Las historias

Letras la liberan

Josefina Gutiérrez Martínez, de 75 años, encontró en la escritura una manera de transformar sus emociones

Verónica Domínguez
El Diario de Juárez

jueves, 03 octubre 2019 | 12:17

Gabriel Cardona/ El Diario de Juárez

Ciudad Juárez.- La escritura fue el desahogo que Josefina Gutiérrez Martínez, de 75 años, encontró para mitigar los recuerdos de su vida. Fue en el 2011 que sus experiencias quedaron plasmadas en el libro “La Abuela de los Baños”.

El título de su texto surgió en su trabajo de vendedora de flores en un bar gay que ya desapareció; ella se identificó con las personas que ahí acudían, pues cargaban con las mismas emociones que sentía.

Entrevistada ayer en la presentación de su libro en el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) en el “Ciclo Interdisciplinario de las Edades”, la escritora recordó las etapas más difíciles de violencia doméstica que vivió en su matrimonio, el miedo que cargó por muchos años debido a que creció huérfana y su reflexión sobre la transformación de estas emociones en perdón.

“El soñar me ha dejado eso, sueños. Momentos de escape de mi realidad. Como cuando sueño con encontrarme el billete premiado de la lotería para comprarme todo lo que nunca he podido tener. Con mucho esfuerzo he ido mostrando mis verdaderos pensamientos sin tanto temor a ser criticada. Mi vida ha dejado de ser una película de aquellas. Ahora vivo mi propia película, con actores y actrices reales, y yo soy la protagonista. No hay galán ideal, no hay malos ni buenos, y aún no termina”, versa un párrafo en la primera página del libro.

El libro “La Abuela de los Baños” fue reconocido por el organismo Documentación y Estudios de Mujeres, A.C. (Demac), que entrega a mujeres mexicanas que revelan su historia de lucha en la vida.

Una de sus hijas fue quien la animó a que enviará su texto a la convocatoria del Demac en el 2010, y para el 2011 todas sus vivencias se transformaron en palabras liberadoras.

Fue un tiraje de mil ejemplares los que se sacaron en su primera publicación y otro millar en el 2013.

Cuando el libro entró al concurso Josefina trabajaba cuidando los baños de los hombres en un bar gay ubicado en la calle Santos Degollado, en donde todos los que entraban le empezaron a decir abuela, dijo la escritora.

“Era frustrante porque yo había soñado con otra cosa para mi vida, soñaba con ser pianista, con ser cantante de ranchero como Lola Beltrán, soñaba con grandiosidades, y pues verme ahí, no era muy agradable”, recuerda.

Sin embargo, con el paso del tiempo fue “una de las experiencias más hermosas de mi vida el haber conocido a los homosexuales, porque son seres humanos maravillosos, porque han sufrido tanto. Lo que a mí me une a ellos es el sufrimiento tan grande de soledad, de desprotección con que ellos han vivido, yo esas emociones las conozco perfectamente, ahí hubo un puente de protección entre ellos y yo”, dijo Josefina.

“Son memorias y experiencias. A mí me interesaba mucho saber quién soy en realidad, conocerme, para eso tuve que meterme dentro de mí y buscar en el alma, y dejar de engañarme y pensar que soy muy generosa y que era muy buena onda, para darme cuenta que soy un granito de arena en el desierto, ni más ni menos”, platicó la autora de la obra.

Esta reflexión terminó en 101 páginas de un libro, porque Josefina desde muy pequeña escribía sus tristezas, la angustia y la soledad con la que navegaba.

“Eso lo fui escribiendo, pero las experiencias se hicieron más dolorosas y fui saliendo adelante con la ayuda de Dios, sin quejas. Este libro no es de quejas ni de culpas a otras, este libro es prácticamente mi alma”, contó la autora.

Hace dos años, la vida de Josefina sufrió otra sacudida, pues le extirparon el seno derecho debido a una tumoración que presentó y el año pasado tuvo una caída que le provocó una fractura en la cadera que la dejó varios meses en la cama y la orilló a vivir con su hija, después de tantos años de preferir vivir sola.

Actualmente, Josefina vende flores en el Centro. Cuando sus hijos le preguntan que si tiene miedo su respuesta es afirmativa; sin embargo, expresa, toda su vida lo ha sentido.

“Es el miedo lo que siempre te tiene atrapada. Sí me da miedo, toda mi vida lo he tenido y lo he enfrentado”, manifestó Josefina.

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