que votar. Sin el voto no hay voz. No hay poder.

Hay que saber quiénes son los candidatos y de dónde vienen sus donativos. Hay que votar por los candidatos que no estén comprometidos con los intereses especiales.

Hay que luchar para que se impongan límites a los donativos de campañas electorales. En la ciudad de Austin, Texas, el límite es de 400 dólares por individuo. Si Austin lo puede hacer, ¿por qué no El Paso?

Debemos participar en actividades comunitarias para estar bien informados de lo que necesita nuestra gente.

¡¡¡Levántate, El Paso!!! 

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