Opinion El Paso

A Warren y Biden aún les quedan muchas energías para luchar

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Ruben Navarrette Jr. / The Washington Post

sábado, 22 febrero 2020 | 06:00

San Diego– Cuando uno tiene prisa, es muy probable que recorte el presupuesto y cometa errores.

Los medios de comunicación no son diferentes. En este momento tienen una terrible prisa, ya que quieren simplificar la elección del 2020 adelgazando el grupo de candidatos demócratas a la presidencia y encontrar al candidato más fuerte que pueda derrotar al presidente Trump.

Y quieren hacerlo lo más pronto posible, para tener más tiempo de manipular su cobertura durante el resto de la elección en los próximos meses.

Por supuesto, los medios de comunicación no son tan poderosos como les gusta pensar que lo son. Si lo fueran, en primer lugar, Trump nunca hubiera sido electo. Pero van a hacer como si lo fueran, ése es su plan. Y entre más pronto lo logren, mejor.

Sin embargo, al apresurar el proceso, los medios de comunicación cometieron el error de descartar, después de que escuchamos lo que sucedió en Iowa y New Hampshire, a los dos candidatos que podrían tener la mejor posibilidad de lograr lo que los demócratas aseguran que es su objetivo principal: derrotar a Trump.

Descartados y dejados a un lado quedaron la senadora Elizabeth Warren de Massachusetts y el ex vicepresidente Joe Biden.  Warren terminó en tercer lugar en Iowa y cuarto en New Hampshire, eso último fue un golpe porque Warren representa a un estado vecino. Biden terminó en cuarto lugar en Iowa y en quinto en New Hampshire.

Ambas campañas argumentaron que la competencia no ha terminado y que sólo dos estados han sido evaluados. Sin embargo, los críticos, columnistas y comentaristas no escucharon. Ya terminó todo para Biden, dijimos. Y pronto concluirá todo para Warren, declaramos.

Sin embargo, luego llegó Nevada, y el debate del pasado miércoles en Las Vegas, en donde todos los que estaban en el escenario parecieron atacar a todos los demás.

Tanto Warren como Biden demostraron que, cuando tienen la espalda contra la pared, aún les queda mucha energía para pelear. Tal vez, la suficiente para enfrentar a Trump.

Aunque por ahora, la mayoría de sus golpes colectivos aterrizaron en la mandíbula del ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg.  El billonario empresario, que es un magnate de los medios de comunicación, es el rival perfecto para Warren y Biden.

Para Warren, Bloomberg representa el magnate patán y chauvinista de la “Era de los Mad Men”, que insulta y considera como objetos a las mujeres y luego cubre su rastro con acuerdos siniestros y ocultos.

Para Biden, quien creció en la clase trabajadora de Scranton, Pennsylvania, Bloomberg es el acaudalado y arrogante integrante del 1 por ciento de la población que ya se le olvidó qué se siente trabajar duro toda la semana y no saber si le alcanzará el dinero para mantener a su familia.

Justo igual de importante, es que Warren y Biden tienen la misma arma secreta. Pueden unirse rápidamente, en un nicho de candidatos que tratan de no alejarse mucho de su zona de confort, a un diferente electorado, aunque a primera vista parece que tienen muy poco en común.

Warren está tratando de lograr el apoyo de las mujeres de todos los colores y estratos económicos y parece que está inspirando tanto a las jóvenes como a las de más edad.

Biden parece tener bien afianzados a los votantes afroamericanos, aunque anteriormente tuvo buenos resultados con la mayoría de la clase trabajadora anglosajona demócrata en los Estados del Cinturón del Óxido como Ohio y Michigan.

Y cuando Telemundo realizó un sondeo la semana pasada entre los votantes latinos en Nevada, Biden quedó en segundo lugar detrás del senador Bernie Sanders de Vermont.

El truco mágico de unir a la gente es especialmente importante y valioso en la Era Trump, en la que los estadounidenses han sido divididos en tribus que constantemente se están atacando unos a otros y no tienen ningún interés en lograr un terreno común con los que tienen puntos de vista diferentes.

Esto es especialmente cierto con la izquierda, que son tan ciegos por su odio contra Trump que están preparados para ir a la guerra por la cosa más tonta y trivial.

Por ejemplo, cuando el asesor de alta jerarquía de la Casa Blanca Stephen Miller se casó recientemente, The New York Times publicó la boda. Los lectores liberales se enfurecieron, no tanto con Miller sino con el periódico.

¿Cómo se atrevió un periódico que se supone debe de difundir noticias, dar a conocer esa noticia?

Warren y Biden han tenido sus reveses, pero los dos han resultado muy fuertes. Cualquiera de los dos podría darle a Trump una sorpresa en la elección general. Eso es, si logran sobrevivir a las primarias. Ese podría ser el truco más difícil de todos.

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