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Opinion El Paso

El ladrón de Nicaragua

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Jorge Ramos Ávalos/Periodista

domingo, 12 marzo 2023 | 06:00

El dictador Daniel Ortega de Nicaragua tiene la mala costumbre de robarse cosas. Actualmente vive en una casa que se robó en 1979, al final de la Revolución sandinista. Y ahora se quiere robar al país que gobierna como un tirano huraño. Habrá que sacarlo de los dos lados.

Ortega vive en una mansión que originalmente fue del banquero Jaime Morales. Pero mientras él se encontraba en un viaje de trabajo fuera del país, Ortega y su ahora esposa, Rosario Murillo, se apropiaron ilegalmente de la casa y de todas las obras de arte que había en ella. Luego la casa fue expropiada por un programa conocido como la “piñata” y Ortega acabó pagando 1,500 dólares por una propiedad que valía hasta dos millones de dólares, según lo que me contó el propio Morales hace años.

Siguiendo la misma estrategia de apropiarse de lo que no es suyo, ahora Daniel Ortega está arrestando, censurando y desterrando a todos sus opositores políticos para quedarse como único líder del país. Nicaragua, tan bellamente conectado por su geografía, opera como si fuera una isla.

Un reciente informe de un panel de la ONU –Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua– acusó al régimen de Ortega de “crímenes de lesa humanidad”. Las denuncias incluyen ejecuciones extrajudiciales y tortura. Nicaragua es un régimen de terror. La democracia que fue mundialmente aplaudida en 1990 ha desaparecido.

Ortega se atornilló al poder en el 2007 y no lo ha soltado. Las elecciones de noviembre del 2021 fueron marcadas por denuncias de fraude y por el arresto de varios candidatos presidenciales. Fue como un partido de futbol sin contrincante y con el árbitro de tu lado. También fueron detenidos periodistas, empresarios, estudiantes y civiles opositores.

Casi todos ellos forman parte de un grupo de 222 presos políticos que recientemente fue desterrado de Nicaragua y enviado por avión a Washington. También los despojaron de su nacionalidad al igual que a otros 94 disidentes y críticos que ya vivían en el exterior. Y siguiendo su tendencia a robarse lo ajeno, el gobierno de Ortega inició las confiscaciones de sus propiedades, según reportó el diario español El País.

“Yo fui secuestrado de mi casa, sin orden judicial”, me contó Juan Sebastián Chamorro, quien era uno de los aspirantes a ser el candidato único de la oposición para las elecciones del 2021 y que formó parte del grupo de los 222 presos políticos recientemente liberados. Chamorro tuvo periodos de aislamiento en la cárcel donde “no se nos permitía hablar, no se me permitía la lectura”. Y él cree que la dictadura los libera para “eliminar un foco de conflicto” y “mantenerse en el poder”.

El líder estudiantil Lesther Alemán también voló a Washington con el grupo de prisioneros políticos. En el 2018, con solo 20 años de edad, Lesther se dio a conocer por confrontar a Ortega en un evento convocado por la Iglesia católica. “Esta no es una mesa de diálogo”, le dijo Lesther a Ortega en su cara. “Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado”.

Ortega, en ese momento, no dijo nada. Pero se guardó la venganza. Lesther fue detenido el 5 de julio del 2021, acusado de participar en actividades contra el Estado nicaragüense. “Desde el portón de mi casa hasta la dirección (de la policía), me golpearon todo el camino”, me dijo en una entrevista hace unos días en Miami.

No me extrañaría ver a Lesther, algún día, como Presidente de una Nicaragua libre. Es un líder nato. Y le pregunté sobre la pérdida de su nacionalidad. “Según Daniel Ortega no tengo país”, me dijo. “Pero quiero asegurarle a él mismo que yo soy y seguiré siendo nicaragüense, le duela al que le duela... Él me puede arrebatar la partida de nacimiento, me puede arrebatar el pasaporte. Pero al final de cuentas, mi ombligo no lo va a poder arrebatar”.

Daniel Ortega es un ladrón. Se robó la casa donde vive, se robó los documentos de nacionalidad de cientos de prisioneros políticos y se robó la democracia que tanto trabajo y vidas les costó a los nicaragüenses. Nicaragua ha sido tierra de dictadores, desde los Somoza hasta los Ortega. Pero si algo nos han enseñado los nicaragüenses, es que nunca se dejan. Tirar dictadores es lo suyo. Y Daniel Ortega es el que sigue.

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