Repatrian cuerpo de migrante mexicano

Ciudad Juárez.— Abordo de una carroza, el cuerpo del migrante mexicano Jesús Iván Sepúlveda Martínez, de 22 años, asesinado a fines de septiembre en el desierto de Sierra Blanca, Texas, regresó ayer a Durango. 

Jesús era originario de Ceballos, Durango, pero viajó hasta Ciudad Juárez con el objetivo de llegar a Estados Unidos y poder hacer una casa para su esposa y sus dos hijas; sin embargo, tras cruzar la frontera encontró la muerte, en lo que activistas estadounidenses denuncian como un crimen de odio. 

Con la foto de su hijo en las manos, ayer sus padres comenzaron la caravana hasta Durango desde la salida de Ciudad Juárez, con la exigencia de justicia. 

A través de la petición “Justicia para Jesús Sepúlveda y Brenda Casias”, que ha sido firmada por 101 mil 658 personas y que busca reunir 150 mil firmas en la plataforma https://www.change.org/, se pide justicia por su asesinato.

“El 27 de septiembre de 2022, un grupo de 14 migrantes que recientemente acababan de cruzar la frontera, pararon a descansar en un área rural cerca de Sierra Blanca, Texas. En ese momento, se encontraron con Mike y Mark Sheppard, hermanos gemelos que manejaban por el área. Después de encontrarse con los migrantes, Mike y Mark pararon el vehículo, se bajaron, empezaron a gritarles insultos raciales y empezaron a disparar hacia el grupo”, explica la petición. 

En el ataque, Jesús Iván Sepúlveda Martinez murió y Brenda Berenice Casias Carillo quedó herida. Jesús era de Ceballos, Durango, y tenía 22 años de edad; él migraba para darle a sus dos hijas, una niña de 3 años y otra de seis meses, una mejor vida. 

Brenda también es de México y fue hospitalizada en El Paso. Su familia no ha podido comunicarse con ella desde el día del incidente. 

“A la luz de estos hechos, creamos esta petición para exigir justicia para Jesús, Brenda y sus familias. A pesar de que Mike y Mark fueron procesados bajo homicidio involuntario, ya pagaron una fianza y ahora se encuentran nuevamente en las calles”, denuncia la petición de firmas. 

“El hecho de que estas personas puedan librarse de los cargos con una mano en la cintura es un insulto para las víctimas y sus familias. Es por eso que pedimos a las autoridades locales y estatales que acusen a Mike y Mark más severamente, y revoquen su fianza. También pedimos que el Gobierno federal presente cargos e investigue el crimen como un crimen de odio. Debe haber justicia”, señala.