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Opinion El Paso

El enfrentamiento sobre cómo recordar lo que sucedió en Álamo

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Richard Webner/The Washington Post

miércoles, 12 mayo 2021 | 06:00

San Antonio— El Álamo necesita una remodelación, por lo menos, en eso todos están de acuerdo. La mampostería se está cayendo de las paredes de esta ex misión estilo español de casi 300 años de antigüedad, en donde ocurrió la batalla más venerada en la historia de Texas. El espacio que hay en la sala de exhibición puede albergar sólo una parte de los artefactos clave. Y la plaza que la rodea es un circo turístico, lleno de tiendas de novedades y un museo de Créanlo o No de Ripley.

Sin embargo, los texanos están profundamente divididos sobre la manera exacta sobre cómo recordar El Álamo. Un plan con valor de 450 millones de dólares para renovar el sitio ha sido relegado debido a una disputa que ha durado cinco años sobre si enfocarse estrechamente en la batalla de 1836 o presentar una vista más completa de la historia indígena del lugar y el papel que jugó la esclavitud en la Revolución de Texas.

A generaciones de niños en edad escolar en Texas les han enseñado a admirar a los defensores de El Álamo como revolucionarios que fueron asesinados por el ejército mexicano en la batalla por la independencia de Texas.Sin embargo, varios fueron esclavizadores, incluyendo a William B. Travis y Davy Crockett —un hecho inconveniente en un estado en donde los libros de texto sólo han reconocido desde el 2018 que la esclavitud fue un problema en la Guerra Civil.

De hecho, un esclavo de nombre Joe, quien fue adquirido por Travis, sobrevivió a la batalla del Álamo y se convirtió en una de las fuentes primarias de información acerca del sitio que duró 13 días, inspirando docenas de libros y películas, incluyendo el clásico de John Wayne.

Miembros clave del liderazgo republicano en el estado y algunos grupos conservadores están insistiendo en que la renovación debe enfocarse en la batalla.  Una propuesta de ley que fue presentada por 10 legisladores estatales republicanos podría prohibir la remodelación citando cualquier razón para la Revolución de Texas más allá de las que fueron mencionadas en la Declaración de Independencia de Texas  —que no incluye la esclavitud.

“Si ellos quieren mencionar que se debió a la esclavitud, o decir que los defensores de El Álamo eran racistas, o cualquier cosa como eso, necesitan ir a la frontera del estado y abandonar Texas”, comentó Brandon Burkhart, presidente de “Esta es la fuerza liberadora de Texas”, un grupo conservador que el año pasado llevó a cabo una protesta armada en la Plaza Álamo.

Los funcionarios demócratas electos en San Antonio quieren que la historia de El Álamo sea contada desde otras perspectivas. Por ejemplo, los líderes indígenas quieren rendir homenaje al ancestral papel que jugó como un cementerio. Sin embargo, los historiadores argumentan que el apoyo a la esclavitud fue de hecho un factor motivante para la Revolución de Texas, un hecho que debería ser reconocido en el lugar, aun cuando manche a algunos gigantes de la historia de Texas.

“En algunas ocasiones tratamos de crear héroes perfectos y al intentar arduamente para crear la perfección, nos arrinconamos a nosotros mismos en donde es difícil aceptar la realidad de que la gente no es perfecta”, comentó Carey Latimore, profesor de Historia en la Universidad Trinity.

“A medida que nos convertimos en una nación y personas más diversas, tenemos que aprender cómo hablar acerca de esos temas difíciles, pero tenemos que hablarlo con matices. Y lo que le falta en este momento a nuestra sociedad es el matiz”.

Líderes electos han hablado durante décadas acerca de volver a desarrollar el complejo de El Álamo, que se encuentra en el corazón de San Antonio, no lejos del famoso Río Walk.  Sin embargo, esos planes siempre han presentado desafíos logísticos —El Álamo es propiedad del estado, aunque la plaza adjunta es propiedad de la ciudad— así como también la ideología.

El plan original, anunciado en el 2017, hace un llamado para reparar El Álamo, arreglar la plaza y construir un museo de clase mundial para los artefactos, incluyendo una colección que donó el músico de rock Phil Collins, un entusiasta de El Álamo.  Eso ha representado una rara alianza entre los líderes republicanos del estado y una de sus ciudades más liberales, ya que San Antonio comprometió 38 millones de dólares del presupuesto y el estado de Texas aportaría 106 millones de dólares.Restan por lo menos 200 millones de dólares que tienen que ser recaudados a través de donativos.

Sin embargo, aspectos del plan enfrentaron rápidamente el enojo, especialmente sobre el tratamiento del Cenotafio, un monumento de 56 pies de alto para los defensores de El Álamo que fue erigido en la plaza en 1940.

De acuerdo a ese plan, el Cenotafio podría ser movido 500 pies hacia el sur y depositado frente al histórico Hotel Menger.  La idea era hacer que la plaza fuera una “parte neutral” y ayudar a los visitantes a imaginar cómo se veía El Álamo como misión y fuerte.  Sin embargo, grupos conservadores se reunieron en una protesta armada y se convirtieron en un mitin público coreando “Ni una pulgada!”.

Líderes estatales retomaron la causa, incluyendo al subgobernador Dan Patrick, quien es republicano, y que estuvo alineado cercanamente al ex presidente Donald Trump.  El año pasado, Patrick amenazó con luchar por quitarle el control de El Álamo a la Oficina General de Tierras, que está encabezada por George P. Bush, un posible rival político e hijo del ex gobernador de Florida Jeb Bush.  Patrick utilizó el Twitter para criticar el “desastroso manejo” de Bush.

Mientras tanto, la Plaza Álamo se convirtió en el lugar de las protestas de Las Vidas de los Afroamericanos Importa de San Antonio. El verano pasado, el Cenotafio fue pintado con grafiti criticando a la supremacía blanca.

El problema sobre el Cenotafio terminó en septiembre cuando la Comisión Histórica de Texas, un consejo estatal cuyos miembros fueron designados por el gobernador republicano Greg Abbott, votaron para negar el permiso para moverlo. Casi la mitad de los miembros del consejo de esa organización no lucrativa para recabar fondos para la renovación de El Álamo renunciaron a manera de protesta —generando dudas acerca de dónde podría provenir el resto del dinero.

La decisión del consejo necesitó una nueva votación del Consejo de la Ciudad de San Antonio para autorizar el proyecto. Bush y el alcalde de San Antonio Ronj Nirenberg usaron su poder político para revivir el proyecto. A principios de marzo, Nirenberg dio un paso inusual para reemplazar a un miembro del Consejo de la Ciudad, Roberto Treviño, quien ha liderado dos comités para coordinar el proyecto y ha estado enfáticamente a favor de mover el Cenotafio.

El 15 de abril, el Consejo de la Ciudad votó para seguir adelante con un nuevo plan que podría rentar la mayor parte de la plaza al estado durante por lo menos 50 años y eso dejaría el Cenotafio en su lugar.

“El plan en sí es mucho más que un solo monumento”, comentó Nirenberg en una entrevista.  “Mi punto de vista, que es compartido por la vasta mayoría de los habitantes de San Antonio y los texanos, es que independientemente de sus sentimientos sobre mover el Cenotafio, no es moverlo. Esta es la parte más significativa de todo el estado de Texas, y merece la reverencia y dignidad de un proyecto de preservación en el que ha transcurrido una generación para hacerlo”.

Un día después de la votación del Consejo, Nirenberg apareció con Bush y Patrick en la Plaza Álamo para inaugurar una nueva exhibición con una réplica de un cañón que fue disparado contra el ejército mexicano. Bush y Patrick intercambiaron elogios, Bush declaró que “no hay nadie en el Capitolio estatal a quien le importe más la historia de Texas que Patrick”.

Sin embargo, los temas sobre la raza y la esclavitud en El Álamo siguen sin resolverse.

La Nación Tap Pilam Coahuitecan, un grupo indígena, sigue luchando para que el complejo sea tratado como un cementerio y contar la historia de los indígenas que fueron enterrados allí, comentó Ramón Vásquez, uno de los líderes.

“El sitio es mucho más importante que sólo la batalla de 1836”, agregó.

Treviño, quien representa a la mayoría de la parte central de San Antonio, comentó que su presión para mover el Cenotafio pretende contar una “historia más inclusiva”.  También apoyó el que se esculpieran en el monumento los nombres de las personas esclavizadas y los tejanos —los texanos nativos descendientes de mexicanos— que estuvieron presentes en la batalla de 1836.

Actualmente, Treviño se pregunta si sería mejor que la ciudad rehiciera la Plaza Álamo por su cuenta.

“El problema del proyecto es que ha habido muchas partes que se han movido y muchas personas que han tratado de insertar su propia versión de la historia. Uno tiene que recordar que esta ciudad es predominantemente hispana, y durante muchos años, no se ha sentido como se ve a sí misma en esa historia”, dijo.

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