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Juárez

Especial

¿Violador serial o ‘chivo expiatorio’?

Mientras la criminología forense describe a presunto feminicida como un psicópata, surgen dudas sobre culpabilidad del detenido por cuatro crímenes

Hérika Martinez
El Diario de Juárez

lunes, 17 agosto 2020 | 12:02

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Desde hace más de dos años, Manuel N. R., de 56 años, se encuentra recluido en el Centro de Readaptación Social (Cereso) señalado por las autoridades como uno de los feminicidas seriales de Ciudad Juárez.

Sin embargo, para la familia de una de las presuntas víctimas, se trata de un “chivo expiatorio” más en la historia de esta frontera tras la presión internacional.

De acuerdo con la carpeta de investigación a la cual tuvo acceso El Diario, debido al semen que dejó en cada uno de los cuerpos, fue acusado del homicidio y violación agravada en contra de Rosa Isela Tena Quintanilla, Sonia Ivette Sánchez Ramírez, Lilia Alejandra García Andrade y Coral Arrieta Medina; todas asesinadas entre 1995 y 2005, entre los 13 y 17 años de edad. 

El caso de Lilia Alejandra, desaparecida el 14 de febrero de 2001 y encontrada sin vida una semana después, es uno de los feminicidios más emblemáticos en la historia de Ciudad Juárez debido al activismo que ha realizado su familia y a que su desaparición, violación y asesinato propició el nacimiento de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa. 

En 2018, su caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por lo que su madre, Norma Andrade, cree que las autoridades reaccionaron culpando a un hombre que no la mató.

“A mí no me queda la menor duda de que le están cargando varias chicas que él no asesinó”, aseguró quien tras el homicidio de su hija se quedó a cargo de sus nietos Caleb y Jade, de cinco meses y un año y ocho meses de nacidos, con quienes en 2012 tuvo que huir de Ciudad Juárez tras ser amenazada.

Debido a que en dos ocasiones fue atacada, Andrade cuenta con seguridad federal, y es representada por los abogados Karla Michel Salas y David Peña Rodríguez, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, quienes hicieron llegar el caso de Lilia Alejandra a la CIDH.

“Con la presión que organizamos se logró sacar una audiencia en la Comisión Internacional. Pide la investigación un ministerio público, y de enero a abril de 2018 resuelve el caso, y no sólo resuelve el caso de Lilia, sino que resuelve todos los otros en una lógica de construcción muy rara”, señaló Peña Rodríguez.

De acuerdo con el dictamen pericial en materia de genética forense, el semen que se encontró en las cuatro adolescentes es de la misma persona, sin embargo el ADN de la sangre encontrada en la sobrecama en la que estaba envuelta Lilia Alejandra no coincidió, por lo que las autoridades creen que pudo haber sido agredida por más de una persona. 

Manuel N. R., quien también se hace llamar Manuel R. N.; Javier C. S. y Manuel G. P., tiene antecedentes de presuntamente cometer abuso sexual agravado en 2015 contra una adolescente de 15 años, en la ciudad de Chihuahua.

Para llegar con él como presunto culpable, las autoridades realizaron una compulsa genética con sus familiares y su hija, desaparecida en 2011 y encontrada sin vida en 2013, por lo que la familia y sus abogados desconfían del proceso.

“Lo que nosotros seguimos insistiendo es que el sujeto no tiene ningún elemento de vinculación con Lilia, podrá tener con alguno de los otros casos, probablemente. Probablemente podrá ser responsable de otros feminicidios, nosotros no decimos que es inocente, que es un chivo expiatorio, no. Simplemente que no hay nada que lo vincule con el feminicidio de Lilia”, dijo el abogado.

En su declaración, el perito de la Unidad Especializada de Genética Forense señaló que los resultados de ADN arrojaron que “es 172 millones 294 mil 800 veces más probable que sea el agresor (…) contra una probabilidad de que sea un hombre tomado al azar de la población”. 

Peña Rodríguez destacó que quien tiene hasta ahora el perfil genético de Manuel N. R., es la Fiscalía General del Estado (FGE), lo que no les da certeza, por lo que al inicio del proceso en su contra evitaron que se girara la orden de aprehensión contra él por el caso de García Andrade.

Sin embargo, de acuerdo con el Supremo Tribunal de Justicia del Estado, actualmente lleva el proceso por los cuatro feminicidios, aunque no se informó en el caso de Lilia Alejandra por cuál delito es acusado.

“El único que no está es el nuestro, porque negaron la orden de aprehensión, se fueron a apelación contra la negativa y se ganó la apelación; la apelación confirmó la negativa. Pudieron volver a soltar la orden de aprehensión, pero nadie nos ha avisado”, destacó el abogado, quien dijo desconocer que sea acusado oficialmente por el asesinato de Lilia Alejandra.

La FGE pasó el caso a la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM), la cual no accedió a dar una entrevista a este medio sobre el caso, pero le aseguró al abogado que tras la decisión del juez de negar la orden de aprehensión ellos no apelaron. 

Cuando se consignó se registró con un número de causa penal por las víctimas y los delitos por los cuales está siendo sujeto a proceso, pero no hubo un auto de formal prisión por el caso de Lilia, explicó Peña. Sin embargo, la información del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE) refiere que está siendo juzgado por las cuatro víctimas. 

Mientras tanto, los abogados y la madre continúan en espera de una resolución de la CIDH, luego de que durante la audiencia en 2018, donde también estuvieron los investigadores de la FGE, Andrade rechazó una “solución amistosa” por el asesinato de su hija. 

Según se explica en la página web de la CIDH, el mecanismo de soluciones amistosas permite generar espacios de diálogo entre peticionarios y Estados, donde éstos puedan alcanzar acuerdos que establecen medidas de reparación beneficiosas para las presuntas víctimas directas de la violación y la sociedad en su conjunto.

Actualmente, Andrade está en espera de que la CIDH emita su “informe de fondo”, la etapa en la que decide si hubo o no hubo violaciones a los derechos humanos en el caso analizado. Mientras tanto, Manuel N. R. sigue detenido bajo proceso en el Cereso de Ciudad Juárez, sin ser declarado inocente o recibir una sentencia. 

‘Psicopata, asesino en serie sexual’

El feminicida y violador sexual de Rosa Isela, Sonia Ivette, Lilia Alejandra y Coral sería “un criminal que generó habilidad y modus operandi. Un psicópata, asesino en serie sexual”, explicó el criminólogo forense Alfredo Velazco, especialista en perfilación criminal, de la Academia Mexicana de Investigación Forense (AIMF), tras analizar la evidencia forense probatoria.

“Se hace un análisis motivacional del comportamiento criminal; cuando ya se tiene a un sospechoso, lo que se realiza es sacar indicadores del comportamiento de todas las aristas, que plantea modus operandi, firma, motivo, perfil del agresor, perfil victimal y características de la escena del crimen”, detalló.

La información limitada, desde los archivos de los investigadores forenses y policiales, permitió analizar a Velazco al presunto feminicida de las cuatro adolescentes. 

“En este caso, los casos nos manifiestan que hay evidencia probatoria de agresión sexual, por lo tanto automáticamente extraemos que el motivo de los casos es de índole sexual… ¿por qué matarlas?, porque lo hace como estrategia para que no lo señalen, es parte de su modus operandi, el privarlas de la vida, para que no haya señalamiento directo de las víctimas”, apuntó.

El modus operandi responde a la pregunta del ¿cómo?, ¿cómo se lleva a cabo la conducta?, ¿cómo se prepara y cómo incluso se altera la escena?, ¿cómo aborda a las víctimas? Y lo conforman los actos de precaución y conciencia forense.

Los actos de precaución son los que el sujeto hace antes, incluso durante el hecho criminal, para evitar dejar algún tipo de evidencia o sacar ventaja, como seleccionar un lugar con poca visibilidad o poca vigilancia.

Otro acto del agresor fue que ataba a las víctimas de las manos, posiblemente para que no lo aruñaran, señaló.

“En este caso tenemos a un criminal que no tiene conciencia forense. Si pudiéramos hacer un análisis contemporáneo esta persona no es muy habilidosa, no tiene preparación, ni una línea que le diga lo que debe evitar para que no lo conecten. Porque está dejando evidencia probatoria, en este caso semen en el cuerpo de las víctimas. Dejó evidencias, no usó preservativo”, destacó. 

“Este sujeto puede ser habilidoso, pero la época quizá no le permitía tener esa conciencia forense, no había tanta difusión. Pero sí era precavido, porque abordaba a las víctimas en un lugar específico, que de acuerdo a lo que vemos en el mapa criminógeno, definitivamente las víctimas tenían una misma zona de desaparición o de convivencia, por lo tanto el sujeto tiene un mapa mental establecido”, agregó.

El agresor conocía la zona, “incluso puede que lo conocieran y no lo percibieran como alguien sospechoso”, lo que lo ayudó en sus estrategias de abordaje, ya que pudo haber una confianza preexistente en la conducta analizada. Esto es, que supo ganarse esa confianza en el entorno y con la víctima. 

“Se utiliza el término de que es alguien atractivo para las víctimas porque les hace percibir confianza, es habilidoso, quizá les llena en un sentido el oído. No necesariamente tenía que ser físicamente atractivo, sino que aparentemente era una persona de confianza y él saca ventaja de esa confianza que la víctima le está brindando”, explicó el criminólogo forense. 

El depósito de los cuerpos también es parte del modus operandi. El agresor hizo una estrategia poscriminal de depositar el cuerpo en otro lugar diferente a donde hace el acto, para evitar que lo vincularan.

Rosa Isela salió de su casa para ir a un centro comercial, Sonia Ivette había acompañado a su hermana a la maquiladora donde trabajaba y regresaba a su casa con un plato de comida, Lilia Alejandra regresaba a cuidar de sus hijos después de repartir paletas de corazón entre sus amigas de la maquiladora y Coral iba a visitar a una amiga después de sus clases de inglés y computación.

El presunto criminal buscaba niñas y adolescentes, delgadas y morenas. Las maniataba, atacaba sexualmente de manera similar y después les quitaba la vida. Pero en todas dejó evidencia científica: su semen.

La “firma” son los comportamientos materialmente innecesarios, pero que emocional o psicológicamente llenan al sujeto en un vacío. 

“En este caso yo detecto que dentro de los aspectos de la firma está el reacomodo de los cuerpos, con las posiciones de las prendas de vestir en una parte de su extremidad inferior, lo cual es compartido en algunas de las víctimas. La firma no es necesariamente un requisito en todos los casos, puede ser que sólo la deje en un caso porque la firma representa algo importante para él con esa víctima, que se activa en el momento. Y ese algo tiene que ver con la primera fase de los asesinos en serie, que se llama la fase aura. La construcción de la fantasía sexual que cubre la víctima, y aquí ya se materializa”, añadió Velazco.

Sus víctimas fueron mujeres y muy jóvenes, entre 14 y 17 años de edad. Esto indica que el agresor “tiene un perfil victimológico establecido, que por supuesto le llega en su fantasía sexual. Ellas son su firma inicial para la búsqueda de la satisfacción”, explica. 

“Pero después viene la estrategia. Porque no puede ir por todos lados viendo a todas las mujeres de esa edad o de esas características, porque unas van acompañadas, otras van a desconfiar, otras no lo van a conocer. Entonces la víctima se convierte en un modus operandi, porque hay una estrategia para poder abordarlas”. 

Con la evidencia comportamental y victimológica, incluso del modus operandi y del motivo, se tienen datos para poder ligar al imputado en el sentido de las ciencias de la conducta, ya que una vinculación jurídica le corresponde a los investigadores, detalló el perfilador criminal. 

Con los elementos analizados, concluyó que “estamos ante una persona habilidosa, muy repetitiva en su comportamiento criminal, unos asesinando y otros violentando a personas. Definitivamente esta personalidad es un criminal que ha generado habilidad y modus operandi… hay mucha proximidad, todas son cercanas a su entorno, mueren con las mismas características, las abandonan fuera de la escena del crimen principal”.

Se trata de un sujeto que tiene un trastorno de personalidad con la carencia de empatía, por la manipulación del entorno, de las circunstancias, que manifiesta indicadores de psicopatía, finalizó.

Para apuntar

• El caso llegó a la CIDH, por lo que su madre cree que autoridades reaccionaron culpando a un hombre que no la mató

• Tras el homicidio de su hija se quedó a cargo de sus nietos Caleb y Jade, en ese entonces, de cinco meses y un año y ocho meses de nacidos

• En 2012 fue amenazada y tuvo que huir de la frontera junto con sus nietos

• Cuenta con seguridad federal tras haber sido atacada en dos ocasiones

Rasgos psicópatas

1—El feminicida y violador sexual de Rosa Isela, Sonia Ivette, Lilia Alejandra y Coral sería un criminal que generó habilidad y modus operandi 

2—Hay evidencia probatoria de agresión sexual, por lo tanto automáticamente se extrae que el motivo de los casos es de índole sexual

3—Las mató como estrategia para que no lo señalaran

4— Otro acto del agresor fue que ataba a las víctimas de las manos, posiblemente para que no lo arañaran

5—Especialistas aseguran que se trata de un un criminal que no tiene conciencia forense, porque dejó rastros

6—Las víctimas tenían una misma zona de desaparición o de convivencia, por lo tanto el sujeto tiene un mapa mental establecido

7—Tiene un trastorno de personalidad con la carencia de empatía

El dictamen pericial

1- el semen que se encontró en las cuatro adolescentes es de la misma persona

2-El ADN de la sangre encontrada en la sobrecama en la que estaba envuelta Lilia Alejandra no coincidió

3-Las autoridades creen que pudo haber sido agredida por más de una persona

Sobre el detenido

• Manuel N. R., quien también se hace llamar Manuel R. N.; Javier C. S., y Manuel G. P., tiene antecedentes de presuntamente cometer abuso sexual agravado en 2015 contra una adolescente de 15 años, en la ciudad de Chihuahua

• Para llegar con él como presunto culpable, las autoridades realizaron una comparación genética con sus familiares y su hija, desaparecida en 2011 y encontrada sin vida en 2013, por lo que la familia y sus abogados desconfían del proceso

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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