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Opinion El Paso

No me considero un ‘coyote’

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Jorge Ramos Ávalos/El Diario de El Paso

domingo, 23 enero 2022 | 06:00

Tapachula, Chiapas— No le gusta que le llamen “coyote”, “pollero” o traficante de indocumentados. Él se define como un “facilitador de oportunidades” para los inmigrantes.

Tampoco sé cuál es su verdadero nombre. Quedamos en llamarle Armando, un guatemalteco que vive en México y quien ha sido fuente de Univisión en otras ocasiones.

Yo quería entender cómo funciona su negocio. Y él aceptó la entrevista, con máscara negra y gorra puestas, para denunciar el maltrato que ha visto de las autoridades mexicanas hacia los centroamericanos que cruzan por México.

Conversamos antes del trágico accidente que dejó 56 muertos en una carretera de Chiapas a principios de diciembre y que dejó al descubierto cómo los migrantes son transportados –y abusados– por contrabandistas. Pero, a pesar de las denuncias de los políticos, el sistema se impone. Y esto significa que la mayoría de los migrantes llegan a Estados Unidos con ayuda de coyotes o polleros.

“Hondureños y salvadoreños es lo que más llevamos nosotros”, me dijo Armando. “Nosotros hacemos el viaje completo desde Tegucigalpa, desde San Pedro Sula, de Choluteca. Desde ahí nosotros tenemos vehículos que los trasladan hacia la frontera con Honduras y Guatemala. De Guatemala hay otros vehículos que los trasladan hasta acá, a cualquier frontera con México. Y de acá se van en carro hasta Estados Unidos, básicamente”.

¿Cuánto cuesta el viaje desde Centroamérica hasta Estados Unidos? “Entre nueve y 12 mil dólares” por persona, me dijo Armando.

“Si hablamos de una pareja, de un matrimonio con dos niños, ahí los precios pueden variar un poco. Estamos hablando que se les podría dejar a ellos en 12 mil o hasta 25 mil dólares por llevarlos”.

¿Cómo se paga? “Por trayectos”, me explicó. “El viaje que nosotros ofrecemos es hasta Houston o Dallas, Texas. Ahí se les entregan (los migrantes) a los familiares que son los que, regularmente, depositan el dinero”.

El trayecto que ofrece Armando y su grupo dura entre 18 y 24 días. Y me asegura que todo se hace en vehículo particular. Los migrantes llevan muy poco dinero. “Ellos a veces solo traen dinero para ponerle una recarga a sus teléfonos o para comprarse un refresco. No traen una gran cantidad de dinero. Todo (el dinero) viene de Estados Unidos o de los países de origen”.

¿Cómo están actuando los agentes de migración de México? Esta es su denuncia: “Lo hacen de una forma violenta. No respetan los derechos del migrante. Los golpean. Los humillan”.

En agosto pasado el Instituto Nacional de Migración de México suspendió a dos agentes que fueron captados en un video golpeando a migrantes. “Yo he sido testigo de eso”, añadió.

A pesar de los nuevos obstáculos creados por la política de cooperación migratoria del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con Estados Unidos, el negocio de Armando es muy exitoso.

Él puede ganar hasta cuatro mil dólares al mes y calcula que el 85 por ciento de los inmigrantes a su cargo llegan a Estados Unidos.

¿Y si lo agarran? Me dijo que podría pasar de 6 a 20 años de cárcel, dependiendo de la cantidad de personas que esté transportando.

La realidad es que miles de inmigrantes utilizan a “coyotes” o “polleros” para llegar a Estados Unidos. A pesar de riesgos como el accidente en Chiapas. La cruzada está cada vez más difícil y pocos pueden llegar a Estados Unidos sin ayuda.

Pero la crisis económica causada por la pandemia ha pegado más fuerte en el sur del continente y por eso vemos esta nueva ola migratoria hacia el norte. El año pasado entraron ilegalmente más de millón y medio de personas. Y los riesgos de robo, violación y muerte siempre están presentes.

Armando lo reconoce. “Hay gente que abusa de esto”, me dijo, refiriéndose a los traficantes de personas. “Hay gente que abandona a otras personas. Hay gente que mata a otras personas por tratar de transportarlas. Hay ‘coyotes’, ‘polleros’, que meten a gente en camiones y los hacen viajar con cerdos, con vacas en tráileres, en cajuelas de vehículos. Eso, creo, no se vale”.

“Nos están pagando una plata y esa plata representa el futuro de alguien en un país. Entonces a veces pienso que la gente solo quiere lucrar. Yo no me considero un coyote. Me considero un facilitador de oportunidades”.

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