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Juárez

Se unen en oración en misa binacional

Rinden homenaje a los 557 migrantes que murieron en la frontera al intentar llegar a Estados Unidos durante el año fiscal 2021

Alejandra Gómez
El Diario de Juárez

domingo, 07 noviembre 2021 | 11:35

Omar Morales / El Diario

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Ciudad Juárez.- Con el avanzar de migrantes empuñando banderas de los distintos países de los que provienen y algunos símbolos de su peregrinación hacia Estados Unidos, como mochilas, sandalias y botellas con agua, comenzó ayer la Misa Binacional 2021 que busca mantener en la memoria a cada una de las personas en situación de movilidad que perdieron la vida en su camino.

Al pie del altar construido en El Punto, “Carlos” oró por todos aquellos migrantes que al igual que él se vieron obligados a abandonar su tierra natal y huir hacia la frontera norte de México con la esperanza de encontrar del otro lado un lugar para rehacer su vida, pero que lamentablemente murieron en el intento y se sumaron a las estadísticas de los migrantes que año con año fallecen.

“Carlos”, su esposa y sus cuatro hijos, salieron de Guerrero hace dos meses y realizaron una travesía de cinco días hasta Ciudad Juárez con el objetivo de cruzar a Estados Unidos, pero las políticas migratorias detuvieron su paso y los hicieron esperar aquí, al interior de la Casa del Migrante. “Sólo quiero darle una mejor vida a mi familia”, dijo “Carlos”.

La misa fue presidida por los obispos de Ciudad Juárez, Nuevo Casas Grandes, El Paso y Las Cruces, además de migrantes que actualmente se refugian en distintos albergues de esta ciudad y la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR), quienes en conjunto rindieron homenaje a los 557 migrantes que murieron en la frontera al intentar llegar a Estados Unidos durante el año fiscal 2021, de acuerdo con cifras de la Patrulla Fronteriza.

"Ustedes experimentan en su caminar desde sus lugares de origen violencia, amenazas, sufren de extorsión, sufren señalamientos, los criminalizan, la xenofobia y políticas injustas, arbitrarias, en contra de ustedes que no les facilitan la libertad de su caminar con todo el derecho que tienen de ir a un lugar más digno”, dijo José Guadalupe Torres Campos, obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez, a los migrantes presentes.

Además, en recuerdo a cada uno de los migrantes fallecidos, la BNHR instaló un altar de muertos con fotografías y símbolos del viaje hacia una vida mejor: zapatos y la tierra que en su camino pisan cada una de las personas que cada año abandonan sus hogares, además de las tradicionales flores de cempasúchil y cruces grabadas con los nombres de quienes salieron de su país y murieron en el camino.

Aunque los datos oficiales señalan el deceso de 557 migrantes, para Betty Camargo, activista de BNHR, la cifra no refleja a todos aquellos migrantes que desaparecieron en el camino y no lograron alcanzar la frontera entre México y Estados Unidos y, por lo tanto, la esperanza de encontrar una vida mejor a la que dejaron atrás, además se trata de un número que rompió el récord registrado en las últimas tres décadas. “Han sido miles de muertes en la frontera”, dijo Camargo.

“En lo que toca a la migración y el movimiento de los pueblos, seguimos encontrando una cantidad de obstáculos y retos en nuestros propios países. Indiferencia, apatía, xenofobia, racismo, violencia y explotación en muchas formas, políticas migratorias de exclusión, polarización política, irrespeto a la dignidad humana, el jugar con la vida de estas personas más vulnerables”, dijo el padre Javier Calvillo, al inicio de la misa celebrada en El Punto.

El evento arrancó con dos procesiones. En la primera, cada uno de los obispos bajó por el camino construido ante la Cruz del Migrante, en símbolo de que su compromiso con la población en movilidad continúa en pie; en la segunda, migrantes con cruces, la imagen de la Virgen de Guadalupe, banderas, una manta gigante con el anuncio de la 107 Jornada Mundial del Migrante y, finalmente, mochilas y sandalias caminaron hacia el altar en memoria de su propia historia.

Entre los migrantes que portaron banderas se encontró “Carlos”, quien se vio obligado a huir después de haber sido secuestrado y torturado en tres ocasiones por grupos delictivos de su comunidad al sur de México, y quien continúa en este municipio con la esperanza de que un día las políticas migratorias de Estados Unidos le permitan alcanzar su sueño de una vida mejor. 

(Alejandra Gómez / El Diario)

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