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Juárez

Día del Estudiante

Vence las barreras del aprendizaje a distancia

La pandemia por Covid-19 agudizó las necesidades de alumnos especiales

Alejandra Gómez
El Diario de Juárez

domingo, 23 mayo 2021 | 11:22

David Cruz / El Diario de Juárez

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Ciudad Juárez.- Estudiantes de todos los niveles educativos fueron afectados por los cambios que la pandemia por Covid-19 impuso en las clases; el tránsito de lo presencial a lo virtual exacerbó las desigualdades, pero no sólo de índole económica, también de carácter cognitivo: las barreras de aprendizaje de los alumnos con necesidades educativas especiales se agudizaron.

Jorge Luis Vázquez es estudiante del sexto semestre en la Licenciatura de Cirujano Dentista, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). Hace tres años fue diagnosticado con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), específicamente el primer grado conocido como Asperger, por lo que a lo largo de su vida ha enfrentado dificultades tanto cognitivas como sociales.

Dentro del salón de clases Jorge, de 26 años, tiene la oportunidad de expresar en más de una ocasión sus dudas e incluso, por encima de sus problemas para sociabilizar, se apoya en sus compañeros para lograr comprender los temas abordados; sin embargo, frente a la pantalla la interacción no existe y, por lo tanto, sus formas de aprendizaje se reducen.

“Desde que comencé la escuela, y ahora más en línea, entiendo totalmente de forma literal lo que viene en los exámenes y lo que se explica en la clase. Ahora, cuando tengo que explicar un tema, se me hace más complejo porque no tengo el apoyo del maestro o de los compañeros para poder sacar mis dudas”, dijo Jorge.

on la intención de ser incluido –sin el objetivo de favorecerse por encima de sus compañeros–, Jorge expuso ante sus docentes tanto sus debilidades como sus necesidades, pero no logró sensibilizarlos, por lo que con el apoyo de su familia, psicóloga y neurólogo, recurrió a una estrategia para minimizar su barrera de aprendizaje: una maestra asistente.

Hace más de un año, justo cuando terminaron las primeras clases virtuales provocadas por el arribo de la pandemia a esta ciudad fronteriza, Cindy Valeria Saravia, de 23 años, concluyó sus estudios en la Licenciatura de Cirujano Dentista de la UACJ. Un semestre después, además de trabajar en una clínica, asiste dos veces por semana a Jorge, a quien le ayuda a comprender lo que la pantalla no le permite.

“Ha sido un poco difícil porque realmente yo no sé dar clases, no me especialicé para ser maestra, pero poco a poco y con mucha paciencia hemos ido aprendiendo juntos. La mayoría del tiempo lo que hacemos son las prácticas, nos ayudamos entre los dos y si no nos sale, pues lo volvemos a hacer. Es igual que como si estuviéramos en la escuela, pero está conmigo”, contó Cindy.

Una de las principales consecuencias de la pandemia sobre la vida escolar de Jorge fue la disminución de su capacidad para ser autosuficiente y es que, aunado al hecho de que la comunicación se aborda de forma distinta en un ambiente presencial y en uno virtual, sus docentes no le brindaron las metodologías pedagógicas necesarias para favorecer su inclusión.

En el primer semestre que se cursó por completo en línea –agosto-diciembre 2020–, Jorge no tardó en comprender que la educación virtual no es un modelo apto para sus necesidades: por su condición no logró adaptarse al formato de las clases a distancia, así que como una medida extraordinaria para evitar perjudicar sus evaluaciones y, sobre todo, su estado emocional, decidió solicitar una baja temporal y reincorporarse en el semestre de enero-junio del 2021.

“Por más que quise hacer entender a mis docentes sobre mi situación y mi condición de Asperger, no entendían, así que decidí no poner en riesgo mi salud mental y emocional, porque prefiero estar bien yo que seguir con la escuela, por eso decidí regresar a terapia y buscar una maestra de apoyo”, dijo Jorge, quien durante sus primeras clases virtuales cayó en estrés y frustración al no contar con apoyo dentro del aula.

Este semestre cuenta con el apoyo de Cindy, una joven que a través de Jorge ha experimentado las diversas dificultades que enfrentan los estudiantes por medio de las clases en línea: errores de la tecnología, prácticas dirigidas desde un video de YouTube sin la explicación del docente y ausencia de apoyo más allá de lo proyectado en las pantallas de computadoras, celulares y tablets.

“Él me tiene a mí y estamos batallando, qué será de los otros alumnos que no tienen a nadie o que no se pueden juntar con otros compañeros para hacer las prácticas”, dijo Cindy, quien conoció a Jorge fuera de la escuela y ha sido testigo de su dificultad para expresarse y sociabilizar, por lo que aceptó guiarlo durante este semestre.

La condición de Jorge no sólo lo afecta en el ámbito cognitivo y social, también le entorpece el desarrollo de sus destrezas motoras finas –capacidad de realizar movimientos musculares pequeños con sus manos–, por lo que se le dificulta llevar a cabo algunas prácticas escolares necesarias para la carrera en la que se especializa; sin embargo, ha sabido superar sus propios límites con la ayuda de Cindy y sus terapeutas.

Vocación y conocimiento

Para que un estudiante cumpla con un desempeño óptimo que le permita aprender lo que se enseña dentro del aula requiere de factores externos como la motivación e incluso un espacio con el ambiente adecuado de concentración, pero al estar en confinamiento y con una situación de estrés permanente inevitablemente se afectan los objetivos de aprendizaje, explicó la psicóloga y especialista en educación especial, Anabel Lechuga Sánchez.

“El aprendizaje es complejo y aún más en estas condiciones”, señaló la psicóloga, para quien ser docente implica no únicamente vocación, sino también conocimiento, por lo que al estar frente al aula de clases –sea de forma presencial o virtual– resulta relevante conocer las necesidades educativas de cada uno de los estudiantes para aplicar las metodologías pedagógicas que favorezcan su inclusión.

Durante la época de confinamiento, que inició a finales de marzo del 2020, la necesidad de apoyo psicológico se disparó porque con el trastrocamiento de las rutinas diarias y el estrés derivado de una preocupación social generalizada, los niveles de ansiedad de las personas aumentaron y con ello la demanda de atención a la salud mental, explicó Lechuga Sánchez.

“Siempre he tenido dificultades dentro de la escuela y cualquier ámbito social dado que padezco síndrome de Asperger, que es derivado del autismo, y también presento dificultad para la comunicación y no comprendo los mensajes no verbales, además de las connotaciones socialmente correctas”, dijo Jorge, quien de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud pertenece a una de cada 270 personas con TEA.

Jorge nació en El Paso, Texas, pero ha vivido la mayoría del tiempo en Ciudad Juárez donde realiza sus estudios de nivel superior y, a causa de las dificultades que ha tenido que enfrentar por los cambios impuestos en la educación debido a la pandemia provocada por el virus de Covid-19, espera que pronto las clases presenciales se reanuden para poder recuperar el aprendizaje que no trascendió más allá de las pantallas.

agomez@redaccion.diario.com.mx

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