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Opinion El Paso

El candidato favorito en Perú sigue el manual chavista

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Andrés Oppenheimer / The Miami Herald

viernes, 28 mayo 2021 | 06:00

Miami—Si el candidato que lidera en las encuestas en Perú, Pedro Castillo, gana las elecciones presidenciales del 6 de junio, podría ser el candidato de izquierda más radical en ganar una elección latinoamericana en los últimos años. La plataforma que presentó para postularse para la primera ronda electoral en abril parece sacada de la revolución rusa de 1917.

No estoy bromeando. Castillo, de 51 años, es un maestro de escuela primaria y lider sindical que saltó a la fama cuando encabezó una huelga de maestros en 2017. Su rival en estas elecciones, la candidata de derecha Keiko Fujimori, dice que Castillo convertiría al Perú en un país en “comunista” si gana.

En días recientes, me leí la plataforma política de 77 páginas con la que el partido Perú Libre de Castillo registró su candidatura para la primera vuelta del 11 de abril. Aunque Castillo la reemplazó después de ganar la primera vuelta por una versión más “light”, el documento original dice mucho sobre dónde viene el candidato.

El documento, titulado “Perú Libre: Ideario y programa” fue escrito por el fundador y secretario general del partido, Vladimir Cerrón, un médico graduado en Cuba y ex gobernador estatal que se describe a sí mismo como marxista. Cerrón fue citado por el diario Gestión diciendo en 2019 que “la izquierda tiene que aprender a quedarse en el poder, y eso es lo que ha hecho Venezuela”.

Cerrón nombró a Castillo para postularse como candidato de su partido después de que fue inhabilitado para presentarse él mismo por una sentencia a la prisión por cargos de corrupción.

El primer capítulo del documento del partido, titulado “Sobre la naturaleza del partido”, dice que es “una organización de izquierda socialista”. Agrega que “para ser de izquierda se necesita abrazar la teoría marxista” y ser “marxistas, leninistas, o mariateguistas”.

En su segundo capítulo, titulado “Hacia una nueva constitución política”, dice que una vez que llegue al poder, el partido convocará una asamblea constituyente para redactar una nueva constitución. La nueva constitución allanará el camino para un país que ya no estará “sometido” al “gobierno de los Estados Unidos” y las instituciones financieras internacionales, señala.

En su tercer capítulo, titulado “Nuevo régimen económico del estado”, dice que las empresas multinacionales deberán pagar el 80 por ciento de sus ganancias al gobierno peruano. Si se niegan a hacerlo, Perú podrá optar por su “nacionalización”.

En su cuarto capítulo, titulado “Nueva escuela pública orientada a la liberación”, el documento propone un nuevo sistema escolar que forme ciudadanos “autónomos y revolucionarios”.

En su sexto capítulo, “Sobre política de transporte y medios de comunicación”, dice que la concentración de medios en manos privadas “no solo debe ser combatida, sino prohibida”. Un subcapítulo titulado “Legados de Lenin y Fidel” afirma que “gran razón tenía (Vladimir) Lenin cuando manifestó que la verdadera libertad de prensa en una sociedad solo es posible cuando ésta se libere del yugo del capital”.

La nueva plataforma política de Castillo, que presentó en mayo, parece más moderada, pero no es muy diferente. Promete convocar a un referéndum para redactar una nueva constitución.

El plan de Castillo es una copia fiel del manual chavista. Consiste en ganar las elecciones, aprovechar la luna de miel post-electoral para convocar una asamblea constituyente, y aprobar una nueva constitución que luego le permita al presidente atornillarse en el poder.

Parece una locura que Perú, donde había reducido bastante la pobreza en las últimas dos décadas, opte por este camino. Pero estamos viendo los coletazos políticos de la pandemia de Covid-19, que ha destruido la economía, aumentado el desempleo, y llevando a muchos peruanos a buscar soluciones radicales, o más bien mágicas.

Fujimori también tiene genes autoritarios. Es hija de Alberto Fujimori, el presidente de derecha que clausuró ilegalmente el Congreso en 1992.

Pero hay una gran diferencia entre Fujimori y Castillo. Mientras Fujimori promete respetar el estado de derecho y se ha rodeado de ex críticos suyos que tienen sólidos credenciales democráticas, Castillo promete cambiar la Constitución para crear un estado autoritario y ha mantenido a Cerrón como líder de su partido. Con Castillo, Perú puede elegir un camino sin retorno.

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