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Opinion El Paso
domingo, 24 septiembre 2023 | 06:00
No voy a pasar los próximos 13 meses pretendiendo que confío en que una persona de 86 años —la edad que tendrá Joe Biden en noviembre del 2028— pueda ser presidente de Estados Unidos. Ustedes tampoco deberían hacerlo.
La respuesta a la pregunta acerca de la edad de Biden es simple: “Sí, existe la posibilidad de que la vicepresidenta Harris se convierta en presidenta —y eso estaría bien”.
¿Es difícil decirlo? Al parecer sí lo es. En diferentes entrevistas en CNN la semana pasada, la ex presidenta de la Cámara Nancy Pelosi, demócrata por California, y el representante Jamie B. Raskin, demócrata por Maryland, dos presidentes de la Cámara normalmente muy confiables, al parecer evitaron decir directamente que Harris es una fuerte compañera de fórmula de Biden.
Una clara mayoría de votantes estadounidenses, incluyendo un enorme bloque de demócratas, están preocupados acerca de la edad de Biden. Eso naturalmente invita a que haya más discusiones acerca de Harris que de sus predecesores, quienes no acompañaron a presidentes menores de 80 años.
Aunque en lugar de reconocer la preocupación acerca de la edad de Biden y la atención que resulta sobre Harris, el Partido Demócrata parece haber adoptado dos estrategias duales: declaraciones confiables acerca de la salud de Biden y el restarle importancia agresivamente a los que mencionan ese problema.
El partido asegura que es una obsesión generada por los medios de comunicación, aun cuando mis amigos y familiares que comentan sobre la edad de Biden son los que consumen por los menos noticias políticas.
Esta estrategia no sólo es normativamente mala. “Para salvar la democracia, nadie debe hablar acerca de los posibles peligros de tener un presidente de 86 años”, aunque probablemente también es infructuosa.
Casi con toda seguridad no se va a impedir que la gente hable acerca de la edad de Biden.
Donald Trump tendrá 82 años en el 2028 y tampoco es algo ideal, y deberíamos escrudiñar cercanamente a su compañero de fórmula si gana la nominación presidencial republicana.
Hace unos meses, mi colega Matt Bai le hizo un llamado a Biden para que sea directo acerca de la posibilidad de que Harris sea la presidenta. “Yo la convertiría en una constante presencia al lado de Biden en los eventos públicos y en el tipo de entrevistas que ella ha evitado mayormente. Yo optaría por una campaña sobre lo que Hollywood llama un espectáculo con dos protagonistas”, dijo.
Respeto el punto de vista de Bai, pero no estoy seguro de que mostrar a Harris básicamente como co-presidenta sea la estrategia correcta.
Por el contrario, no importa qué diga Biden y los funcionarios del Partido Demócrata, los 81 millones de ciudadanos regulares que votamos por él en el 2020, y lo haremos nuevamente —deberíamos ser honestos acerca de la edad de Biden y lo que eso significa.
Si hablamos con un amigo que está indeciso o probablemente votará por Biden, pero está preocupado acerca de que tiene mucha edad, intente decirle algo como esto:
“El presidente Biden está viajando por todo el mundo, pronunciando largos discursos y tomando toneladas de decisiones complicadas. Está desempeñando su trabajo en este momento. Espero que pueda concluir su segundo término completo de cuatro años si es reelecto. Dicho esto, él tiene 80 años— nadie puede prometer que tendrá una excelente salud en el 2028. Aunque la vicepresidenta Harris por supuesto que puede intervenir si es necesario. Ella tiene mucha experiencia y de cualquier manera la presidencia no es de una sola persona. Todas las personas que asesoran a Biden también podrían estar a su lado. Una presidenta Harris podría ser mucho mejor que un presidente Trump”.
Esto es obviamente una respuesta más honesta. Piensen acerca de las personas que tienen 80 años y forman parte de su vida. Asumo que tienen la confianza para decirles amablemente que dejen de conducir su auto y para peguntarles si se van a postular para el consejo de la ciudad o para alcalde, dejemos en paz al presidente. Yo creo que Biden no es un ordinario hombre de 80 años.
Pero diría lo mismo acerca de la senadora Dianne Feinstein, demócrata por California, en el 2019, o el líder de la minoría en el Senado Mitch McConnell, republicano por Kentucky, el año pasado, y ahora ambos tienen problemas de salud.
¿Por qué los funcionarios demócratas no son honestos acerca de la posibilidad de que haya una presidenta Harris? Probablemente ellos piensan que algunos votantes indecisos en Michigan y Wisconsin van a apoyar a Trump en lugar de Biden si el presidente en funciones da indicios de que Harris podría hacerse cargo de la presidencia en uno o dos años.
Yo soy escéptico en que existe un número decisivo de esos votantes, aunque Hillary Clinton, la única nominada presidencial importante de ese partido en la historia de Estados Unidos, perdió en Michigan y Wisconsin ante Trump. Pienso que un mensaje más convincente a esos votantes es que Harris podría ser una mejor presidenta que Trump, en lugar de prometer que Biden tendrá una excelente salud en el 2028.
Aunque existen otras dos explicaciones más problemáticas. Una es que el Partido Demócrata tiene un problema con el culto a la personalidad. Los demócratas se mofan de los republicanos porque están obsesionados con un hombre, Trump.
Ellos deberían verse al espejo. El juez de la Suprema Corte Samuel A. Alito Jr., escribió una opinión sobre la anulación del caso Roe contra Wade, logrando un objetivo largamente esperado por los conservadores.
La juez Ruth Bader Ginsburgh se convirtió en un ícono liberal en su última década en la corte. Como presidente de la Cámara, el republicano Paul D. Ryan empujó un enorme recorte fiscal. No permaneció en la Cámara mucho tiempo después que concluyó su período y olvídense de que sus colegas le dieran un título honorario de “presidenta emérita” como a Pelosi.
Los funcionarios del Partido Demócrata enviaron a Barack Obama a la campaña en casi cada elección estatal importante en el estado, como si fuera el 2008.
Biden es el nuevo superhéroe demócrata. En los últimos años, los funcionarios del partido han actuado como si personalmente hubiera eliminado a Trump, salvado la democracia, arreglado la economía y logrado que Washington fuera nuevamente bipartidista.
Ellos no pueden simplemente darle la vuelta a la moneda y admitir que tal vez otros candidatos hubieran derrotado a Trump en el 2020, las políticas económicas de la administración surgieron de los intelectuales del partido, no de Biden, y los miembros del staff que pueden reducir acuerdos con los republicanos en el Capitolio podrían trabajar también bajo la dirección de una presidenta Harris.
El segundo tema es que sospecho que muchos funcionarios demócratas no creen que Harris esté preparada para ser presidenta. Ha habido una constante crítica contra ella en los últimos cuatro años dentro del partido.
“Su campaña fue mala”, “¿Cómo es que echó a perder esa entrevista? ¿Por qué están renunciando muchos de los integrantes de su staff?” Asumo que muchos de los funcionarios del partido han internalizado el ataque contra Harris y ahora tienen un punto de vista excesivamente negativo de la vicepresidenta.
Yo hubiera preferido una súper-nerd como la senadora demócrata Elizabeth Warren de Massachusetts para que fuera vicepresidenta y potencialmente la sucesora de Biden. Harris no es conocida por ser una líder de pensamiento en los temas de políticas. Aunque la mayoría de nuestros anteriores presidentes tampoco lo han sido, y Biden no es la excepción.
Es difícil imaginar que una presidenta Harris pueda tomar muchas decisiones políticas que se vean mal en retrospectiva como lo hizo Bill Clinton, sin olvidar los períodos catastróficos de Geroge W. Bush y Donald Trump. Harris puede ser una presidenta competente. De hecho, yo preferiría a Harris como presidenta que a Biden de muchas maneras. Ella parece tener menos fijación que Biden para recrear el pasado, con el bipartidismo en Washington, una economía centrada en la manufactura y un Partido Demócrata sólido entre los votantes blancos que no tienen licenciaturas universitarias. También parece más dispuesta que Biden a reconocer y luchar contra el creciente radicalismo del Partido Republicano.
Así que, voy a pasar las vísperas de la elección del 2024 siendo honesto: Biden es un sólido presidente pero no es indispensable, ni él ni Harris son un líder transformador como el reverendo Martin Luther King Jr., Harris podría terminar en ese puesto porque Biden es demasiado viejo.
Si el destino de la democracia estadounidense depende de pretender que no estamos preocupados por un presidente de 80 años, entonces estamos perdidos. No puedo predecir el futuro acerca de la salud de Biden y no tengo que hacerlo — voy a votar por Joe Biden para presidente y también por Kamala Harris para presidenta si Biden no puede continuar en el poder.
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