Piden basar en ciencia políticas alimentarias

Ciudad de México.- Para el Instituto Mexicano de la Porcicultura, las políticas públicas sobre productos alimenticios deben estar respaldadas en evidencia científica que dé certeza a los productores.

María Elena Trujillo, presidenta del organismo, consideró que bajo ese criterio se debe decidir, por ejemplo, si se se permiten importaciones o se restringen el uso de herbicidas en cultivos.

Explicó que cuando no se hace de esta manera, se generan daños a productores, compradores y consumidores, tal como se espera ocurra con la prohibición del Gobierno federal de importar maíz genéticamente modificado.

Dijo que se corre el riesgo de no contar con el abasto suficiente de alimento para consumo animal.

"Ahora tenemos la preocupación del maíz, que es un tema de los últimos 10 años realmente y que por decisiones ajenas a los porcicultores y ganaderos puede fluctuar el precio del maíz y definitivamente el precio de nuestros productos", dijo en entrevista.

Apertura peligrosa

Otro de los temas que tienen preocupados a los productores, tanto de carne de cerdo como ganaderos en general, es la libre importación de carne de Brasil y Argentina.

Lo anterior, comentó Trujillo, es porque todavía no está garantizado el protocolo sanitario para evitar brotes de fiebre aftosa en la res o fiebre porcina africana, pero que atiende factores comerciales principalmente.

Bajo ese escenario, insistió en que las decisiones que tomen autoridades sanitarias estén basadas en hechos científicos y métodos que puedan reproducirse a largo plazo y no impliquen un costo insostenible para los productores.

"No nos hemos olvidado del problema de enfermedades que no hay en México y si estamos muy preocupados por una que es muy grave, que es la peste porcina africana, sobre todo por las medidas de sanidad que se abrieron en el país por decisiones económicas.

"No es la única enfermedad que nos preocupa que pudiera llegar del extranjero, podrían estar 20 enfermedades que serían preocupantes para los porcicultores.

"Al incluir el método científico en cualquier proyecto, una planeación estratégica, garantiza que la decisión es reproducible y que no va afectar, ya sea una enfermedad o un producto que se venda, y que vamos a poder tenerlo a lo largo del año o de la vida del producto que se venda", explicó la especialista.

Uno de los principales riesgos que prevé es que ante el sustento científico que garantice los cambios propuestos en sanidad o uso de herbicidas podría incidir en que se tengan que hacer modificaciones nuevamente en el corto plazo, lo que implicaría mayores inversiones y pérdidas ante estrategias fallidas.