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Juárez

Michoacanos desplazados

Salvar sus vidas, es una prioridad

Toman la decisión de abandonar sus pertenencias antes que perder a sus hijos en manos de delincuentes

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez

miércoles, 22 marzo 2023 | 06:00

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | Hemos pensado en quedarnos aquí a trabajar porque no podemos regresar, tenemos miedo, revela una michoacana refugiada en la ciudad

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Ciudad Juárez.— Las amenazas por parte de grupos delictivos, de llevarse a los jóvenes y adolescentes a trabajar con ellos, es uno de los principales factores por lo que cientos de migrantes mexicanos han tenido que huir de Michoacán para buscar refugio en Ciudad Juárez, mientras lograr llegar a Estados Unidos. 

“A mis hijos los querían reclutar y dijeron que si no se iban con ellos nos iban a matar a todos. Uno de mis hijos dijo: mamá, yo no quiero que les hagan algo a ustedes, me entrego yo, me voy yo con ellos, pero una cosa sí te digo mamá, en cuanto yo tenga un arma en mis manos yo me voy a matar, me voy a matar porque yo no puedo hacerle daño a nadie”, recuerda María, que le dijo su hijo de 16 años de edad cuando supo que un grupo armado quería llevarlo a la fuerza para que trabajara con ellos. 

La decisión de la familia fue huir a Estados Unidos con el único objetivo de ponerse a salvo, y sin meditar a qué frontera, llegaron a Ciudad Juárez, en donde fueron acogidos en la Casa del Migrante. 

“Uno lo que quiere es ponerse a salvo, y poner a salvo a sus hijos y aquí estamos. Ha sido difícil dejarlo todo, las mascotas, la casa; los bienes materiales van y vienen, pero gracias a Dios estamos vivos y estamos juntos. Porque nos dijeron que nos iban a matar”, narró la madre de familia. 

Aunque los tres jóvenes son nacidos en Estados Unidos, todos crecieron en Michoacán, donde vivieron hasta que la delincuencia los hizo huir y dejar todas sus pertenencias. 

“En muchos casos, las familias mexicanas traen hijos estadounidenses de padres que solo estuvieron unos años allá trabajando, que tuvieron que regresar a México porque se les murió el papá, la mamá o algún familiar o que fueron deportados y los hijos  crecieron en México. Y ahora la violencia los ha hecho huir”, informó el sacerdote Francisco Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante, quien actualmente alberga a cerca de 200 connacionales que huyen de la violencia.

Explicó que cuando llegan menores estadounidenses al albergue católico, su personal se contacta con el Consulado General de Estados Unidos en Ciudad Juárez, el cual les ayuda “con las actas de nacimiento, con sus documentos, pero solo a los hijos, porque los padres mexicanos no tienen ninguna ventaja”. 

María viaja con su esposo, sus tres hijos jóvenes y un menor de siete años de edad, quien sí nació en México, por lo que han pensado en separarse y enviar sus tres hijos mayores a Estados Unidos para ponerlos a salvo. 

“Lo que necesitamos es que nos ayudara el gobierno de Estados Unidos para que nos diera asilo a las personas que venimos huyendo y que necesitamos apoyo, yo sé que somos bastantes, pero confiemos en Dios que sí pudiera haber una oportunidad para la mayoría de las familias que estamos en esta situación, que no podemos regresar a nuestro lugar de origen. Inclusive hemos pensado en quedarnos aquí a trabajar porque no podemos regresar, tenemos miedo”, comentó.

Otro michoacano albergado en la Casa del Migrante narró a El Diario a finales de año que tuvo que huir de Michoacán con su esposa y sus hijos de 18 y 11 años de edad luego de que un grupo armado ‘levantó’ a su hijo mayor, de 20 años, para obligarlo a trabajar con ellos. 

“En el pueblo quieren levantar a todos”, dijo el hombre quien decidió huir de su comunidad para poner a salvo a sus dos hijos menores. 

Según las estadísticas dadas a conocer por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), cinco de cada diez migrantes irregulares encontrados por los agentes de la Patrulla Fronteriza en el sector El Paso son de origen mexicano.

El último mes sumaron 15 mil 767 cruces de mexicanos registrados; sin embargo, 14 mil 331 culminaron en una expulsión bajo la orden de salud pública llamada Título 42.

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