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Opinion El Paso

Los votantes latinos no salvarán al Partido Republicano

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David Byler/The Washington Post

sábado, 05 noviembre 2022 | 06:00

Los republicanos no dejan de hablar acerca de su avance con los votantes latinos.

En el 2020, Donald Trump mejoró su margen del 2016 por 17 puntos porcentuales entre los votantes hispanos, ganando casi el 40 por ciento de la votación. Aún está en debate el 2022, aunque las encuestas sugieren que el Partido Republicano ha retenido esas ganancias.

Algunos republicanos creen que esos avances han prevenido el destino demográfico –que los nuevos votantes latinos de Trump representan una infusión de vida, ayudando al Partido Republicano a competir mientras el país es cada vez más moreno y cada vez más educado.

El problema es que los avances de Trump con los votantes latinos no son lo suficientemente grandes para asegurar futuras victorias. De hecho, los republicanos podrían incrementar su porcentaje de voto latino y perder las elecciones presidenciales.

Si el Partido Republicano desea ganar nuevamente la presidencia, el partido necesita asegurarse que no se está enfocando en sólo un grupo –o favoreciendo sueños imaginarios a largo plazo sobre planes más efectivos a corto plazo.

Nota: Algunos encuestadores y empresas de análisis miden el voto “latino” y otros utilizan la categoría “hispana”. Esos grupos se traslapan, aunque no son intercambiables. En este análisis, yo utilizo “latino” como la categoría por default y cambio a “hispano” cuando me refiero a un sondeo o fuente de información que utiliza esa categoría.

Los futuros escenarios son calculados utilizando la información de Estados de Cambio y mis propias conclusiones sobre la asistencia a las urnas, que básicamente igualan el porcentaje de asistencia a las urnas del 2020.

Esas simulaciones también asumen un cambio uniforme, por ejemplo, si los republicanos ganaron dos puntos con los votantes afroamericanos en todo el país, ganaron todo eso en cada estado. Los verdaderos cambios no son uniformes y eso cambia la asistencia a las urnas, así que, esos número deberían ser vistos como escenarios aproximados en lugar de pronósticos precisos.

El voto latino no es una panacea para el Partido Republicano.

El avance de Trump entre los votantes hispanos fue impresionante. Los republicanos perdieron ese grupo por un margen de 40 puntos en el 2008, 2012 y 2016 y Trump redujo ese margen a unos 20 puntos en el 2020.

Sin embargo, en términos absolutos, los nuevos votantes latinos de Trump no representan tanto para el Partido Republicano. Los nuevos votantes blancos con educación universitaria del presidente Biden los supera.

Si los republicanos sólo mantienen la recién fundada fortaleza latina de Trump – sin mejorar su margen con otro grupo– seguirán perdiendo el voto popular a nivel nacional. Los demócratas siguen teniendo la ventaja con los grupos crecientes, tales como los votantes latinos y asiáticos, mientras que la clase trabajadora anglosajona está disminuyendo.

Y aun cuando los republicanos dividieran a los latinos en 50-50 en el 2024 – quitándole otro gran porcentaje a la coalición demócrata– eso no garantizaría que volverían a ganar la Casa Blanca.

Con el 50-50 de apoyo latino y si todos los demás votaran exactamente de la misma manera, el Partido Republicano perdería el voto popular a nivel nacional por escasos dos puntos.

Los nuevos latinos republicanos podrían ayudar al Partido Republicano mucho en el colegio electoral: los latinos están concentrados mayormente en el suroeste, lo cual limita el número de estados que podrían agregarse al total de ese partido.

No estoy diciendo que el voto latino no es importante. Los latinos republicanos ayudaron a Trump a mantenerse en Texas y Florida y podrían darles a los republicanos escaños en el Senado en Nevada y Arizona el Día de la Elección. Pero, a largo plazo, los votantes latinos solos no le devolverán al Partido Republicano la mayoría.

La respuesta está en el resto del portafolio del Partido Republicano.

Los votantes latinos actualmente representan el 15 por ciento de todos los votantes elegibles y se pronostica que sean el 19 por ciento en el 2036. Esa es una tasa de crecimiento rápido. Aunque en el futuro cercano, más del 80 por ciento de todos los votos posibles siguen proviniendo de otros grupos.

Si los republicanos desean ganar en el futuro, su ruta más fácil podría ser mantener el avance con los latinos y mejorar un poco con esas otras demografías.

Por ejemplo, supongamos que en el 2024, cada bloque de votantes acudiera a las urnas en el mismo porcentaje que lo hizo en el 2020 y que el Partido Republicano agregara cuatro puntos porcentuales a ese margen con votantes afroamericanos, votantes blancos con educación universitaria y votantes blancos sin educación universitaria.

El resultado sería que los republicanos podrían perder el voto popular por dos puntos, pero es probable que ganen el colegio electoral.

Un escenario diferente sería suponer que el Partido Republicano no pudiera avanzar con los votantes afroamericanos o blancos o votantes con educación universitaria, pero el partido retuviera a los votantes latinos y agregara seis puntos a su margen con votantes blancos sin educación universitaria, el nivel exacto de avance que Trump tuvo en el 2016. En este caso, los republicanos podrían competir nuevamente en el colegio electoral.

Jugando con los números de esta manera y alternando el desempeño del Partido Republicano con múltiples demografías al mismo tiempo –da como resultado un rango casi infinito de posibles futuros. Sin embargo, en la mayoría de los escenarios, el camino más fácil hacia adelante para los republicanos es simple: mantener o incrementar el porcentaje de voto latino de Trump y ganar un respetable número de votos de un par de grupos más.

Una manera de pensar agresiva y a corto plazo puede generarle victorias al Partido Republicano.

Los republicanos no necesitan un plan a largo plazo para avanzar con esos nuevos votantes y mantenerse competitivos. Sólo necesitan planes efectivos a corto plazo.

Trump les mostró el camino a los republicanos en el 2016. Antes del surgimiento de Trump, muchos republicanos poderosos temían que el partido estaba envejeciendo y convirtiéndose en obsoleto, así que diseñaron atractivos para un Estados Unidos más joven y diverso.

Trump tiró esos planes por la ventana, cortejó a la base anti-inmigrante del Partido Republicano, agarró el segmento del electorado que estaba reduciéndose, los votantes blancos de la clase trabajadora del norte-centro del país y se convirtió en presidente.

En 2020, el pensamiento a corto plazo de Trump casi consigue otra victoria. Mantuvo a los mismos votantes blancos de la clase trabajadora que impulsaron su primera postulación y atrajo a los votantes latinos al hablarles de sus preocupaciones económicas.

Nadie sabe cómo construirá el próximo presidente republicano una coalición. Tal vez él o ella incrementen el porcentaje del voto latino de Trump y agreguen algunos votantes afroamericanos de la clase trabajadora. Tal vez volverán a ganar algunos suburbios de personas con educación universitaria que Biden conquistó en el 2020. Es imposible decirlo.

Sin embargo, lo que sabemos es que Trump encontró los nuevos votantes suficientes para mantener competitivos a los republicanos a principios de los años 2020. Si los futuros republicanos continúan aumentando la coalición, un poco a la vez, también permanecerán siendo competitivos.

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