Juárez

Retornada vive en angustia por separación de sus familiares

Al ser detenida por la Patrulla Fronteriza la separaron de tres sobrinos-nietos menores de edad

Hérika Martínez Prado
El Diario

miércoles, 24 abril 2019 | 06:00

“¿A dónde lleva a mis muchachitos?” recriminó Blanca Alicia a los agentes de la Patrulla Fronteriza que la separaron de sus tres sobrinos-nietos, a quienes ha cuidado desde hace 12 años, después de que cruzaron el río Bravo para ir a Estados Unidos en busca de su madre, recuerda todavía ansiosa de no saber dónde están.

La mujer de 64 años es una de los 720 centroamericanos que ha retornado Estados Unidos a Ciudad Juárez bajo el Protocolo de Protección a Migrantes, para que esperen aquí su proceso de asilo político.

De acuerdo con personal del Instituto Nacional de Migración (INAMI), desde el miércoles de la semana pasada suman 410 personas retornadas, luego de que las autoridades estadounidenses reactivaran el proceso tras interponer un recurso de amparo a la suspensión que logró un juez por unos días.

Los migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador han sido distribuidos por las autoridades, aproximadamente 200 a la Casa del Migrante y el resto a algunas iglesias de la red de apoyo a migrantes.

Un grupo de 34 migrantes fueron trasladados a la iglesia metodista El Buen Pastor, ubicada en la colonia Luis Echevarría, pero ya solamente permanecen 20, porque el resto decidió salir del albergue.

“No dicen, pero ellos toman su decisión, algunos intentarán volver a cruzar… sólo uno dijo que iba con un pariente aquí en la ciudad”, comentó el pastor Juan Fierro.

Blanca Alicia es una de los 20 migrantes retornados que permanecen albergados en El Buen Pastor, en espera de su cita ante la Corte de Estados Unidos, el 9 de mayo. Mientras tanto, vive en la incertidumbre de estar lejos de sus sobrinos, a quienes cuida desde que tenían cinco, cuatro y un año de edad, y quienes actualmente tienen 17, 16 y 13 años. 

Su mamá vive desde hace 12 años en Los Ángeles, pero a finales de marzo, cuando Blanca Alicia estaba trabajando limpiando una casa, un grupo de asaltantes ingresó a su vivienda y los drogó para poder robar.

“Le tuvimos que hablar a los bomberos, dijeron que les diéramos leche, que estaban intoxicados. Entraron a robar a la casa y me drogaron a mis muchachitos, llegué y estaban dormidos, y se llevaron todo lo de valor de la casa y los amenazaron”, aseguró la mujer quien se hizo cargo de ellos después de que fueron abandonados por su papá y su mamá se fuera a vivir a Estados Unidos.

Dijo que los tíos de los adolescentes le pagaron a un guía (pollero) para que los trajera desde el departamento de Villanueva, Guatemala, hasta Ciudad Juárez, a bordo de una camioneta, hasta dejarlos junto al río Bravo.

“Cruzamos por un charco, donde terminaban los barrotes del muro, se acababan de llevar a un grupo y llegamos nosotros y nos juntaron, era en la tarde. Nos agarraron y nos dijeron que ellos venían solos, no sé dónde los tienen, yo le preguntaba al soldado ‘¿A dónde lleva a mis muchachitos?’, pero él me decía que yo no tenía ningún parentesco con ellos, y yo le decía que soy su tía abuela, que los cuido desde hace 12 años, la verdad no sé dónde los tienen, pero no se los han entregado a su mamá”, dijo la mujer.

A los adolescentes, a quienes calificaron como menores no acompañados, los separaron y a ella la trasladaron a unas carpas, donde durmió una noche.

“En la madrugada nos llevaron a la cárcel, ahí estuvimos ocho días, nos revisaron la cabeza, el cuerpo, la ropa, nos dijeron que tiráramos todo a la basura, que no podíamos quedarnos sin nada… sin bañarnos, con la misma ropa. Fueron ocho noches, pero ahí no se podía ni dormir, nos dieron unos cobertores de aluminio”, dijo sobre las sábanas térmicas metálicas que les entregan a los migrantes para que se cubran del frío. 

Blanca Alicia dice que el trato que le dieron no fue bueno, pero lo único que quiere es reunirse con sus sobrinos, por lo que esperará a que le toque su turno de regresar a EU “a ver qué dice Dios”.  

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