Nacional

Liberan a catequista y exreina de belleza que acuchilló a sus tres hijos

'Ángeles y demonios habían invadido su casa', le dijo a su amiga la noche del brutal asesinato

El Diario de Juárez

jueves, 25 abril 2019 | 12:48

Querétaro.- Claudia Mijangos nació en Mazatlán, Sinaloa en 1956. Ella fue coronada reina de belleza en su Estado. Razón por la cual fue muy conocida por los medios. Tiempo después se casó con Alfredo Castaños, tuvieron tres hijos y, después de la muerte de sus padres, se mudaron a Querétaro. Ahí abrió una tienda de ropa de moda y de novedad.

Hasta aquí todo parecía ir bien. De hecho, todo pintaba un futuro próspero para la familia.

Claudia, quien era muy devota de la religión católica, matriculó a sus hijos en el Colegio Fray Luis de León, una escuela de Frailes Agustinos muy conservadora. Su devoción era tal que consiguió empezar a dar clases de ética y catecismo en dicho colegio. Ahí conoció al padre Ramón.

Mencionamos que conoció a esta persona debido a la polémica que envuelve el caso, pues muchos dicen que Claudia terminó por enamorarse de este sacerdote, y que incluso tuvo una relación amorosa con él. Sin embargo, otros afirman que sólo fue un chisme que fue creciendo hasta salirse de control. Cierto o no, el caso es que Claudia comenzó a tener problemas con su marido, y luego de un tiempo, habían pactado divorciarse.

Personas cercanas a Claudia dicen que desde hacía un tiempo atrás ella presentaba indicios de problemas mentales… ciertas actitudes y formas de responder a las situaciones que no estaban del todo bien hacían creer a los demás que estaba “loca”. Pues incluso se habla que consumía medicamentos para este tipo de males.

Con el paso del tiempo, el estado mental de Claudia se puso peor. Algunos creen que los problemas en su matrimonio fueron los causantes para empeorar su estado mental. Ella empezó a escuchar voces en su cabeza.

En un determinado momento, Alfredo y Claudia dejaron de vivir juntos, sin embargo, ella se quedó al resguardo de los menores.

La noche del 23 de abril de 1989, Claudia hizo una llamada telefónica a su amiga Verónica Vázquez, para decirle que escuchaba y veía cosas. Según ella, ángeles y demonios habían invadido su casa para advertirle que Mazatlán se "había caído" y que "todo Querétaro era un espíritu". Algo que a decir verdad no tenía mucho sentido.

Veronica le dijo que se tranquilizara, que todo estaba bien y que al otro día por la mañana iría a visitarla.

Cuando llegó aproximadamente a las 8 de la mañana, a la casa marcada con el 408 de la calle Hacienda Vegil, de la colonia Jardínes de la Hacienda, vio una escena dantesca.

Las paredes ensangrentadas le advirtieron que algo estaba muy mal, caminó por la casa y se encontró con el cuerpo de Alfredito de 6 años de edad. El hijo menor de Mijangos quedó a la mitad de las escaleras con un charco de sangre alrededor.

En las paredes había huellas de manos y en el piso charcos de sangre. Al ver la horrible escena Veronica llamó a la policía y al padre de los niños, Alfredo Castaños.

Los peritos encontraron dos cuerpos más en la vivienda, el de Claudia, la hija mayor de 11 años y el de María Belén de 9 años.

A María Belén la encontraron en su habitación apuñalada en numerosas ocasiones. Al lado de su cadáver, estaba Claudia dormida… como si nada hubiera ocurrido. Ella estaba casi completamente manchada de sangre y con un cuchillo junto a ella.

Al llegar los policías la despertaron y la enviaron al hospital por estado de shock que presentaba. En el hospital, después de horas cuando despertó, agentes ministeriales empezaron a preguntarle qué había pasado. Ella sólo decía que tenía que ir por sus hijos a la escuela, que la dejaran ir.

Mientras tanto, las autoridades retuvieron a Alfredo Castaños creyéndolo responsable de los hechos en un principio. Declaró lo que él sabía. Tiempo después se deslindaron responsabilidades.

Las autoridades determinaron que Mijangos padecía de esquizofrenia y que fue la única autora de este brutal crimen, este homicidio puso de luto a México y Mijangos fue apodada “La hiena de Querétaro”, dada la brutalidad de sus actos.

Primero atacó al más pequeño, Alfredo, en su sueño. La niña más grande, Claudia María, escuchó y fue a ver lo que pasaba y fue apuñalada también; empezó a correr por toda la casa hasta que su madre la alcanzó para terminar de matarla. La última en morir fue Ana Belén, la de en medio, quien estaba en su cuarto cuando Mijangos llegó a repetir lo que había hecho anteriormente con sus hermanos.

Mijangos enfrentó su proceso en el penal de Querétaro y finalmente el 19 de septiembre del 1991 fue recluida en el anexo psiquiátrico del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, al sur de la Ciudad de México. El juez le impuso la sentencia más alta que se puede dictar en este tipo de casos, 30 años. Condena que cumplió justamente el día de hoy, a la edad de 63.

Apariciones en la vivienda de los hechos 

Lamentablemente muchas de las veces cuando una persona muere de una manera violenta o inesperada, para su alma no es fácil encontrar la paz y su espíritu se queda atrapado en nuestro mundo, aunque ya no pertenezca a él. Este parece ser el caso de estos inocentes niños, pues los rumores dicen que la casa de la "Hiena de Querétaro", como actualmente se le conoce a la vivienda donde ocurrieron los trágicos asesinatos, está embrujada.

Debido a que la casa es propiedad de Claudia, desde entonces quedó deshabitada. Testigos han asegurado haber escuchado prolongados lamentos de niños. Especialmente los de la pequeña Claudia, se dice que durante ciertas noches, se escucha su voz gritar: “¡Por favor mamá, no lo hagas!

También, hay quienes aseguran haber visto sombras merodear el interior de la casa. Sin embargo, uno de los avistamientos más claros es el del niño más pequeño, pues se cuenta que se asoma por una de las ventanas.

Algo de lo que también se hace mención, es que la casa ha sido vandalizada por el interior, destacándose indicios de la presencia de sectas satánicas.

Se dice que fue por eso que la casa fue tapiada completamente para impedir el acceso.

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