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Opinion El Paso

Bochornosos resultados en California podrían espabilar a los republicanos

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Bill Whalen/The Washington Post

viernes, 17 septiembre 2021 | 06:00

Washington— No hace mucho en California, una mente criminal especializada en asesorar sobre las admisiones, de nombre Rick Singer, encontró una “puerta lateral” en las prestigiadas universidades para los padres de familia acaudalados que buscaban un admisión segura para sus hijos. Su estrategia fue: unas credenciales atléticas falsas para los jóvenes, luego, sobornar a los entrenadores colegiales para contrabandearlos a la Universidad Stanford y a la Universidad del Sur de California. Eso funcionó (hasta que la fiscalía detectó lo que estaba pasando).

La estrategia de la puerta lateral es una manera de ver el fallido intento que hicieron los republicanos de California para desbancar al gobernador demócrata Gavin Newsom, en la votación que se llevó a cabo este martes para destituirlo. La maniobra funcionó al principio (los republicanos se las arreglaron para conseguir una votación especial) pero luego, eso les explotó en el rostro, ya que Newsom logró una fácil victoria.

La votación les permitió a los candidatos eludir por lo menos dos barreras normales para ser electos a ese puesto.

Una es la inhabilidad del Partido Republicano de ganar o colocarse en los dos mejores sistemas primarios de California (en noviembre del 2018, cuatro de nueve postulaciones en el estado no incluyeron una alternativa republicana). La otra es que las abyectas fallas del partido en el Día de la Votación, incluyendo el referéndum de la destitución, los republicanos han fallado en 52 de 53 competencias en todo el estado en este siglo que no involucraron a Arnold Schwarzenegger.

Hay que darle el crédito a Newsom por hacer una campaña inteligente. Tomó en serio la amenaza cuando los sondeos le demostraron que se encontraba en problemas. Recaudó suficiente dinero (80 millones de dólares) para saturar las ondas aéreas de California con un mensaje que cambió el enfoque de su poco impecable récord para supervisar a la burocracia a un referéndum sobre en quién pueden confiar los californianos para lidiar con la pandemia, cuyo anuncio publicitario de Newsom calificó como “una cuestión de vida o muerte”.

Sin embargo, el gobernador también recibió una gran ayuda de sus desafortunados rivales republicanos.

El principal candidato del Partido Republicano para reemplazar a Newsom era un presentador de radio, Larry Elder, quien pareció más interesado en vender medicamentos contra el dolor en Fox News que mostrar sus argumentos para desplazar a Newsom.

Detrás de Elder, el ex alcalde de San Diego, Kevin Faulconer, estuvo en algún tiempo considerado como la mejor esperanza de los republicanos para ganar en todo el estado, tomando en cuenta su postura moderada (él apoya el derecho al aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y un camino para obtener la ciudadanía) pero no pudo generar tracción aun en ese territorio decepcionante. En un distante tercer lugar entre los contendientes republicanos estaba el ejecutivo empresarial John Cox, quien recurrió a una campaña publicitaria con un oso Kodiak de mil libras.

¿Qué viene enseguida para un Partido Republicano de California que ya tocó fondo?. Es muy sencillo, adaptarse o morir.

Y tal vez subirse a un avión para ir a Boston y ver cómo los candidatos republicanos pueden ganar a pesar de tener un trasfondo profundamente azul.

Los gobernadores republicanos han presidido en Massachusetts en 23 de los últimos 31 años. Eso es a pesar de la enorme disparidad partidista (los republicanos representan menos del 10 por ciento de los votantes registrados contra el 31.6 por ciento de los demócratas y el 57.4 por ciento de los independientes, que así se les llama a los que no están inscritos).

Esa desventaja del Partido Republicano casi refleja la situación de California, en donde los demócratas disfrutan de una ventaja de 22.5 puntos porcentuales sobre los republicanos en cuanto al registro de votantes.

Sin embargo, la diferencia entre el este y el oeste es que los republicanos de Massachusetts se adaptan a su ambiente. Por lo tanto, Mitt Romney, quien fue un gobernador de un sólo término en ese lugar del 2003 al 2007, defendió el plan de protección del cambio climático para reducir las emisiones de gas invernadero y un relanzamiento del “Romneycare” que demostró ser problemático una vez que desafió al presidente Barack Obama en el 2012.

La solución para el Partido Republicano de California parece ser obvio: postular a candidatos con más matices, tales como Faulconer. Sin embargo, Faulconer podría haber enfrentado un importante impedimento si él y no Elder, hubiera encabezado la destitución: Donald Trump. 

Faulconer votó por Trump en el 2016, luego intento distanciarse de él cuando enfocó su aspiraciones a la gubernatura (un acto de deslealtad, de acuerdo a Donald Trump Jr.).

Si Faulconer hubiera representado una amenaza, Newsom hubiera hecho lo que le hizo a Elder: colocar a Faulconer en los anuncios publicitarios junto con el ex presidente, quien es un famoso veneno para el Estado Dorado.

Este es el dilema del Partido Republicano de California: Tratar de que el partido estatal pueda atraer a los centristas que están dispuestos a romper con la derecha sobre el cambio climático y el derecho a la reproducción, eso sigue estando a merced de un partido nacional que no conecta con la corriente principal californiana.

Nuevamente, hay que mirar a Masachusetts: el gobernador republicano Charlie Baker, quien ahora está en su segundo término, se ha distanciado públicamente de Trump y decididamente está en contra de los mandatos Trumpianos sobre las vacunas. Eso ha generado la ira de los republicanos a nivel nacional, quienes al parecer están maniobrando para tratar de impedir que logre un tercer término, pero al parecer sólo ha apuntalado su popularidad entre los votantes de Masachusetts.

El partido nacional que está alineado con Trump (por decirlo así, básicamente todo el liderazgo republicano) podría tener éxito para dejar fuera a Baker de la nominación del próximo año. Pero por lo menos él y sus dos compañeros republicanos y predecesores en la gubernatura se las han arreglado para ganar cuatro de las últimas seis competencias en Masachusetts. Sus contrapartes californianas, por el contrario, se las han arreglado para perder cinco de las últimas elecciones gubernamentales, que no han sido para destituir a alguien (cuatro de ellas por dos dígitos).

Imitar a otro estado podría ser una píldora amarga para algunos republicanos californianos que desde hace tiempo están nostálgicos, viviendo en el país de los sueños de la Era Nixon-Reagan pero son miopes acerca de su presente y futuro.

Ahora que la puerta lateral se cerró de golpe, ¿por qué no buscan un cerrajero político?

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