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Opinion El Paso

Dejen que los cubanos le muestren la verdad al mundo

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Antonio Garcia Martinez / The Washington Post

sábado, 24 julio 2021 | 06:00

La historia tiene una exasperante cualidad, ya que al documentarla cambia su curso.  Seguimos viendo lo que sucede cuando el video de un fatal encuentro entre un oficial de la policía de Minneapolis y un afroamericano desarmado se hace viral en la conciencia colectiva.  Lo no visto se convierte en visto y cambia la realidad en sí.

La Cuba comunista ha existido esencialmente como una burbuja libre de internet y alejada de la transformación radical global.Esto es, hasta el 2018, cuando el gobierno –que mantiene el monopolio de las telecomunicaciones– autorizó el servicio de información 3G en los teléfonos inteligentes.

El servicio sigue siendo prohibitivamente caro para la mayoría de la gente y está sujeto a la censura del gobierno.  Aunque es un salto cualitativo comparado con lo que existía anteriormente. En el 2017, al reportar desde ese país, descubrí que los cubanos consumían el internet transportándolo físicamente, intercambiando memorias USB y discos duros en donde almacenaban contenido pirateado que era contrabandeado de varias maneras.

Aunque todo eso ha cambiado, justo a tiempo.

Lo que empezó como una protesta espontánea hace dos domingos en San Antonio de los Baños, una provincia situada al suroeste de La Habana, instantáneamente se propagó a cada ciudad importante de Cuba, y todo eso sucedió debido a un video de 49 minutos de duración que fue compartido en Facebook.

Desde un extremo de la isla al otro, uno podía ver escenas transmitidas en vivo de cubanos gritando “Libertad!”  y “No tenemos miedo!” a unos sorprendidos agentes de seguridad, quienes a su vez, reaccionaron rápida y brutalmente.

Inesperadamente, todos pudimos ver la manera en que Cuba desplegó rufianes armados con palos junto con la policía anti-motines para atacar a los pacíficos manifestantes.  O cómo la policía pateó la puerta de la casa de una familia mientras la madre tratara de proteger a su pequeño hijo y al parecer disparó contra el padre del niño antes de sacarlo a rastras.  O cómo la seguridad estatal cubana está sacando a la gente de la calle durante la noche y llevándola a la cárcel. 

Como si fueran cámaras corporales de los policías, revelaron al mundo el tipo de abusos que unos cuantos desafortunados ya conocían, esa inesperada transparencia expuso la bancarrota moral del régimen que los cubanos y exiliados que están en el extranjero conocen muy bien.

En cuestión de semanas, el internet cubano ha pasado de ser un método alternativo a un torbellino de ‘hashtags’ y algoritmos que nos han enloquecido durante años.  En este caso, esta frenética red social está enfocada en un fosilizado aparato comunista cuya empolvada retórica usualmente adorna los periódicos que son del gobierno. 

Los jóvenes del país están transformándose en un grupo de influyentes de las redes sociales que definen la nueva cultura y política en todos lados. Tal vez, no es sorprendente que esos mismos influyentes son usualmente los líderes espontáneos de un movimiento de protestas que existen en línea y fuera de ella.

Un ejemplo es Dina Stars, una integrante de la nueva generación de YouTubers cubanos.  Ella fue arrestada mientras era entrevistada para un programa de televisión en español en su casa, la policía la arrestó por ningún delito aparente. 

O veamos el caso del popular usuario de Twitter@yousominasobuco, Ariel Falcón, quien acumuló casi 32 mil seguidores en una año y que fue arrestado por transmitir en vivo las reuniones.   Los simpatizantes exigieron su libertad en línea a través del ‘hashtag’ #freearielfalcon.

Las detenciones del estado cubano son usualmente extrajudiciales y oscuras, ya que la gente desaparece en la maraña de un sistema de prisiones con poca posibilidad de tener acceso al debido proceso.  La visibilidad externa que las redes sociales proporcionan presiona al gobierno.

Dina Stars y @yousominasobucco fueron liberados eventualmente, pero muchos cubanos siguen encarcelados o desaparecidos, mientras sus fotos son compartidas furiosamente en línea.

Esta batalla creciente del estado contra los manifestantes que tienen acceso a internet tiene un poco de parecido a conflictos similares en línea en nuestro discurso político estadounidense.

El gobierno cubano realizó una demostración “revolucionaria” después de las recientes protestas, exhortando la asistencia de los fieles al partido a través de aplicaciones de mensajes  –los mensajes son publicados en línea.  

Posteriormente, varias embajadas de Cuba en el extranjero publicaron fotos engañosas de lo que parecía una muchedumbre tumultuosa  que llenó la explanada de La Habana que está a la orilla del mar, y los funcionarios del partido aseguraron que eran 100 mil personas.

Pronto, los cubanos inundaron las cuentas oficiales con fotos no profesionales en donde demostraban que participaron mucho menos personas.  Todo eso se pareció al escándalo de la muchedumbre que acudió a la inauguración de Trump a principios del 2017.

La diferencia es que en Estados Unidos nosotros hemos construido esa refracción digital de la realidad, complementada con las colisiones directas entre ciudadanos y políticos, periodistas y ciudadanos casuales, durante dos décadas.  Los cubanos que han vivido en un apagón de internet, están llegando a eso en un parpadeo ante nuestros ojos, usando los ‘hashtags’ “SOSCuba y “PatriaYVida. 

Se ha abierto una fisura en el monolítico edificio de la censura del estado cubano, una que el régimen tendrá dificultad para volver a sellar nuevamente.

La reacción del gobierno y funcionarios estadounidenses ha sido casi tan sorpresivo y sorprendente como el cubano.

El pasado miércoles, el gobernador de Florida Ron DeSantis publicó una carta abierta haciendo un llamado a la administración Biden a proporcionarle el internet a la gente de Cuba, al igual que Brendan Carr de la Comisión de Comunicaciones Federales, quien destacó que la tecnología necesaria ya existe.  Este miércoles, la asistente del secretario de Estado Julie Chung, comentó en un tweet:“Estamos trabajando con el sector privado y el Congreso para encontrar maneras de lograr que el internet sea más accesible para los cubanos”. 

“Una opción podría imitar el Proyecto Loon, una iniciativa de la empresa matriz de Google, Alphabet, que le proporcionó internet a 100 mil puertorriqueños después del Huracán María en el 2017”.

El proporcionar el acceso a internet podría ser un esfuerzo transformador contra el cierre total de internet del gobierno cubano, algo que no representaría un hackeo técnico que los ingeniosos cubanos tendrían que superar.

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos transmitió la Voz de América a las naciones del bloque soviético, e incluso ahora, el gobierno de Estados Unidos transmite noticias a Cuba a través del análogo Radio Martí.  El enviar el internet a Cuba es la forma actualizada de los programas de la Era de la Guerra Fría y algo que Estados Unidos, tomando en cuenta tanto su proximidad y enorme población de exiliados cubanos, debería sentirse obligado a hacer.

Dejen que los cubanos publiquen tweets, troleen y transmitan videos en vivo, déjenlos que muestren al mundo la realidad del comunismo cubano.  Durante mucho tiempo, personas externas con agendas conflictivas han estado definiendo la realidad de Cuba en las mentes occidentales, llegó el momento de que los cubanos cuenten su historia y tal vez, lo más importante, que se la cuenten a su propio gobierno.

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