Opinion El Paso

El nuevo complot contra Obamacare

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Paul J. Krugman / The New York Times

domingo, 14 julio 2019 | 06:00

Nueva York— La Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por su sigla en inglés) fue una reforma imperfecta e incompleta. Los compromisos políticos necesarios para que se aprobara en el Congreso crearon un sistema complejo en cuyos vacíos caían demasiadas personas. También estuvo mal financiada, razón por la cual los deducibles a veces son desagradablemente elevados. Además, la ley ha enfrentado sabotaje tanto de los gobiernos estatales controlados por el Partido Republicano como, desde 2017, del Gobierno de Trump.

Sin embargo, a pesar de todo, la ley ha mejorado considerablemente la vida de muchos estadounidenses y, en muchos casos, ha salvado vidas que de otro modo se habrían perdido debido a la atención médica inadecuada. El progreso ha sido más marcado en estados que han tratado de hacer que la ley funcione. Antes de que ACA entrara en vigor, un 24 por ciento de los adultos de California demasiado jóvenes para Medicare no estaban asegurados. Hoy ese número se redujo a un 10 por ciento. En Virginia Occidental, el porcentaje de personas no aseguradas disminuyó del 21 al 9 por ciento. En Kentucky, disminuyó del 21 al 7 por ciento.

En general, alrededor de 20 millones de estadounidenses que no habrían tenido seguro médico sin la ACA, ahora lo tienen.

Al mismo tiempo, ninguna de las predicciones funestas que hicieron los conservadores sobre la ley se ha vuelto realidad. No estropeó el presupuesto; de hecho, los déficits disminuyeron de manera continua incluso mientas ACA entraba en vigor. No desalentó a los trabajadores de encontrar puestos: el empleo de los estadounidenses en sus años laborales más productivos regresó a donde se encontraba antes de la crisis financiera. Y a pesar de los mejores esfuerzos de Donald Trump para debilitarlo, el sistema no está en una “espiral de la muerte”: las aseguradoras están ganando dinero y las primas se han estabilizado.

En resumen, Obamacare es una historia de éxito. Y el público estadounidense en verdad desaprueba los intentos republicanos de destruirlo, que fue supuestamente la principal razón por la que les fue tan bien a los demócratas en las elecciones intermedias.

Sin embargo, a los republicanos todavía les repugna la idea de ayudar a que los estadounidenses tengan la atención médica que necesitan. Todavía están decididos a revertir el progreso que hemos logrado. Y en caso de que no lo hayan notado, el Partido Republicano de hoy no cree que la voluntad de los electores deba determinar las políticas ni que el Estado de Derecho como normalmente se entiende deba limitar los esfuerzos de la derecha para obtener lo que quiere.

Esto me lleva a la demanda federal que actualmente se encuentra activa en el Tribunal de Apelaciones del 5.° Circuito de Estados Unidos, una demanda que presentaron dieciocho fiscales generales estatales, y que respaldó el Gobierno de Trump. Esta demanda alega que la ley en su totalidad es inconstitucional y debería revocarse. Los argumentos de los demandantes son claramente engañosos y están hechos con una evidente mala fe. Sin embargo, un juez de un tribunal inferior emitió un fallo a favor de la demanda, y las señales tempranas sugieren que los dos jueces nombrados por republicanos que integran el panel de tres jueces que está analizando la apelación podrían estar de acuerdo.

Un momento, ¿no habíamos escuchado esto antes? Sí. En 2012, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que, en efecto, Obamacare era constitucional. En una controversia central, la constitucionalidad del mandato individual –el requisito de que las personas físicas tengan un seguro o paguen una multa– el magistrado presidente John Roberts dictaminó que la multa constituía un impuesto y que los impuestos sin duda eran constitucionales. Así que la ley prevaleció.

Entonces, ¿por qué se está litigando nuevamente? Bueno, en 2017, un Congreso controlado por los republicanos, tras resistirse a revocar la ACA, redujo la multa por no estar asegurado a 0.00 dólares, lo cual eliminó en la práctica el mandato. Ah, claro, dijeron los que se oponen a la ley: como el mandato ya no cobra dinero alguno, no es un impuesto, y por ende es inconstitucional, así que toda esta ley lo es.

Hasta donde sé, una vasta mayoría de expertos en derecho consideran que este argumento es ridículo, y lo es. Después de todo, dice que la ACA sería inconstitucional si el Congreso hubiera eliminado de manera explícita el mandato, en lugar de sencillamente volverlo irrelevante; la ley también habría sido inconstitucional si la multa hubiera seguido siendo positiva, sin importar cuán pequeña fuera, digamos de un dólar, porque entonces seguiría siendo un impuesto.

No soy abogado, pero estoy muy seguro de que, si un argumento jurídico tiene implicaciones absurdas, es un argumento absurdo.

No obstante, como dije, un juez republicano ya se pronunció a favor de esta insensatez, y al menos parece posible que los otros dos en el panel de apelaciones hagan lo mismo.

Incluso si lo hacen, el caso será apelado en la Corte Suprema, la cual probablemente, solo probablemente, desestimará la demanda. Sin embargo, pocos habrían imaginado que hubiera podido llegar tan lejos como lo ha hecho.

En mi opinión, lo que estamos viendo aquí tiene dos implicaciones importantes.

La primera es que el partidismo de la derecha ya ha corrompido a buena parte del poder judicial. A estas alturas está claro que hay muchos jueces cuyas sentencias favorecerán cualquier cosa que el Partido Republicano quiera, sin importar cuánto carezcan de sustancia los argumentos jurídicos.

La segunda es que, aunque Obamacare ahora es parte del tejido de la vida estadounidense, aun cuando muchos de los beneficiarios sean electores republicanos –piensen en esos números en Kentucky y Virginia Occidental– Trump y su partido están tan decididos como siempre a destruir esta ley.

Y en consecuencia lo que esto significa es que las elecciones de 2020 serán otro referendo a la atención médica. Si usted es un estadounidense que padece de una enfermedad preexistente o no tiene un empleo que incluya prestaciones de atención médica, debería saber que si Trump resulta reelecto, de una o de otra forma, lo dejará sin seguro médico.

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