Las historias

Música es su sustento

Familia de rarámuris entona aquí melodías a cambio de unas monedas

Luis Carlos Cano
El Diario de Juárez

viernes, 06 diciembre 2019 | 06:00

Omar Morales

Interpretando distintas melodías con su violín y acompañado en la guitarra por dos de sus hijos, Julián dice que ésta es la alternativa para obtener un ingreso que les permita a él y su familia subsistir durante la temporada invernal en esta frontera, por eso se vino de su tierra, en la Sierra Tarahumara.

Vistiendo con orgullo su chinimapacha (traje de manta), Julián Moreno, originario de Narárachi, municipio de Carichí, miembro de la etnia rarámuri o tarahumara, permanece junto con sus hijos por espacio de seis horas en el Centro de la ciudad tocando sus instrumentos, en espera de que los transeúntes le apoyen con una moneda. 

“La gente de aquí se porta muy bien con nosotros, nos tratan bien y nos ayudan, muchos de ellos dicen que vienen de El Paso; nos ayudan mientras oyen la música que tocamos, por eso seguimos aquí”, dice Julián.

Comenta que en su tierra siembra maíz y frijol, con lo que obtienen algo para comer y ayudar a sus padres, que viven en el mismo poblado, pues a ellos no les gusta salir a la ciudad, pero va y los visita cada dos meses cuando está en Juárez o en Chihuahua.

En Ciudad Juárez ya tiene un mes y se vino a buscar mejores condiciones de vida para su familia, pero no es la primera vez que viene a esta frontera, pues ya tiene cinco años que está aquí por una temporada, otra en la ciudad de Chihuahua y otro tiempo con sus padres en Narárachi, población situada en el suroeste del estado.

Visten orgullosos su indumentaria

En esta ciudad radica en la colonia Mirador, en donde dice que una señora les renta dos cuartos por 600 pesos al mes, donde viven él, su esposa y los tres hijos, uno de ellos bebé y los otros dos son Santiago, de 20 años de edad y Genaro de 8, quienes lo acompañan a tocar en la zona Centro, el con violín y ellos con la guitarra.

“Aquí nos estamos desde las 10:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, pero luego de un rato de estar tocando descansamos una hora y luego seguimos hasta que nos vamos, tenemos que tocar seguido para que nos oigan”, dice Julián, de 42 años de edad.

Para este hombre lo importante es trabajar en algo, hacer algo útil, dice, pues no le gusta andar borracho como lo hacen otros indígenas Tarahumaras que viven en la ciudad y que dan mal ejemplo de lo que es su raza.

El señor Moreno y sus dos hijos llaman la atención de la gente porque los tres visten la ropa que ellos mismos hacen de manta, y considera que la vestimenta es muy importante, por eso la usan limpia y de distintos colores, como parte de sus costumbres.

La chinimapacha la hacemos nosotros, también la mapacha collera que llevan en la cabeza y que los identifica como Rarámuris, dice.

Julián asegura que además de tocar en la calle, ha participado en festivales en esta frontera y en la ciudad de Chihuahua en los que organiza la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas.

Sin embargo, señala que mientras hay festivales tiene que dedicarse a algo para poder comer, por eso a diario acude a la zona Centro de la ciudad a tocar el violín y sus hijos la guitarra, pues con la ayuda de la gente sacan para ello, mientras regresan a su tierra a sembrar en el verano. (Luis Carlos Cano C. / El Diario)

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