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Juárez

Siempre al pie del cañon

Desde hace 16 años Efrén Matamoros está al frente de Protección Civil

Araly Castañón
El Diario de Juárez

domingo, 22 agosto 2021 | 11:12

Omar Morales / El Diario

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Ciudad Juárez.- Con 16 años en Protección Civil, el director de la dependencia, Efrén Matamoros Barraza, ha transitado por varias administraciones municipales con la única influencia de la entrega al trabajo.

“En Protección Civil no hay colores, aquí el trabajo no permite eso”, mencionó ‘el ingeniero’, como se le conoce, sentado en la oficina que ocupa en la Estación Central de Bomberos.

Matamoros estudió Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), se dedicó a su profesión por varios años en diferentes empresas, luego fundó una constructora pequeña, pero en el 2004 fue invitado a trabajar en la administración municipal por su colega y compañera de estudios, Rosario Díaz.

“Ella fue la que me invitó cuando a ella le dieron la Dirección General de Ecología y Protección Civil, a mí me encargó la Dirección de Protección Civil”, mencionó.

Cuando lo invitaron a trabajar en el Municipio pensó que iba a estar en el área de Obras Públicas, pero no fue así y debido a ello, fue a tomar un curso de capacitación de dos meses de Protección Civil a la Ciudad de México.

Dijo que después Díaz fue nombrada directora del Instituto Municipal de Investigación y Planeaciónm (IMIP), y él quedó como subdirector de la Dirección General.

Años más tarde separaron la dependencia, se creó la Dirección General de Protección Civil, y Matamoros se fue al área de Protección Civil como subdirector, hasta que en la administración actual, en el 2016 se le nombró director general de Protección Civil.

“La profesión de ingeniero civil es una profesión de mucha presión, por eso no se me hizo extraño el estar aquí, porque siempre va uno contra el tiempo para terminar las obras adecuadamente, hay tiempos que te fijan las rutas críticas que se ponen de todo esto, y a veces por muchos factores que intervienen en la construcción no se alcanzan a terminar a tiempo, es muy difícil”, mencionó.

Así como cada construcción tiene sus complejidades, en Protección Civil sucede lo mismo, todos los servicios y los riesgos son incomparables, en incendios, inundaciones o vientos.

“Todo se presenta de diferente manera, es un constante aprendizaje estar llevando a cabo esta tarea… es apasionante y desde luego aquí tampoco hay horario”, mencionó.

Además de su título como ingeniero civil, Matamoros cuenta con una maestría en Protección Civil y otra en Administración de la Construcción.

Nació en Parral, pero desde muy chico su familia se vino a vivir a Juárez y aquí estudió la primaria, secundaria y preparatoria, la universidad la cursó en la ciudad de Chihuahua, trabajó en diferentes urbes y después regresó a Juárez.

Tiene 71 años, una esposa y tres hijos varones, de 37, 32 y 26 años y una hija de 24, además de cuatro nietos.

Al ingeniero se le puede observar en todos los servicios importantes de Protección Civil sea la hora que sea, siempre contesta su teléfono celular y si no puede responder al momento, regresa la llamada.

“Realmente a mí me apasiona todo este trabajo, por eso hemos aguantado también; porque realmente sí es mucha responsabilidad, pero el hecho de que a uno le gusta lo que hace, que lo disfrute uno, y que no le niego, hay cansancio, por lo mismo que disfruta todo esto, se siente menos”, explicó.

Dispuesto siempre a conceder entrevistas y explicar cualquier acontecimiento o proceso de la dependencia, Matamoros se caracteriza por su tono de voz sereno y sonrisa espontánea.

Es un hombre delgado y de mediana estatura que el día del incendio de la maquiladora BRP, el 17 de julio pasado, anduvo corriendo en el lugar de los hechos y con la voz agitada contestaba el celular.

Primera ‘amarga’ experiencia

Relató que su primera experiencia en la dependencia fue amarga. Fue un incendio de unas tapias en el Centro, y murió un bombero.

Dijo que él llegó al siniestro a las 1:30 o 2:00 de la mañana y un bombero estaba en un segundo piso, junto con él estaba otro, que por la rapidez de ayudarle no traía equipo de respiración autónoma y tuvo que salir del lugar porque no podía respirar, justo en ese momento hubo una explosión, el elemento que se quedó cayó al primer piso entre las llamas y ya no lo pudieron rescatar.

“No tenían por qué haberse arriesgado así, eran sólo unas tapias”, comentó.

Luego de ese incidente se les hizo ver a los bomberos que son seres humanos, padres de familia, hijos y que no deben arriesgar su vida, a menos que esté en riesgo la de otra persona, explicó.

“La seguridad de ellos es primero y no tenemos por qué arriesgarnos si no hay situaciones nomás que materiales, se arriesga cuando está en peligro la vida de otra persona, pero cuando hay situaciones materiales no tienen por qué arriesgarse a perder la vida”, expuso.

Los peligros de la ciudad

Con sus años de experiencia, Matamoros afirmó que uno de los principales peligros de la ciudad es el transporte de materiales químicos por tren y tierra para surtir a las maquiladoras, pero afortunadamente, hasta la fecha se ha cumplido con los protocolos de seguridad para evitar accidentes.

Sin embargo, las lluvias son las que colapsan a Juárez, y la basura que hay en la ciudad complica la situación.

Afirmó que hay muchos ciudadanos que viven en arroyos secundarios, y al momento de las precipitaciones, el agua busca su cauce natural y se mete a las viviendas.

“No hemos aprendido a tirar la basura, seguimos tirándola en lotes baldíos, seguimos haciendo situaciones que cuando hay lluvias fuertes no debemos de sacar la basura y la sacamos para que el agua se la lleve, hay incluso gente que vacía el bote cuando va corriendo el agua, y hay situaciones de este tipo que no deberíamos de hacer como ciudadanos porque sí perjudicamos a otras personas”, aseguró.

Los servicios que más le han impactado son en los que se han registrado muertes, porque el trabajo principal de Protección Civil es precisamente evitar fallecimientos.

“Los daños materiales se recuperan, tarde que temprano se recuperan, pero las vidas que se van ya no se recuperan, entonces eso es lo que más se cuida”, agregó.

Recuerda que de todos los servicios a los que ha acudido, el que más le impresionó fue un incendio de una casa donde en el interior había tres menores. Cuando los bomberos llegaron el fuego había avanzado bastante y ya no se pudo hacer nada, afuera los elementos sólo escuchaban los gritos de los niños.

“Eso es algo que impacta a uno muy fuerte, porque ellos estaban incluso encerrados por fuera con candado, esas son situaciones que impactan muy fuertemente”, refirió.

Recuerda que después de esa experiencia cambió su forma de percibir las situaciones difíciles, para mantenerse con la cabeza fría.

“No le miento, me dieron ganas de llorar, lo que pasó fue que vomité. Desde luego lloré por la impotencia de oír todo aquello y de no poder hacer nada, y de que Bomberos me dijera, ya no podemos hacer nada ‘inge’, ya está consumado, esos son sus últimos gritos”, relató.

Explicó que ahora cuando enfrenta algo similar, es como ver un video, porque “para poder girar órdenes no puedo perder el control”.

La forma que tiene de relajarse y despejarse es llegar a su casa y platicar con su esposa, también escuchar música en su computadora.

“Yo le pedí a mi esposa que no habláramos del trabajo, y nunca hablamos del trabajo. Hablamos de la familia, de los hijos, de los trabajos que ellos tienen, cómo les va, les hacemos llamadas por teléfono”, mencionó.

Recordó que con las lluvias recientes tuvo que meterse en la camioneta de Protección Civil al arroyo que se genera en el viaducto Díaz Ordaz porque una familia ingresó en una camioneta y la corriente la arrastró, agregó que se introdujo para evitar que el torrente se llevara más vehículos.

“Como toda la gente, tengo miedo, claro que tengo miedo; a veces (el agua) casi arrastra la camioneta, pero hay que meterse”, mencionó el ingeniero Matamoros.

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