Opinion El Paso

Eliminar el DACA podría ser malo para la salud de EU

Actualmente existen aproximadamente 27 mil médicos, enfermeras, dentistas, asistentes médicos y otros trabajadores del sistema de salud cuyo estatus les permite trabajar y contribuir a la atención de los pacientes

David J. Skorton / The Washington Post

lunes, 11 noviembre 2019 | 06:00

Washington— La próxima semana, la Suprema Corte escuchará los argumentos orales en la batalla legal sobre la Acción Diferida para los niños que fueron traídos al país por sus padres, una política establecida en el 2012 que ha protegido temporalmente de la deportación a muchos indocumentados que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran pequeños.

Como médico, me preocupa profundamente el impacto que esa decisión tendrá en la salud de nuestro país.

Desde que la administración anunció la rescisión del programa en el 2017, la discusión nacional se ha enfocado, adecuadamente, en el impacto que podría tener el dar por terminado el DACA en cientos de miles de adultos jóvenes que dependen de eso para vivir, trabajar y estudiar en Estados Unidos.

Esas personas indocumentadas, que en algunas ocasiones se les llama “Dreamers”, fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y crecieron como si fueran estadounidenses.

Sin embargo, no sólo sus vidas cuelgan de la balanza. Los  beneficiaros del DACA también juegan un rol esencial en nuestro sistema de salud.

Actualmente existen aproximadamente 27 mil médicos, enfermeras, dentistas, asistentes médicos y otros trabajadores del sistema de salud cuyo estatus en DACA les permite trabajar y contribuir a la atención de los pacientes.

El programa también permite que casi 200 estudiantes actuales de Medicina y residentes médicos estén tratando de hacer una carrera en ese campo.

Jirayut “New” Latthivongskorn es un ejemplo de ello. Nació en Tailandia y está en su primer año como residente en el Hospital General y Centro Traumático Zuckerberg de San Francisco.

También es justo decir que tiene un futuro prometedor, ya que además de recibir su título de Médico en la Universidad de California en San Francisco, cursó una Maestría en Salud Pública en Harvard y es el co-fundador de la organización Pre-Health Dreamers, que le proporciona apoyo a los estudiantes indocumentados que están tratando de hacer una carrera en la atención médica.

Una de sus cofundadoras, Denisse Rojas, está estudiando la carrera de Medicina en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai y también es candidata para obtener una Maestría en Política Pública en la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard.

Rojas, quien declaró acerca del DACA ante el Congreso, es otra excepcional beneficiaria de DACA que ha conseguido logros y ha sido entrenada en Estados Unidos y podrían impedirle que sirva a la gente si le quitan la autorización para trabajar que confiere DACA.

El excluir a esas personas talentosas de la fuerza laboral podría provocar algo más que simplemente coartar sus aspiraciones profesionales.

También privaría a un enorme número de estadounidenses de tener acceso a una atención de calidad. De hecho, la investigación indica que los médicos y aprendices perderían su elegibilidad si DACA es eliminado, podrían, de manera colectiva, prestar sus servicios a unos 5.1 millones de pacientes durante el transcurso de sus carreras.

La demografía demuestra que la creciente y envejecida población de Estados Unidos está provocando que sean más indispensables los capaces beneficiarios de DACA.

Para el 2032, Estados Unidos tiene proyectado confrontar una escasez de unos 122 mil médicos, comprometiendo nuestra habilidad para combatir el incremento de las enfermedades crónicas o resistir una crisis de salud pública.

Cada profesional de la salud educado en Estados Unidos y con licencia para ejercer –ya sea beneficiario de DACA o no– es un valioso activo para nuestro país.

Lo peor es que ese déficit de médicos se concentrará mayormente en comunidades que tienen una gran necesidad, incluyendo las áreas rurales y los vecindarios de bajos ingresos.

Como resultado de eso, algunos de los pacientes más vulnerables de nuestro país serán los que resulten más afectados. Esos son los pacientes a los que muy probablemente los beneficiarios de DACA –que usualmente son bilingües y tienen conexiones con esas comunidades– les presten sus servicios.

La rescisión de DACA también podría propinarle un golpe significativo a las escuelas de Medicina que juegan un papel vital para satisfacer las necesidades de atención médica de Estados Unidos.

Los médicos no se hacen de la noche a la mañana, en muchos casos, requieren una década de riguroso entrenamiento y educación.

Las escuelas de los profesionales de la salud han dedicado millones de dólares y miles de horas de entrenamiento a los estudiantes de DACA asumiendo que su inversión podrá mejorar la habilidad que tiene el sistema de servir a una diversa población de Estados Unidos.

En lugar de eso, la rescisión del DACA podría lograr lo contrario –desperdiciando tiempo, dinero y posible inversión en esos futuros médicos, a la vez que dejarían a los futuros pacientes con menores opciones para recibir una robusta y confiable atención médica.

La Asociación de Colegios Médicos Americanos, que representa a las escuelas de Medicina del país, hospitales que se dedican a la enseñanza, y sociedades académicas, encabezan 32 organizaciones médicas que enviaron un informe a la Suprema Corte, haciendo un llamado para la preservación del DACA.

Hicimos eso porque no creemos que la administración haya considerado el impacto que la rescisión del DACA podría tener en los pacientes y los profesionales de salud que los atienden.

Un principio clave de la Medicina es el de no causar daño, la rescisión del DACA no podrá cumplir con ese imperativo ético.

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