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Nacional

ENTREVISTA

‘Espía vía celulares Ejército mexicano’

Acceden militares a dispositivos con el software Pegasus para obtener datos privados de la población civil, afirman periodistas

The New York Times

domingo, 26 marzo 2023 | 06:00

The New York Times | Raymundo Ramos, un defensor de los derechos humanos en Ciudad de México, dijo en una entrevista: ‘ellos saben en todo momento en dónde estoy’ The New York Times | El NSO Group, que comercia el programa, ha vendido esta herramienta de espionaje tanto a países democráticos como a dictaduras alrededor del mundo

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Nueva York– Las compañías tecnológicas como Meta y Apple les venden a sus usuarios la promesa de privacidad. Aseguran que el cifrado en sus teléfonos inteligentes y aplicaciones mantendrá a salvo sus datos.

Pero existe un poderoso software espía, llamado Pegasus, que sabemos que puede penetrar ese cifrado. La herramienta permite el acceso remoto a casi todo lo que está en un dispositivo, incluyendo su micrófono, cámara y datos de ubicación.

Es probable que hayas leído sobre ese software: los gobiernos lo han usado en casos de alto perfil durante más de una década. Sin embargo, el alcance de ese espionaje ha sido difícil de rastrear.

El fabricante de Pegasus no revela quiénes son sus clientes y es complicado determinar si un teléfono ha sido infectado con el programa. Tampoco queda claro cuál ha sido la información que buscan las autoridades en un dispositivo, hasta principios de este mes, cuando las periodistas Natalie Kitroeff y Ronen Bergman reportaron que el Ejército mexicano espiaba a ciudadanos que intentaban exponer sus fechorías.

Raymundo Ramos, un defensor de los derechos humanos en Ciudad de México, dijo en una entrevista: “ellos saben en todo momento en dónde estoy”.

El caso ofrece una aproximación poco común del mecanismo preciso con el que los gobiernos pueden dar mal uso a Pegasus. Su reportaje también arroja luz sobre detalles importantes acerca del estado de la democracia en México en un momento de inquietudes ciudadanas. 

A continuación, Natalie explica por qué este caso es tan importante y qué significa para el país.

Lauren: Hola, Natalie. ¿Te preocupa que el Ejército mexicano pueda estar escuchando tu teléfono?

Natalie: Mi celular se analiza cada cierto tiempo para revisar si hay indicios de Pegasus, pero no hemos encontrado nada hasta el momento.

L: Retrocedamos un poco. ¿Cómo han estado usando Pegasus los gobiernos del mundo?

N: Tanto países democráticos como autocráticos han comprado esta herramienta al NSO Group, una compañía israelí. La empresa asegura que exige a sus clientes que acepten usar el programa informático espía sólo para combatir el terrorismo o delitos graves. Y hay ejemplos de eso: investigadores europeos han utilizado Pegasus para desactivar una red mundial de abuso infantil.

Pero algunos reportajes han revelado que, una y otra vez, los gobiernos lo han utilizado para espiar a periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos.

L: El Gobierno mexicano también usó Pegasus para capturar al narcotraficante conocido como ‘el Chapo’. Así que sabemos que el Gobierno ha usado el programa espía en el pasado. ¿Qué hay de nuevo en esta historia?

N: El Gobierno mexicano ha estado implicado durante años en escándalos relacionados con el uso de Pegasus, incluyendo el espionaje de periodistas y activistas. Eso no es nada nuevo.

Lo nuevo es que ahora sabemos, de forma definitiva, cómo el Ejército está espiando a civiles. Un grupo de hackers que se identifican como Guacamaya hackeó millones de correos electrónicos del Ejército y desenterró una cantidad de datos impactante. Entre todos esos documentos estaban estos archivos recién descubiertos que revelaron los detalles de cómo México utilizó Pegasus contra un defensor de los derechos humanos y periodistas que investigaban acusaciones de que militares habían ejecutado a personas inocentes.

L: Eso es muy grave para México, pero, ¿puedes explicarme qué significa esto para nuestra comprensión del uso más general del programa espía?

N: Este caso ofrece por primera vez un rastro bien documentado de lo que una institución del Estado, en este caso el Ejército mexicano, quería ver en el celular de un defensor de los derechos humanos. Es un documento extraordinario.

Un investigador me lo explicó de esta manera: el documento nos muestra cómo los operadores del programa informático espía tomaron la vida digital privada de una persona, la analizaron y seleccionaron las partes con las que podían hacerle más daño.

L: Esta noticia llega en un momento de convulsión política para el país. Personas en más de 100 ciudades protestaron hace poco contra la reforma electoral del Gobierno que involucra cambios a la institución a cargo de las elecciones. ¿Qué revela esto sobre el Gobierno mexicano en este momento?

N: El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asumió el cargo en 2018 en medio de una ola de descontento. Se pronunció en contra de la corrupción y prometió no espiar a la gente. Esto demuestra que el espionaje por parte del Gobierno ha continuado durante su mandato.

Como comandante supremo de las fuerzas armadas, esto también indica que López Obrador sabía sobre este espionaje y lo permitió, o que no sabía y sus propias fuerzas armadas lo estaban desobedeciendo. Esto ha generado un temor creciente en torno al poder cada vez mayor del Ejército.

Además, la noticia se difundió en un momento en el que la relación del mandatario mexicano con las normas y las instituciones democráticas es cuestionada en el mundo, pero en especial en Estados Unidos.

L: Esta revelación ofrece a Estados Unidos un ejemplo específico de la conducta antidemocrática de su aliado. ¿Washington responderá de alguna manera?

N: Washington ha estado preguntando: ¿cuál es el papel adecuado que debe desempeñar el Ejército en un país democrático? El secuestro de cuatro estadounidenses en México este mes sólo ha acelerado sus inquietudes más generales sobre la estabilidad mexicana.

No obstante, Estados Unidos también necesita mucho a México. El Gobierno de Joe Biden no ha querido criticar de forma pública al Gobierno mexicano porque los funcionarios temen poner en riesgo la cooperación en materia de migración.

Es un momento tenso para la democracia de México y demuestra cómo este programa espía comprado por países democráticos puede, en potencia, ser mal empleado a medida que ciertas facciones dentro del Gobierno, en este caso el Ejército, obtienen mayor poder. Aún no sabemos qué impacto tendrán esta serie de revelaciones, y otras que podrían surgir, en el Gobierno de México. Sin embargo, no creo que debamos descartarlo como un caso que podría tener repercusiones en este sexenio.

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