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Nacional

Burlan a Migración; ordenan redadas

El INM anunció ayer que enviará a agentes en las rutas férreas

Agencia Reforma

jueves, 21 septiembre 2023 | 06:00

Agencia Reforma | Miles de migrantes ingresaron sin control a México

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Ciudad de México.- Miles de migrantes ingresaron sin control a México y hoy se encuentran dispersos por todo el País.

Luego de la alerta del martes pasado de la empresa Ferromex, que tuvo que detener más de 60 trenes por las olas de migrantes, el Instituto Nacional de Migración (INM) anunció ayer que enviará a agentes en las rutas férreas.

Informó que el reforzamiento de vigilancia se orientará en los estados de México, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Nuevo León, Durango y Chihuahua.

Además EU reforzó los operativos para contener a los migrantes que intentan ingresar de manera ilegal.

La Patrulla Fronteriza reportó que se han alcanzado niveles que no se habían visto en varios meses.

La ciudad de Eagle Pass, en Texas, que gobierna el demócrata Rolando Salinas Jr., firmó una declaratoria de emergencia por la llegada masiva de migrantes.

Del tren al bus 

Ante la limitación de viajar en el lomo del tren, miles de migrantes intentan ahora llegar a la frontera norte en autobuses.

La Ciudad de México atraviesa por un boom de extranjeros indocumentados que buscan cómo llegar a la frontera con Estados Unidos, sin ser extorsionados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) o detenidos por la Guardia Nacional.

Frustrados por la parálisis de trenes, los migrantes barajan opciones.

La vía por carretera fue obligada. Pero esta ruta sólo es para quienes poseen documentos emitidos por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar)... y dinero.

Aquí los venezolanos están en jaque.

Jorge y su familia tuvieron que unirse al campamento que se instaló en el camellón de la calle Hospital Benito Juárez, a un costado de la Terminal Central de Autobuses del Norte, en espera de reunir dinero para viajar a Monterrey, Nuevo León, como enésima escala.

El sudamericano ya sumó cuatro días en la Ciudad de México, pero se agotó su dinero. El tren al norte era su salvación.

“Estamos pidiendo en las esquinas, a veces hacemos unos mandados, pero la gente se molesta, no nos dan trabajo, así estamos, a la deriva”, dice el migrante.

“Llegué con los pies destrozados de las caminatas esperando encontrar ayuda en la Comar, se habló de transporte gratuito para Monterrey, pero todo fue falso, no tenemos papeles como los haitianos, esos documentos con los que pueden viajar, tenemos miedo de que nos deporten”, añade.

Las empresas de autobuses exigen una identificación o documento oficial del país para viajar.

“Nos dicen que hay camiones afuera de la central que nos cobran hasta en 800 pesos la corrida, pero que no se hacen responsables si nos bajan los de Migración, o sea, es dinero tirado a la basura”, se queja la esposa de Jorge.

Por esta situación, en el cruce de Hospital Benito Juárez y Norte 1-F, entre el humo de las fritangas y los camiones, los venezolanos se unieron al campamento de alrededor de diez casas de campaña, y otras de lámina y cartón, en espera de destrabar esos factores.

“Esto va a estallar, se va a llenar de hermanos si no nos dejan avanzar”, advierte uno, cargando cubetas con agua.

Lavan su ropa con el líquido que les facilitan los taxistas de la terminal de camiones.

También solicitan comida a las loncherías o taquerías que pululan aquí.

“Lo que sobre, papi, por el amor de Dios”, les dicen a los taqueros sudorosos.

“Nos dan papas quemadas y nopales”, señala Julio, otro venezolano.

“O 25 pesos por barrer, tirar la basura y lavar platos, o nos dan 10 panes (bolillos) y, ay padre, lo que les decimos es que necesitamos dinero, con 25 pesos compras un queso y ya se acabó; con el pan, pues ya, duermes papi, pero no juntamos el dinero”, desespera aparte Jorge, quien carga a su hija en el pecho.

El viaje a Monterrey cuesta alrededor de mil pesos en clase austera.

“Así que a esperar para juntar ese dinero y regresar a la Comar, y sobre todo esperar que no nos enfermemos, mi hija tiene asma, es otro problema, por los medicamentos”, añade.

--¿El tren no es opción?, se le pregunta.

“Sí, pero están paradas las máquinas, los hermanos se están asando en los rieles en el día. Y temblando de frío en la noche”, responde. “Nos han dicho que no suben”.

Los más sonrientes o menos preocupados son los haitianos. Muy pocos pernoctan en la zona. Usan sus celulares para enterarse de rutas, precios y hasta dónde comer.

También se comunican para no hablar con extraños y mucho menos adquirir algo o viajar en vehículos no autorizados.

Junto a central camionera engullen tacos en “El Jarocho”, comida corrida en “La Poblanita” o se sientan en la sombra a consumir alimentos en “El taco loco”.

Algunos más prefieren los comercios de comida rápida dentro de la terminal.

Esperan unas horas y después, con documentos en mano --expedidos por la Comar, que les facilita la estancia en el país-- compran sus boletos de autobús a Monterrey o a Ciudad Juárez.

Los molestos son los “viene viene” y algunos otros comerciantes.

“Dejan su tiradero, usan espacios que no deben, y todavía se aferran”, se queja un cuidacoches.

“Estorban las entradas de los comercios y no compran en muchas ocasiones, es muy molesto”, dice Eva, una vendedora de maletas.

El lunes pasado centenares de extranjeros, principalmente haitianos, intentaron ingresar a las instalaciones de la Colmar en Tapachula, Chiapas, para tener permisos expeditos y desplazarse por México.

La crisis obligó a los migrantes a buscar distintas formas para trasladarse a la frontera norte, entre ellas por trenes, lo que ocasionó un paro temporal de 60 máquinas de Ferromex.

Ahora los autobuses son la válvula de escape, al menos para los haitianos.

“Pues es que a nosotros no nos informan, hermano, que se sepa, ellos (los haitianos) pagan a las autoridades por papeles, uno que no tiene la plata, pues, ve... aquí haciendo casitas en la calle”, se queja otro venezolano en “el camellón del migrante”.

El INM indicó en una respuesta de información que de enero a agosto de este año ha otorgado en la Ciudad de México 44 mil 657 constancias de refugio a migrantes.

“Sí habíamos visto flujo de migrantes, pero esto ya está cabrón, les cobramos 2 mil por llevarlos al tren, y nos prometen que van a juntarlos”, señala un taxista de la terminal camionera.

Mientras tanto, Jorge continúa preguntando: “¿Acá hay vacantes?”.

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