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Opinion El Paso

La táctica del miedo son trucos comerciales de los políticos

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Ruben Navarrette Jr. / The Washington Post

viernes, 22 octubre 2021 | 06:00

San Diego— Hay una conocida demagogia que está surgiendo en Estados Unidos.

Uno de los dos partidos políticos importantes está explotando la ansiedad económica que muchas personas siguen sintiendo aun cuando parece que estamos llegando a la novena entrada en la pandemia del Covid-19. El partido está consiguiendo chivos expiatorios y negociando con el prejuicio. A la gente la están poniendo una contra otra.

Los líderes del partido hacen circular historias de víctimas y villanos. Le dicen a la gente –en un lenguaje codificado y prejuicioso– que existen cosas indeseables entre nosotros que rompen las reglas, usurpan los beneficios y engañan para tomar ventaja.

Los contribuyentes estadounidenses, que son personas trabajadoras, están apoyando a esos vividores, lo cual no es correcto.

Por supuesto que me refiero a los demócratas y a su recientemente escalada guerra entre los ricos y los pobres en representación de los que no tienen recursos.

¿De cuál partido político pensaban que estaba hablando? ¿Qué tipo de demagogia asumieron que estaba en juego?

¿El racismo? Están en lo correcto. Es un “ismo”. El clasismo de filas.

En su discurso Estado de la Unión que pronunció en el Congreso en el mes de abril, el presidente Joe Biden les prometió a los estadounidenses: “No le voy a aumentar los impuestos a las personas que ganan menos de 400 mil dólares”.

La administración Biden define “riqueza” como ingresos personales anuales de por lo menos 400 mil dólares, o un matrimonio que gana por lo menos 450 mil dólares. De acuerdo al plan de los demócratas, ambos enfrentarán una alta tasa de impuestos del 39.6 por ciento.

Aunque, en el mismo discurso, el presidente cínicamente se dirigió a su base demócrata y les aventó un pedazo de carne roja:

“Aunque es tiempo que las corporaciones estadounidenses, y el 1 por ciento más pudiente de los estadounidenses empiecen a pagar lo que les corresponde. Justamente lo que les corresponde”, dijo Biden mientras los demócratas de la Cámara se pusieron de pie y le aplaudieron.

El sentido común nos dice que las matemáticas de Biden son sospechosas. El costo de la vida es algo real. Una pareja que gana 450 mil dólares en Billings, Montana es probable que viva mejor que una que gana 450 mil dólares en Boston, Massachusetts.

Los demócratas aseguran que necesitan esos ingresos para financiar una propuesta masiva de infraestructura que podría costar por lo menos 1.5 billones de dólares y fácilmente costaría unos 3.5 billones de dólares si los progresistas de la extrema izquierda la apoyan.

La retórica clasista ya no sólo se refiere al financiamiento de caminos y puentes más que la retórica nativista de asegurar la frontera. Se trata de irritar a su base de la izquierda, justo al igual que hacen los conservadores con su base de la derecha. Se trata de anotar puntos y de recaudar dinero para la reelección.

Ustedes se habrán dado cuenta que la frase pegajosa “pagar justamente lo que les corresponde” ha estado repitiéndose durante varias semanas. La guerra de clases debe estar funcionándoles a los liberales o no la seguirían usando.

De acuerdo a un sondeo realizado por el Centro de Investigación Pew en abril, el 80 por ciento de los estadounidenses dijeron que están “significativamente” molestos por la sensación de que algunas corporaciones y personas acaudaladas no pagan “lo que les corresponde justamente” de los impuestos.

Ahora, los republicanos pueden mofarse de esas cifras si quieren, y hasta atribuirlas a la ignorancia.

Eso es adorable. He notado que el Partido Republicano está beneficiándose perfectamente de la ignorancia cuando los estadounidenses les dicen a los encuestadores que se oponen a las “fronteras abiertas”.

Confío en que las personas que ganan 400 mil dólares al año están pagando los impuestos que les corresponden. Al igual como sé de hecho que la frontera entre Estados Unidos y México no está abierta. Hay muchos agentes, armas, cercos, vehículos, sensores, luces, helicópteros, botes, drones y celdas para que eso sea verdad.

Pero en ambos casos ¿qué hay con eso? En política, los hechos nos llevan lejos, pero la percepción cuenta mucho.

De hecho, la frase “pagar lo que corresponde” debe estar sirviendo para la misma magia manipuladora de la izquierda que los slogans en las calcomanías que se colocan en las defensas de los autos que dicen “hay que sellar la frontera” o “deporten a todos los ilegales” que parece que funciona para la derecha.

En el mes de septiembre, durante el Festival del Atlántico, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara, le comentó a Jeffrey Goldberg de The Atlantic que la propuesta de infraestructura “está totalmente pagada”. Pelosi insistió en que “vamos a hacer que la gente pague lo que le corresponde”.

¿Lo ven? Es demagogia. No sólo la utilizan los republicanos.

Aunque los republicanos han dominado el oscuro arte de atemorizar a los blancos para obtener sus votos al sembrar miedo acerca de los cambios demográficos causados por la inmigración. 

Los demócratas han demostrado –en el debate sobre los impuestos– que pueden ser tan buenos utilizando la envidia y el resentimiento.

No me importa quién juega esos juegos. No se trata del liderazgo. Es el comportamiento barato y destructivo el que destruye nuestra democracia. Aunque constantemente les sirve a los estadounidenses de ambos partidos con una siniestra sonrisa.

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