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Opinion El Paso

La codependencia de EU con México se ha convertido en letal

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Ruben Navarrette Jr./The Washington Post

domingo, 12 marzo 2023 | 06:00

San Diego— Los aproximadamente 40 millones de mexicoamericanos que viven en este país están malditos pero a la vez bendecidos.

Estamos malditos al tener que pasar nuestras vidas como nómadas culturales, muchos mexicanos forman parte totalmente de Estados Unidos y muchos estadounidenses se sienten totalmente en casa en México.Aunque también estamos bendecidos con el claro conocimiento de ambos países.  Podemos ver lo bueno, malo y feo.

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Por ejemplo, como estadounidense descendiente de mexicanos, tengo un súper poder –sé lo que molesta tanto a los estadounidenses como a los mexicanos.

Usualmente comento en broma que la razón por la que México fue creado fue para que Estados Unidos siempre tuviera algo que ver hacia abajo.

Nuestro país tiene una largo historial de animadversión contra los mexicanos, debido al racismo. La característica común es la arrogancia. Muchos estadounidenses piensan que son superiores a los mexicanos, a quienes consideran como corruptos, dóciles, siniestros y violentos.

Esa última descripción probablemente encabeza lo que piensan muchos estadounidenses.  Los sucesos que ocurrieron recientemente en la fronteriza ciudad mexicana de Matamoros, cerca de Brownsville, Texas, son un recordatorio de lo inestable que puede ser el mundo de nuestro vecino.

El reciente secuestro de cuatro estadounidenses por hombres armados fue horrible. El hecho de que dos de los cautivos fueran asesinados, otro herido por arma de fuego, es trágico.

Aunque la manera irresponsable en la que todo esto está siendo discutido aquí en Estados Unidos es despreciable.

La legislación presentada por los representantes republicanos Dan Crenshaw de Texas y Michael Waltz de Florida, podría darle al presidente la autoridad de utilizar al ejército de Estados Unidos contra los cárteles de la droga en México.

Existe también una arrogante declaración de Mayra Flores, una republicana nacida en México quien ganó y luego perdió un escaño congresista en el sur de Texas.  “Debemos etiquetar de inmediato a los cárteles mexicanos como terroristas!”, comentó Flores en un tweet.

Si hablamos de los terroristas domésticos quienes en México utilizan el temor y la intimidación para controlar a los ciudadanos mexicanos, cuenten conmigo. Pero si el argumento es que los cárteles mexicanos son –como aseguró el ex procurador general William Barr en un editorial reciente que publicó The Wall Street Journal– “más como ISIS que como la mafia estadounidense”, es una verdadera exageración.

¿Los cárteles han declarado una guerra santa en contra de los estadounidenses porque desprecian nuestros valores, rechazan nuestra cultura y están resentidos con nuestro estilo de vida?  Por supuesto que no.

Por el contrario, nuestros valores y cultura–que incluyen el uso casual de una variedad de drogas ilegales– ayudan a pagar el estilo de vida del que disfrutan los cárteles.

Sin embargo, los estadounidenses tenemos, como parte de nuestro estilo de vida, la expectativa de que podemos obtener los bienes o servicios que deseemos siempre que tengan un precio que podamos pagar.

Así que, cuando queremos un procedimiento médico electivo que no está dentro de nuestro presupuesto, no dudamos en manejar o tomar un vuelo hasta México para conseguirlo.

Al vivir cerca de la frontera entre Estados Unidos y México, conocí a varios estadounidenses que no la piensan para ir a Tijuana para acudir al dentista, comprar algún medicamento, o realizarse un examen de los ojos –todo eso a precios reducidos.

No es suficiente que los estadounidenses vean a México como una agencia temporal en donde podemos encontrar trabajadores para hacer lo que no queremos hacer. Actualmente, el país también es una farmacia y una clínica médica.

Latavia McGee de Lake City, Carolina del Sur, se aventuró a ir a Matamoros, en el especialmente peligroso estado de Tamaulipas –que el Departamento de Estado de Estados Unidos ha advertido a los estadounidenses no visitar– para hacerse un procedimiento médico electivo a una parte del precio en Estados Unidos.

Ella fue acompañada por su primo Shaeed Woodard y dos amigos, Eric Williams y Zindell Brown.

Después de cruzar la frontera, su auto fue interceptado por hombres armados que los agarraron y colocaron en otro vehículo.

McGee y Williams, quien fue baleado en las piernas, fueron encontrados posteriormente en una cabaña de madera. Woodard y Brown fueron asesinados.

Después del secuestro, oficiales de ambos lados de la frontera sugirieron que los estadounidenses pudieron haber sido atacados debido a una confusión, y The Associated Press reportó este jueves que había obtenido una carta que al parecer era de una facción del cártel en donde se disculpa con las víctimas y sus familias.

Para algunos, esta trágica historia coloca un reflector sobre la violencia en México, en el llamado “turismo médico” o la naturaleza brutal de los cárteles de la droga mexicanos.

Pero para mí, es mayormente un recordatorio sobre lo interdependientes en que se han convertido México y Estados Unidos. Cada día, cientos de miles de personas cruzan de un país al otro, en ambas direcciones.

Van de compras, a comer, a trabajar y en algunas ocasiones buscan un tratamiento médico.

Los estadounidenses pueden construir muros, desplegar ejércitos o cavar fosos y llenarlos de cocodrilos. Pero en la frontera, ese tipo de vida nunca cambiará.

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