Nacional

Afirman Legionarios que los indagará Santa Sede

La agrupación dijo sentirse avergonzada por su negligencia en la gestión de las denuncias de abuso a menores

Reforma

martes, 21 enero 2020 | 06:00

Ciudad de México— Los Legionarios de Cristo afirmaron que se someterán a una investigación de la Santa Sede por la negligencia y el encubrimiento de los abusos cometidos por el padre Fernando Martínez Suárez contra menores de edad.

En un comunicado de prensa, la organización religiosa informó que los miembros aseguraron su plena colaboración en esta investigación interna, así como con las instancias civiles.

"La Congregación se someterá a una investigación, en coordinación con el Dicasterio competente de la Santa Sede, para individuar las responsabilidades personales por negligencia o encubrimiento en este caso", expresó.

"Desde ahora la Congregación de los Legionarios de Cristo y los miembros individuales de nuestro territorio que han sido mencionados públicamente en este contexto aseguran su plena colaboración con esta investigación, así como con las instancias civiles que decidan acoger las denuncias presentadas en relación con este caso".

Asimismo, la agrupación dijo sentirse avergonzada por su negligencia en la gestión de las denuncias.

"Nos avergonzamos de los abusos cometidos por Fernando Martínez Suárez, por la negligencia de la Congregación en la gestión de las denuncias del pasado y por la falta de una acogida adecuada a las víctimas", señaló.

"Una vez más pedimos perdón a ellas y a sus familias. Nos duele su sufrimiento y deseamos aliviarlo".

En ese sentido, se informó que se estableció una Comisión Interdisciplinar --con algunos miembros externos de la congregación-- con el mandato de dar acogida, escucha y seguimiento a las víctimas, así como proponer las medidas necesarias para reparar el daño que han sufrido.

El pasado 13 de enero se notificó a Martínez Suárez su pérdida del estado clerical tras comprobarse al menos ocho abusos de menores entre 1990 y 1993 en colegios de Cancún, Quintana Roo, y la Ciudad de México.

Entre las personas señaladas de encubrir los abusos de Martínez se encuentran Eloy Bedia Diez, quien en ese momento era director territorial, así como Aurora Morales, quien era maestra del Instituto Cumbres de Cancún.

Renuncia sacerdote

El sacerdote Eloy Bedia Diez renunció a su participación en el Capítulo General de Los Legionarios de Cristo tras ser señalado de encubrir los abusos del padre Fernando Martínez Suárez.

El Capítulo General, que inició este lunes, es el máximo órgano de gobierno de la congregación.

Esta instancia --integrada por 66 legionarios, de los cuales 18 participan por su oficio y 48 fueron elegidos por votación-- elegirá al nuevo superior general, a sus seis consejeros y al administrador general.

En su carta de renuncia, Bedia negó haber encubierto los abusos cometidos por Martínez contra al menos seis niñas en el Instituto Cumbres de Cancún entre 1991 y 1993.

"Delante de Dios puedo afirmar que en ningún momento encubrí el hecho de los abusos, pues llegaron a ser de conocimiento común", aseveró.

"Fue el director general de entonces quien me envió a Cancún para encontrarse con las familias. Me reuní con varias mamás de las niñas que habían referido los hechos y algunos días después tuve una reunión más

amplia y abierta con los padres de la familia del colegio".

Agregó que comenzó a ser director territorial en 1992 y no estaba al tanto del historial de Fernando Martínez.

"Como es sabido por todos, en la época, las decisiones sobre procesos y movimientos de personal correspondían al director general", comentó.

En su escrito, el sacerdote expuso que las víctimas de Martínez y sus mamás le expresaron que les causaría un gran dolor su participación en el Capítulo General.

"Comprendo que sientan mi presencia en el Capítulo General como una nueva herida", dijo.

"Por eso, después de haberlo considerado en oración en estos días de los ejercicios espirituales, he preferido no participar en el Capítulo General".

Bedia dijo que espera que su dispensa pueda aliviar en algo el sufrimiento de las víctimas y que la congregación contribuya a la sanación de las heridas. 

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