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Juárez

'Viví un infierno, decían que me iban a entregar con la mafia', narra migrante

Coyotes presionaban a sus familiares para que les depositaran hasta 5 mil dólares

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

lunes, 02 agosto 2021 | 06:00

| Imagen ilustrativa

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Ciudad Juárez— Después de permanecer secuestrados en una casa de seguridad en espera de cruzar a Estados Unidos mientras los “coyotes” presionaban a sus familiares para que les depositaran hasta 5 mil dólares, 112 migrantes fueron liberados ayer por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) de una vivienda ubicada en la colonia Insurgentes. 

“Fue un infierno… uno contacta en Centroamérica a los guías –traficantes de personas– por redes sociales, ahí ponen sus números de teléfono. A mí me iban a cobrar hasta llegar a Estados Unidos, pero cuando llegué me exigieron dinero, que les depositara 15 mil quetzales (38 mil 500 pesos). Yo me sentía secuestrado, nos decían que el que se escapara se moría o lo mandaban con la mafia, así nos decían”, narró “Jorge”, un guatemalteco de 35 años de edad. 

De acuerdo con el migrante liberado por las autoridades la tarde de ayer de una vivienda ubicada en la calle Peral, entre Francisco Javier Mina y Manuel Acuña, el tiempo de espera para cruzar era de hasta un mes, pero después de haber entregado el dinero a los traficantes, por lo que el jueves 29 de julio llegaron a ser 140 personas, pero unos habían salido el sábado. 

“Vivimos con dos tortillas dos veces al día, comíamos cuatro tortillas al día”, aseguró al mostrar cómo después de dos semanas de permanecer encerrado bajo amenazas tuvo que amarrar su pantalón de la cintura con un cordón para que no se le cayera. 

“He bajado bastante, me tuve que amarrar el pantalón… Hay unos que están tristes porque se querían regresar, pero nos decían: el que se va a escapar se muere o mete la mano la mafia. Y por temor uno no sale, no puede llamar, no manda ubicaciones, todo por el temor. Nos amenazaban, nos amenazaban. No se podía salir”, relató. 

Jorge, cuyo nombre fue cambiado por seguridad, dijo que el miércoles 28 de julio le exigieron 15 mil quetzales. “Me dijeron que, si no, me iban a encerrar en una casa sin agua ni comida ni nada. Dicen: si no –pagan–, aquí se quedó su vida y se mueren. Yo le exigí a la familia y fueron a conseguir prestado ese dinero para darle a ellos y para que nos den un paso para salir, pero no sé cómo es ese paso”, dijo quien se dedicaba a la venta de comida en su país, pero debido al Covid-19 se quedó sin trabajo, por lo que salió con la esperanza de lograr una vida mejor para él y su familia. 

Aunque se suponía que estaban en la casa de seguridad esperando su turno para cruzar la frontera, tenían que pagar los 15 mil quetzales aunque ya no quisieran cruzar, en cuyo caso tenían que pagar 4 mil pesos más para poder regresar. 

Después de convertirse en víctima de los ‘coyotes’, Jorge confesó haberse arrepentido de salir de su país, “mejor estando en Guatemala, aunque sea unos frijolitos con tortillas; acá –secuestrado– no hay comida, no hay tortillas… aquí es como un infierno, aquí se acuerda uno todo de uno, lo que ha hecho mal, de la familia, uno se acuerda de Dios”, confesó.

“Me siento aliviado, gracias a Dios con vida, gracias a la Policía que nos rescataron, porque esto fue un rescate”, aseguró el migrante, quien permaneció bajo el mismo modus operandi que los 140 migrantes que fueron rescatados el 19 de junio en la colonia Ampliación Felipe Ángeles. 

“Sandra”, de 31 años, cuyo nombre también fue cambiado por seguridad, permaneció ocho días secuestrada con su hijo de 4 años, quien enfermó de la tos. 

“Me siento a la vez triste y por una parte bien, porque ahí estando encerrada no podía encontrar medicina para el niño. Y tenía ocho días sin ver la luz del Sol”. Dijo que su familia ya había pagado para que fueran trasladados desde Guatemala hasta Estados Unidos.

“Jonathan”, otro centroamericano que fue rescatado ayer, dijo que ya había pagado 4 mil dólares para ser trasladado hasta Estados Unidos, pero al llegar aquí fue encerrado y le exigieron 5 mil dólares más para cruzar la frontera. 

De acuerdo con los propios migrantes, en la vivienda había personas de Ecuador, Guatemala, El Salvador, Perú y Guatemala, entre ellas 12 mujeres y dos niños, quienes aunque estaban en la misma vivienda aseguraron no haber visto nunca dentro del predio, ya que ambos estaban encerrados. 

Tras ser rescatados, los migrantes fueron trasladados por los propios elementos de la SSPM al gimnasio municipal “Kiki” Romero, en donde su coordinador y director de Derechos Humanos del Municipio, Rogelio Pinal, les explicó que no estaban detenidos y que se trataba de un apoyo humanitario. 

Después de ser registrados, algunos de ellos decidieron no ingresar al albergue, pero la mayoría decidió sí hacerlo para intentar llegar hasta Estados Unidos, conseguir dinero para regresar a su país o pedir el retorno voluntario a la Organización Internacional para las Migraciones de Naciones Unidas (OIM). 

“Ellos están en libertad de recibir la ayuda humanitaria, porque son víctimas de un delito. Gracias a Dios fueron rescatados, muchos de ellos dan gracias, porque estaban en un hacinamiento, las personas dormían hincadas, en una casa muy pequeña, entonces son muy tristes las condiciones en las que los tenían”, informó Pinal. 

El funcionario exhortó a la comunidad a seguir denunciado las casas de seguridad, en donde violan los derechos humanos de los migrantes, quienes muchas veces vienen huyendo de la violencia en sus lugares de origen y al llegar aquí son nuevamente víctimas. 

Explicó que todos son registrados, porque cuando los consulados se enteran de que hay un rescate se comunican para corroborar que no se encuentren entre ellos sus desaparecidos. 

Hasta antes de la llegada de los centroamericanos rescatados, el “Kiki” Romero contaba con más de 300 personas, todos con una prueba rápida de Covid-19. 

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